viernes, 18 de junio de 2010

Capitulo 7

Nos separamos para terminar frente con frente. Su mirada irradiaba ternura y su cuerpo calor y seguridad, como tu casa cuando llegas de un viaje largo y agotador.
Lo bese fugazmente y deje que me rodeara con su brazo para seguir uno de los senderos hasta la salida, pero algo me detuvo. Un chico de cabellos claros, miraba el suelo mientras jugaba nerviosamente con su pie. Me separe de Peter y me acerque al chico con cautela, era imposible que fuera él.
-¿Ryan?- la voz me temblaba, al igual que mis piernas.
Cuando levantó la vista, lo primero que hice fue aguantar la respiración, luego me di cuenta de que no era él. Sus pómulos eran más marcados y sus ojos más hundidos. Su sonrisa era torcida y su nariz respingada.
No era Ryan.
-Perdona, me confundí de personas- me lamente mientras volvía con Peter.
-Hey, espera- tome la mano de Peter con fuerza, por si él pensaba que había querido ligar.
-¿Si?- me di media vuelta.
-¿Me podrías decir tu nombre?
-¿Por… por qué quieres saber mi nombre?- Peter se tensó a mi lado y se acercó más, como si quisiera mostrarle al chico “ella viene conmigo”
-Por favor.
-Stephenie- respondió Peter con voz ronca.
-¿Wolper?- preguntó con una sonrisa.
-¿Cómo sabes mi apellido?- estaba cada vez más nerviosa.
-Lo sabia- susurró ignorando mi pregunta.
Cabía la opción que él era un espía de Summer, pero recordé mi paranoia constante, necesitaba una terapia “antidepresivos-paranoicos”
-¿Qué sabias?- los celos, aunque no sabía porque, volvían a ahogar la mente de Peter.
-Me la describió exactamente como es- estaba hiperquinetico.
-¿Quién?- Peter avanzó un paso amenazante- ¿Y quien eres?
-Soy Percy Ulliel, amigo de Ryan Laurie.
Sentí que el piso desaparecía bajo mis pies ¿Había dicho Ryan Laurie? Mi estomago se removió inquieto pidiendo a gritos vaciarse.
-Escúchame- las palabras de Peter se oían distorsionadas- si es mentira ¿tienes idea del daño que le vas a hacer? Si es así, yo…
-Llévame con él- le interrumpí, necesitaba verlo.
Me sonrió y me arrastro por pasillos y más pasillos. Yo iba tomada de la mano de Peter mientras mi respiración se volvía agitada. Mientras más nos acercábamos, más me faltaba el aire…
Hasta que lo vi.
No lo habían podido salvar, estaba con Summer y su secta. Lo que más me sorprendió, fue que reía mientras gran parte de las chicas se tiraban encima de el como perros sobre carne, sinceramente me hirió el corazón.
-Vamos- le roge a Peter con las lagrimas amenazando con salir.
Me pareció que Ryan se fijaba en mí, pero debía estar alucinando. Parecía tan feliz con la reina de las perras. Suspire mientras me apoyaba en Peter, necesitaba alguna clase de consuelo.
-Todo está bien- fulmino a Percy con la mirada mientras nos deteníamos para que pudiera llorar en sus brazos- Todo está bien- repitió en un susurró.
No respondí, ¿para que? Me sentía extraña y nerviosa. Lo abrace con más fuerza, no se porque me dolía ver a Ryan así, pero me dolía y mucho. Definitivamente este no era mi reencuentro soñado.
Me apoye en su hombro y vi a Ryan a unos metros, y a Percy desaparecer. No se como, pero en unos segundos corría a sus brazos, como una desesperada. Por esos segundos, sentí que volvía a casa, que estaba con mis tíos en mi cama, en mi dormitorio buscando información sobre mis padres.
Ryan me rodeo con sus brazos con fuerza, debía sentir lo mismo.
-Ryan- dije entre sollozos- Ryan, no puedo creer que estés aquí.
-Ni yo- sonrío forzadamente- pero me alegro volver a verte- no se porque, pero estaba segura que estaba conteniendo el llanto.
-Yo también- reí de felicidad.
Sentí pasos acercándose. Me di vuelta y me acerque a Peter para tomarle la mano para arrastrarlo hasta Ryan.
-Tu debes ser Ryan- sonrío y extendió la mano- Soy Peter- Ryan apretó su mano con afecto.
Abrase el cuerpo de Peter, si abrazaba a Ryan no podría ver su rostro, algo que no podía parar de hacer. Amaba a Peter, pero los sentimientos hacia Ryan no habían desaparecido… del todo.
-Veo que no has perdido el tiempo- bromeo Ryan.
-No- río Peter y me beso la coronilla.
-Pero… a ti también te he visto bastante feliz- se me borro la sonrisa al instante.
-Oh- hizo una mueca- Me conoces Steph, era estar con ellos o vagar solitariamente por este loquero, sin ofender Peter.
-Opinión compartida.
-Pero… ¿Por qué no fuiste con Peter y los demás? Por lo que se llegaste antes que yo.
-Stephenie, la única razón por la que estas con nosotros y no con Summer es porque April había discutido con ella y, bueno, fue su “venganza”- fue como un golpe en el estomago ¿Qué ahí con él “te salvamos de Summer” que siempre me había imaginado?
-Guau, eso lo cambia todo Peter Egan- lo fulmine con la mirada- ahora me revelaste que te conozco y todo lo que a pasado fue por una vil venganza.
-Steph, yo…
-No necesito excusas- esbocé una sonrisa torcida.
-Por favor, no te molestes conmigo- suplico.
-Steph- intervino Ryan- deja tu personalidad irónica y arrogante, deja tu humor negro y tu orgullo de lado y escucha.
-¿Ahora ambos se unen contra mí?, ¿Qué quieres que escuche?
-Escucha la explicación de Peter, siempre te a gustado oír solo lo que te favorece y te apoya- me regaño con voz suave y calmada.
Me quede callada y asentí, simplemente me había dejado sin palabras. Me pareció que Peter reacciono mal al principio, pero después entendió que lo ayudaba… ¿Ayudaba?
-Está claro que tendremos que dejar está conversación para más tarde, nos vemos Stephenie- me dio un beso en los labios rápido y se fue para que pudiera hablar con Ryan a solas.
Me sonroje ¿Ryan había visto eso?
-¿Tus amigas no te estarán esperando?- pregunte resentida.
-Me apetece más estar con mi mejor amiga- me sonrío con tristeza.
-Déjame pensar.
-¿Pensar que?
-Sí yo también quiero estar contigo- reí cuando vi su rostro lleno de amargura.
-Jaja, que graciosa.
-Admítelo- me acerque y lo abrasé, lo necesitaba más que al aire.
-Como quieras, Steph- me beso la cabeza.
-Ahí tantas cosas que te quiero contar.
Nos sentamos apoyados contra la muralla. Desde el momento en que nos separamos esa fría tarde de invierno hasta el momento en que lo había visto rodeado por… omitiré la palabra. Le conté sobre Richard y sobre April. Sobre mi encuentro con Summer y algunas palabras de su AMS, pero suprimí “juguete sexual”, soy tímida aunque ni yo lo crea.
-¿Cómo fue?
-¿Cómo fue que?- sabía a que se refería, pero me daba vergüenza responderle.
-¿Cómo fue tu primer beso, Steph?- me empujó juguetón.
-Bueno, solo te voy a decir que fue en lecciones de guitarra- me ruborice.
-¿Lecciones de guitarra? No sabía que hubiera lecciones de guitarra en este lugar.
-Privadas.
-Oh, ya entendí- me sonrío mientras me apoyaba en su regazo para que me acariciara el pelo.
-Eres un poco lento- le pellizque las mejillas con fuerza mientras él me despeinaba.
-Siempre lo he sido.
Continuamos molestándonos y jugando hasta tarde, hasta me di cuenta de que tenía que ir a comer.
-Ryan, es hora de irnos- le sonreí dulcemente.
-Pues vamos, seguro que tú mascota te está esperando.
-Cállate- lo regañe mientras me levantaba- no digas estupideces.
Se podría decir que corrimos hacía el comedor para llegar a tiempo, necesitaba comer algo antes de volver a vomitar bilis. Ryan saludaba con la cabeza a personas que nunca había visto o que simplemente no había querido ver porque eran de la secta de Summer. A cada paso me ponía más ansiosa por probar algo de comida, como si derepente tuviera gula o algo así. Cuando por fin llegamos a la “barra de alimentos”, tuve ganas de gritar ¡Aleluya! Tomamos nuestras bandejas con nuestros respectivos alimentos para ir hasta la mesa donde Richard y April estaban sentados charlando alegremente, pero no estaba Peter por ningún lado.
Cuando por fin nos sentamos, nos saludamos e hicieron que presentara a Ryan. Luego comenzaron una larga charla sobre esto y aquello, pero no participe por el hecho de que April fuera mi amiga por una venganza, lo que me daba rabia y asco.
Desde que había llegado, solo había escuchado cosas como “La está usando” “Juguete sexual” “Se acerco a ti por una venganza” Estaba harta y molesta. Así que no hable, ni se dieron cuenta, estaban entretenidos hablando con Ryan y sacando chismes sobre Summer. Con está larga conversación descubrí el nombre de la AMS, era Alex, como el hermanito de Ryan. Su rostro se deprimió al recordar a Alex, solo yo supe que estaba recordando porque, bueno, soy su mejor amiga. La mayoría de sus recuerdos son míos también y yo no recuerdo una vida sin él, porque soy una amnésica.
-¿Alguien ha visto a Peter?- pregunte inquieta una vez que acabe la cena.
-No- dijo Richard pensativo- de echo, no lo e visto desde está mañana.
-Ok- me levante- nos vemos luego.
Me fui a mi habitación ¿A dónde más iría si no era ahí?
No me importo no bañarme ese día, lo haría en la mañana. Me lave los dientes lo mejor que pude y me puse una camisa de dormir, esa noche hacía calor y no estaba de humor para aguantarla con un pijama más abrigado. Talvez hubiera sido una mejor elección el pijama corto que tenía, pero no iba a admitir que había cometido otro error y a cambiarme otra vez. Arrastre mis pies por el cuarto hasta llegar a mi cama, para meterme a dormir hasta tarde. Iba a amar el fin de semana que me esperaba.
La pesadilla de las sombras se repitió, pero está vez la sentí más vivida.

Desperté a las 3 de la mañana, mi deseo de levantarme tarde no se iba a poder cumplir al parecer. La razón había sido un ruido en el pasillo, me obligue a pensar que era un chico colándose en los dormitorios, aunque el ruido no hubiese parecido muy “chico colándose”, ni siquiera parecía humano. Obligue a mis pies a caminar el corto tramo que me llevaba hasta la puerta, pero al abrir la puerta no vi a ningún chico… vi miles y miles de cuerpos despedazados y tirados por todo el lugar. El pasillo no era el de las chicas, parecía uno más “tecnológico”, con las típicas puertas que se abren con un censor.
Vi hacía atrás y me di cuenta de que esa no era mi habitación, ni siquiera era una habitación. Era algo parecido a una enfermería y yo no llevaba mi camisón, llevaba pantalones negros con una polera sin mangas blanca. Se notaba que era verano por eso y por el insoportable calor.
Volviendo a lo de la matanza, no me daba ganas de vomitar, era como si lo hubiera visto muchas veces, como si fuera lo más normal del mundo. Las personas eran adultos, no adolescentes enamorados.
Doble por un pasillo y continúe viendo cuerpos tirados en el suelo, podía jurar que algunos se movían, pero seguro era mi imaginación. Continúe así, hasta que lo vi. Era un hombre con variadas y profundas heridas, estaba parado mirando la pared. Su cuerpo se balanceaba como si no tuviera equilibrio o como si estuviera en shock. Como toda una tonta de películas, me acerque para ver que le sucedía, pero una parte de mi se preparo para atacar, sentí que sabía como quebrar un cuello, sentí que sabía que era eso cosa o hombre que estaba parado balanceándose como un demente, sentí que esto lo había vivido antes… o que lo iba a vivir pronto.
Me acerque más e hice notar mi presencia con un “Identifíquese”. Mi voz era ronca y fría, sin sentimiento alguno. Algo en mí me decía que no iba a contestar, que aquel hombre estaba muerto, pero eso era imposible ¿o no? Me acerque más hasta sentir el olor a putrefacción emanar de ese cuerpo. Se que piensan que es una estupidez, se que piensan que es estupido decir que sentí olor a putrefacción justo al estar cerca de él porque, claro está, estaba rodeada de cuerpos en descomposición, pero ese olor era singular, reconocible para mi sentido del olfato.
Sin previo aviso, pase a ser espectadora ¿Espectadora? Yo me movía hacía el hombre, hasta que este se giro y ataco. No se como lo había conseguido, pero tome un cuchillo y comencé a forcejear con el hombre. Fue una lucha larga e intensa, pero por fin logre enterrarlo y llegar a su cerebro por el orificio del ojo, bueno, donde había estado su ojo antes ¿Cómo había sabido como matarlo?, ¿Cómo mi yo de ahí abajo había sabido que ese era su punto? No lo sabía, pero si sabía que esto era un sueño, una pesadilla mejor dicho.Pero si sabía que esto podía llegar a ser más que un sueño, algo real.

Capitulo 6

-Esperó que sepas que te toca conmigo en las tareas- dijo orgulloso Peter.
-Aja- respondí sentándome al lado de Richard, mientras más lejos de Peter, más segura me sentiría y no balbucearía como la tonta en la que me estaba convirtiendo.
-No te veo animada hoy- sonrió Richard mientras me rodeaba los hombros con su brazo y veía que Peter se ponía bastante celoso.
-Tu no lo estarías si llegara un monstruo a tu cuarto protestando que no le dejaste dormir- refunfuñe y me acorde que Peter estaba ahí.
Este se limitó a reír y a guiñarme un ojo mientras me sonrojaba como un tomate.
-No entiendo, creo que me perdí de algo- dijo Richard.
-Si- afirmo Peter mientras tocaba mi pierna con su pie en señal de que no importaba, ¡a él no le importaba!
-¡Atención! Las tareas aparecerán en la pantalla, reúnanse con su compañero y diríjanse al lugar establecido- una voz chillona habló por un alto parlante ubicado en una de las esquinas del comedor.
-Iré a ver yo- dijo Ryan con tono de “los dejo solos”.
Se alejó algo apurado en dirección a una gran pantalla, una pantalla que no había visto antes.
-¿Y?- preguntó inquieto Peter mientras se sentaba a mi lado, tomando el lugar y la postura de Richard, es decir, rodeándome (mejor dicho aprisionándome) con su brazo.
-¿Qué?- pregunte nerviosa.
-¿No me vas a dar las gracias?- como en la noche anterior, se apoyo con su nariz en mi mejilla.
-Gracias por hacer que sienta vergüenza hacia mí.
-No es mi culpa- se enderezó- tu te quedaste dormida.
-Fue por tu culpa- me crucé de brazos, parecíamos dos novios discutiendo.
-¿Quieres que me disculpe?
-Peter Egan, ¿Siempre te tomas las bromas en serio?- pregunte con una sonrisa y le bese la mejilla ya que miraba hacia el frente con el ceño fruncido.
-A menudo- me sonrió y volvió a la misma postura de antes.
-¿Estas cómodo?- asintió haciéndome cosquillas.
-No me van a creer con quien me toco- Richard se sentó al otro lado de la mesa, me sonroje instantáneamente pero Peter se quedo con los ojos cerrados.
-¿Con quien?- dije tímidamente.
-Mientras ustedes, tórtolos, estaban aquí haciendo que clase de cochinadas que cruzaran por la pervertida mente de Peter- se tomó un respiro, si que hablaba rápido. Peter continúo mostrando desinterés hacia su amigo- descubrí que me toco con la perra de Summer- me reí con su comentario humorístico.
-A mi me toco con un depravado- Peter gruño ante mis palabras.
-Depravado es decir poco- bromeo Richard.
-No molestes Richard- murmuró Peter, quien continuaba sin moverse. Mi rostro se empezaba a quedar dormido mientras me seguía haciendo cosquillas con su respiración.
-Francamente no se como puede dormir en esa posición- le dije a Richard con una sonrisa.
-Es que Richard no me dejo dormir en toda la noche.
-Amigo, fuiste tú quien ronco toda la noche y llegó tarde.
-¿Duermen juntos?- pregunte asombrada.
-Somos casi dos veces más que las mujeres, así que compartimos habitación- me explico.
-Somos como cincuenta ¿Verdad?- esto se estaba volviendo en una conversación de a dos, ya que Peter estaba casi dormido, digo casi porque de repente me abrazó y se acomodo más en mí.
-Cincuenta y dos para ser exactos, tú no eres la única nueva.
<<.Ryan.>> pensé esperanzada.
-Hey Peter, ¿Por qué no dejas que Stephenie respire un poco?- lo pateo por debajo de la mesa.
-Mierda- se quejó mientras me soltaba para tomar su pierna- Me las vas a pagar.
-Veamos si me puedes atrapar.
-Soy más rápido que tu y…
-¿Se quieren calmar?- los interrumpí- Son peores que dos niños.
-Yo los he tenido que aguantar más tiempo que tú- dijo April apareciendo por entre la multitud. Sus ojos estaban remarcados por ojeras muy grandes e iba algo descuidada con su aspecto.
-¿Ya sabes quien te tocó?- pregunte mientras se sentaba al lado de Richard.
-Creo que con un chico llamado Tom, no lo se con exactitud.
-Tienes mejor suerte que dos de nosotros- dijo Richard.
-Adivino, te refieres a ti y a Stephenie- Peter la fulmino con la mirada.
-Exacto- asentí- por lo menos a ti te toco con un inglés.
-Y eso que no lo conoces en persona, te lo presentare luego- me guiñó un ojo.
-Stephenie- dijo Peter con el ceño fruncido mientras se levantaba- será mejor que vallamos a ver que nos toco- me ofreció su mano pero no la acepte, fingiendo que no lo había notado.
Caminamos sin mirar atrás, pero logre escuchar la voz de April y una carcajada de Richard. Peter me tomo de la mano y me ayudó a esquivar a muchos internos que caminaban sin mirar hacia delante, quizás pensando en lo afortunados o desgraciados que eran con su compañero.
-¿Cuándo comienzan las vacaciones de invierno?
-Verano, aquí es verano e inician en unas semanas- faltaban unos pasos para llegar- pero cuando llegan nuevos, se reordena todo. Por eso nos dan nuevas tareas y compañeros- me sonrió y nos detuvimos frente a una gigantesca pantalla.
Pude jurar que mi corazón se detenía. En la pantalla estaba escrito mi nombre junto al de Peter y… ¿Jardinería? Ahí esta la explicación del repentino paro de mi corazón, odiaba la jardinería. Mi tía siempre me decía que debía salir con ella a regar las plantas o a cortar los arbustos. Nunca lo hacía. Yo era, o mejor dicho, soy de esas que prefieren salir con sus amigos o leer un buen libro, por último prefiero estar frente a un computador horas antes que salir a regar una planta.
Suspire.
Debería hacer un esfuerzo si no quería parecer una completa estupida frente a Peter, o peor, darle una excusa más que señalada a Summer para burlarse de mi. Estar en este lugar era como estar en el infierno y el cielo, y nunca dejaría de pensar eso aunque lo repitiera cada dos horas en mi mente.
Me volví hacia Peter con una sonrisa que disimulaba muy bien el esfuerzo que había echo para hacerla, estaba deprimida y furiosa conmigo misma, demasiado como para dedicarle al ser que estaba a mi lado una real. Me di cuenta de que no había apartado casi ni un segundo su mirada de la pantalla, hice crujir mis dedos para llamar su atención.
-¿Ah?- estaba más que perdido, eso me irritó un poco.
-El señor “yo estoy muy ocupado mirando embobado la pantalla”, quiere hacerme el favor de enseñarle a la persona que esta a su lado donde demonios queda el jardín- me cruce de brazos y levante una ceja.
-Perdona, estaba distraído.
-Me di cuenta- me encogí de hombros- mejor voy a preguntarle a April.
Me entristecí al ver que no me seguí ni intentaba detenerme, se quedaba donde lo había dejado con la mirada perdida y los brazos a sus costados. Me estaba volviendo una egoísta y paranoica. Camine sin volver a mirar hacía atrás, sabía que si le dedicaba una sonrisa el no me la devolvería y eso haría que me pusiera a llorar humillada. No le iba a dar más tesoros a Summer ni a su AM.
Al llegar a la mesa, me senté al lado de Richard, no tenía la intención de que miraran mi expresión y me hicieran preguntas como: ¿Qué te pasa?, ¿Estas bien? Me las arregle para parecer normal atormentándome con la idea de ponerme a llorar delante de Richard.
-¿Dónde está el “jardín”?
-¿Jardín?- rió April.
-Ahí dos lugares que se pueden llamar “jardín”.
-¿Van a seguir burlándose o van a decirme donde tengo que ir?- fruncí el ceño, en este momento no estaba para bromas.
-¿Por qué no te lo dice tu príncipe?- se estaba pasando con sus bromas y me tuve que contener para no golpearlo en ese mismo momento.
Me levante de golpe y moví mis piernas con furia en dirección al lugar donde entregaban la comida, como si quisiera patear algo invisible. Al llegar intente calmar mi respiración, pero no pude evitar que una lagrima resbalara por mi mejilla. Era el único lugar que estaba completamente vació, sin perezosos que estuvieran detenidos conversando para no trabajar o curiosos que estuvieran del lado de Summer. Me limpie la lágrima e intente reordenar mis pensamientos.
-¿Estas bien?- era una voz masculina que nunca había escuchado antes.
A mi derecha (poco importa) se encontraba un chico un poco más alto que yo, pero no más alto que Peter, que me observaba con preocupación. Sus ojos no tenían un color fuera de lo normal, aunque eran lindos. Eran almendra y había un brillo juguetón en ellos. Su cabello era castaño como muchos en ese lugar y su sonrisa… no sabría describirla. Me dio un pañuelo que utilice para secar mis ojos, se lo ofrecí de vuelta pero negó diciendo que parecía que yo lo necesitaría más que el.
-Supongo que no- dije haciendo un gesto para restarle importancia- pero eso no parece importar a los que llamo amigos y…- iba a nombrar a Peter como algo más que un amigo, pero no me pareció correcto.
¿Cómo me había llamado la AMS? A si, su “juguete sexual”. Aun que odiara la palabra, no paraba de rondar por mi cabeza, era como un mosquito molesto que no puedes matarlo por más que lo intentas.
-¿Te importa si te acompaño?
-Tom ¿cierto?- dije al darme cuenta de su marcado acento.
Negó con la cabeza.
-Soy Dan Boyle, de Londres- me sonrío- pero conozco a Tom.
-El mundo es muy pequeño- me burle de la típica frase- Es la pareja de una amiga en los trabajos.
-¿Y tú pareja?- esa pregunta fue como un golpe en el estomago.
¿Y mi pareja? De seguro estaba por ahí hablando con alguna chica para utilizarla después que a mi me rompiera el corazón. <<.Stephenie, estas paranoica- me repetía una y otra vez- ni siquiera sabes porque estas enojada con él.>> Esa parte de mi mente tenía razón.
-Por ahí, supongo. Le pregunte adonde teníamos que ir pero ni me escucho.
-Yo puedo mostrarte donde, pero primeros vamos a ver donde te toca.
Yo ya sabía donde, pero recordé como se habían reído de mi April y Richard. Me mordí la lengua.
-Stephenie- dije sin pensar.
-¿Qué dijiste?
-No me he presentado. Soy Stephenie Wolper- le sonreí lo más natural que pude.
-Bonito nombre- me devolvió la sonrisa.
Buscó mi nombre y vio quien era mi pareja, hizo una mueca pero continuó leyendo hasta que llegó a mi tarea.
-“Jardinería”- leyó con interés- es fácil llegar, solo debes elegir donde.
-¿Cómo donde?
-¿Invernadero o patio principal?
Opte por el patio principal, no quería ir al invernadero. La razón estaba más que clara, aun que fuéramos compañeros, no quería ver a Peter donde nos habíamos besado ni mucho menos verlo. Entonces me di cuenta de que no estaba donde lo había dejado.
Me tomo de la mano, lo que me sorprendió, y me guió por un laberinto de pasillos hasta llegar a mi destino. Era algo muy parecido a una cúpula partida a la mitad, solo que por arriba. Estaba llena de senderos de graba bordeados de árboles y flores, no me explicaba como estaba todo eso ahí. Cada cierta cantidad de metros habían zonas circulares con banquitos y un basurero, era el lugar perfecto para charlar y relajarse. Un grupo de internos ya trabajaba en lo de plantar, regar y cortar. Me sentí incomoda y me solté de la mano de Dan.
Peter no estaba, perfecto.
-¿Quieres que trabajemos juntos? No veo a Alex por ninguna parte y también me tocó jardinería- a este chico le encantaba sonreírme, como si con eso me fuera a arreglar el día.
-Si, ¿Por qué no?
Caminamos por los senderos hasta llegar a un lugar repleto de herramientas de trabajo. Dan escogió un rastrillo y una podadora. Me entregó el rastrillo y caminamos hasta un lugar sin trabajadores.
-Será un día largo- suspire.

Cuando terminamos, me dolían los brazos y desde el cuello hasta la cadera. Mi garganta exigía agua urgentemente y parecía como si Dan estuviera acostumbrado.
Después de un rato, apareció una chica menudita con un carro con agua y sándwiches, me percate que no había visto a ningún adulto en los 2 o tres días que llevaba aquí.
Mientras almorzábamos, Dan me habló un poco más sobre las reglas y las personas que estaban en el lugar. Era cómodo y relajante hablar con alguien sobre eso sin que se te tirara encima o te seducirá para que lo besaras. Me dio asco un poco pensar en eso así que quite a Peter de mi mente tan rápido como había llegado.
Intente disfrutar el momento, pero el método que había utilizado antes estaba funcionando sin que yo quisiera. Intente prometerme nunca más utilizarlo, ni con Peter ni con nadie. Había evolucionado, los pensamientos tortuosos se habían multiplicado con el pasar de los días haciéndolos insoportables y dañinos.
-Si te conociera, diría que eres algo depresiva.
-Exacto- suspire- si me conocieras.
-Yo sí- contestó una voz familiar y vi a Peter aparecer de la nada- Pensé que eras MI compañera.
-Lo soy, pero no te encontraba y me ignorabas- lo fulmine con la mirada- Dan me mostró donde tenía que ir y me ayudó.
Peter se acercó decidido y me levantó de un tirón para tomarme por la cintura y acercarme a su cuerpo posesivamente.
-Un gusto conocerte, Stephenie- sonrió Dan- nos vemos luego.
-Espera- hizo un gesto con la mano en forma de despedida, y se fue por donde habíamos llegado.
Me sentí tan avergonzada e irritada. Me quite a Peter de encima y me coloque frente a él, echaba chispas por los ojos y el solo me miraba sin expresión alguna, lo que me irritaba más.
-¿Me quieres decir que te pasa?, ¿Eres bipolar o que?- miró hacia otro lado avergonzado- Primero eres muy cariñoso y después me evitas para luego hacer esto, ni se que nombre darle- me masaje la frente con el pulgar y el índice.
-Stephenie… lo siento- inspiró profundamente- Pensé que éramos felices, pero me entró la duda que nuestra relación te hacía daño. Lo medite y me di cuenta de que lo más seguro era que me equivocaba, por lo que te busque por todas partes hasta que te encontré con Boyle- se acercó- debo admitir que tenía celos.
Sin dudarlo, me acerque y lo abrasé hundiendo mi rostro en su pecho.
-No tienes porque estar celoso.
Me beso la cabeza y sentí que me abrazaba con más fuerza. La levanté para mirarlo directamente a los ojos ¿Debería besarlo? Talvez eso arruinaría una relación duradera, bueno, probablemente duradera. Me estire hasta que solo la punta de mis pies tocaba el suelo, para apoyarme en su hombro con mis brazos rodeándole el cuello. Me sentía segura y cómoda, pero algo me inquietaba y hacía que tuviera ganas de saltar y correr gritando por todas partes.
Me e di cuenta de que el si me quería besar cuando me aparto, algo me decía que… talvez… porque… Aggg. Estaba confundida y mis pensamientos desaparecían por su culpa. Acercó su rostro al mío, pero sentía que alguien me miraba, me vigilaba. La voz que siempre me hablaba y que llamaba instinto, me decía que era Ryan, pero solo era una esperanza.
Cerré los ojos y me concentre en vivir el momento, en gozar el presente, en disfrutar sus labios acariciando los míos con dulzura. Sus manos reposaban en mi cintura, no se atrevían a moverse y yo no me atrevía a ir más allá. Estaba segura que Peter pensaba que yo era como un venado, si iba muy rápido me asustaría y saldría corriendo, en parte si. Nuestro beso no paso más allá del contacto entre labios. Aún sentía que me miraban, pero no le di importancia. Para mi esto era como cuando alimentas a un cachorrito. Si lo sobre alimentas acabara muriendo, si le das poco morirá de hambre, pero si le das lo que necesita, vivirá feliz.
Nuestro beso se volvió más intenso, pero seguíamos solo utilizando los labios. Parecía como si necesitáramos uno del otro, pero ambos sabíamos que era como el fuego, al principio es divertido jugar con el y cada vez más aumenta lo peligroso, pero te terminas quemando, por lo que “manteníamos distancia”. Yo deseaba a Peter, pero no de la manera que muchos piensan. Era una necesidad “espiritual”, necesitaba su voz, su presencia, su mirada <<.Me estoy volviendo cursi.>> pensé. Era increíble pensar que habían pasado apenas 3 días, pero así había sido. Mi vida en general era rápida, pero lo de Peer había sido demasiado. Me hubiera encantado que fuera como en los libros, donde la protagonista conoce de apoco al chico “ideal”. Sufre, ama, la traicionan y termina besando a su chico en un momento mágico y perfecto. Tonterías, eso nunca pasa en la vida real.
También podría hablar de los triángulos amorosos, sinceramente son fantasías de la autora escritos en una hoja, pero las disfraza de “ideas para hacer el libro más interesante”. Pero ahí que admitir, a quien no le gustaría que dos chicos guapos estuvieran enamorados de ti y se pelearan por ti, especialmente si son vampiros, hombres lobo, ángeles o simplemente humanos perseguidos por millones de chicas. Un sueño echo realidad, para la mayoría inalcanzable.
Pero solo eso… un sueño.

Capitulo 5

El almuerzo fue normal, con la excepción de que no vi a Peter. No tome el té y pensé que la comida no seria el mejor momento del día, estaba nerviosa.
Entre arrastrando los pies, como no lo había visto pensé que quizás no quisiera verme, que se había arrepentido por la invitación de la noche anterior.
-¿Stephenie?- me preguntó una voz a mis espaldas.
Me di media vuelta y me encontré con los ojos de Peter.
-Al fin apareces.
-No me perdería lo de hoy por nada.
-Pero… ¿Por qué no viniste antes?
-Perdería un tiempo valioso explicándote- me sonroje- preferiría ver esto.
-No te burles- lo fulmine con la mirada.
Rió y paso su brazo con mis hombros, sentí mi estomago llenarse de aleteos. Caminamos hacia, otra vez, una mesa vacía. Repetimos nuestros puestos, quedando frente a frente con nuestros ojos “unidos”.
-Quiero saber más sobre ti.
-Y yo sobre ti- le sonreí.
-Por donde empezar… ¿De donde vienes?
-Canadá, un lindo sitio para morirse de frió en invierno.
-Me encantaría ir allá algún día, claro que necesitare un guía.
-Te gustara saber que estoy disponible, pero no soy barata.
-¿A no?- rió fuertemente.
-No, cobro desde el alojamiento hasta el tiempo que me tome llevarte por todo el lugar- sonreí.
No sabia porque pero me emocionaba hablar de mi supuesto país natal. Le conté todo lo que sabía y describí los lugares más hermosos y mágicos como las cataratas del Niágara. Su rostro se iluminaba, reía y sonreía mucho cuando describía las sensaciones al estar en un lugar como ese.
Después de un rato comimos algo y me describió lo que recordaba de Chile, 8 años no te alcanzaba ni para recorrer el sur de este país y que se te quedara en la memoria.
-Me debo ir.
-¿A dónde?- me siguió el juego.
-A dormir, estoy muy cansada- me miró confundido, como si lo hubiera olvidado- Esta bien, tengo una cita con alguien muy molesto, no lo quiero hacer esperar- le bese la mejilla y, al acercarme, vi dentro de su camisa una cicatriz en su clavícula derecha.
Me fui caminando a mi habitación con la duda pateando mi cabeza ¿Cómo demonios se la había echo? Seguro que me lo diría en un rato, si es que no se lo olvidaba. Por lo menos tendría la esperanza de que así fuera, y de que me digiera lo que sentía por mí. Esperanzas entupidas que aumentaban mis nervios, pues claro, yo era estupida. Pensaba que tendría posibilidades con un chico tres años mayor que yo, que podría salir de aquí. Empecé a correr porque las lágrimas comenzaron a resbalar por mis mejillas. Estaba torturándome, pero haciendo que viera la realidad. Una vez adentro, llore amargamente. Me continúe torturando hasta que me dije que era suficiente y me arregle para no parecer una depresiva, aunque lo fuera, delante de Peter. Cuando estuve lista, no dude en ir lo más rápido que mis piernas me permitían avanzar, pero algo me detuvo. Oí las voces de Summer y alguien más en uno de los pasillos. No me hubiera importado, pero escuche que hablaban de mí.
-…cree que él esta con ella porque le gusta, pobre ingenua- rió Summer.
-De seguro la utilizara, la tendrá por unos días como un juguete sexual y luego la votara- se burlo AMS (la Amiga Malvada de Summer)
Sentí como si me hubieran golpeado en el rostro y luego me hubieran echado un balde de agua fría en la cabeza. ¿En que estaba pensando? Sus palabras me habían arrancado de un cuento de hadas a una cruel realidad, debía ser solo eso. Pero algo me decía que podía ser que fuera como esas películas donde la malvada dice esas cosas y la protagonista le cree como la tonta e ingenua que es, yo era estupida pero ni tonta ni ingenua. Continúe sin prestarle más atención, camino a MI cita con Peter.
-Si, pobre ingenua y afortunada chica- reconoció Summer cuando me alejaba.
Asíque la reina de las putas me tenía celos…

-Pensé que nunca llegarías- sonrío Peter cuando me vio acercarme al banquito de madera, estaba con una guitarra en las manos.
-Tuve un percance- recordé a Summer y a AMS- ¿Y eso?
-¿Nunca has visto una? Son hermosas- eso si era cursi- hace uno o dos años un interno me enseño a tocar.
-¿Cómo la conseguiste?- habían tantas cosas que eran totalmente desconocidas para mi, pero no me extrañaba. Me debía bastar con que era nueva y un chico guapo ya me había invitado a salir, valla que rápido.
-Se nota que no sabes que para tu cumpleaños te dan un regalo- me senté a su lado.
-No se nada.
-Entonces te enseñare algo- tomo la guitarra y la coloco con cuidado en mi regazo a la vez que se sentaba detrás de mí y ponía un brazo a cada lado mío.
Me sentí nerviosa ante al contacto de su estomago con mi espalda y sus piernas alrededor de mi cadera, esto no parecía ser real, una película quizás.
Me sonroje con su calido aliento en mi oreja, lo peor era que susurraba. No podía ser más mágico este momento.
-Quiero que rasguees la guitarra.
Hice lo que me pido con dedos topes y temblorosos.
-Ahora pon tu dedo aquí- tomo mi mano y me señalo donde- y aquí.
Suspiró y me estremecí.
-¿Tienes frío?- me abrazó.
-N…no- tuve que torturarme una vez más pensando en lo que la AMS había dicho.
Se apoyó en mi hombro y su mejilla toco la mía. Sus dedos acariciaban mi mano mientras me enseñaba a tocar la guitarra. Su nariz me hacia cosquillas cuando giraba un poco la cabeza para mirarme, esto era como estar en el paraíso y en el averno a la vez.
-Aprendes rápido- me volvió a susurrar.
-Tengo un gran maestro, solo que no deja de ponerme nerviosa… creo que lo hace a propósito- esta vez fui yo la que gire la cara, quedando nariz con nariz.
-El maestro se disculpa, pero es la culpa de su alumna.
-Claro- puse los ojos en blanco.
-Esta bien, dame la guitarra- se la di sin dudar y, sin cambiar su posición, la dejo con cuidado en el suelo- ahora, la guitarra esta a salvo.
-¿Piensas que la puedo romper?
-No, pero yo si- me sonrío.
-No entiendo el chiste- mentí volviéndome a sonrojar y dándome la vuelta para quedar frente a el.
Me pareció que se desilusiono con el cambio, porque hizo una mueca y se acerco con cautela.
-No importa- me acaricio la mejilla.
¡Peter me iba a matar! Me ponía nerviosa y hacia que esos insectos se hicieran con las suyas en mi estomago. Tome su mano y la aparte de mi rostro para entrelazar ambas.
-Te vez hermosa con la luz de la luna- murmuró.
Cada vez se ponía más cursi, pero más romántico.
-Eso es de una película- su pulgar dibujaba círculos en mi mano.
-Puede ser, puede que no… pero quiero que recuerdes que a los ocho años uno no ve ese tipo de películas.
-Tienes razón, esta vez me ganaste- se acercó más, quedando a escasos centímetros.
-Te juro que si te acercas un centímetro más, me vas a matar Peter.
-No queremos que eso pase ¿Verdad, Steph?- se acercó.
Todo mi mundo se fue en sus ojos, mis pensamientos se fueron por el drenaje y mi cuerpo comenzó a temblar, estaba segura que Peter estaba por besarme… mi primer beso. Cerré los ojos y me obligue a pensar en cosas como lo del pasillo, “pobre ingenua”. Se acerco más, pero, cuando estaba a un par de centímetros, aparte la cabeza.
-Perdona pero yo…
Tomo mi rostro entre sus manos y me beso. Sus labios eran calidos y su forma de besar era suave y dulce, como siempre lo había soñado, pero no podía, no debía. Me aparte lentamente, con los recuerdos tortuosos amenazándome con romper mi cabeza y alejarme de Peter. Si es que en realidad el sentía algo por mi, debía ser paciente y dulce. Se que piensan que soy exigente, pero quería estar segura que lo que había dicho AMS era mentira, que lo que sentía Peter iba más allá de un sentimiento pasajero.
-Lo siento, pero no puedo.
-¿Es que tienes a alguien más?
-No. Escuche cosas, sobre ti... sobre mi- tenía que ser sincera- Esa es la verdadera razón por la que me retrase- unas horas en este lugar y ya hablaban de mí.
-Stephenie ¿Que escuchaste?- preguntó preocupado.
-Cosas- mire hacia otro lado nerviosa, no me parecía inteligente repetir las palabras de Summer y su amiga malvada.
-No tienes porque escuchar lo que digan, son celosos- me obligo a mirarlo y me sonrió.
-Es fácil decirlo pero no hacerlo, te hacen dudar- me beso la frente y luego me abrazó.
Entonces me puse a pensar en algo que muchas y talvez muchos se cuestionan ¿Que se hace luego de besar a alguien? Siempre pensé que me pondría nerviosa y hablaría como una idiota matando las pasiones al chico que me acompañara, pero estaba aprendiendo que solo con ser yo misma las cosas iban bien. Estaba abrazada a Peter, revelando mis preocupaciones y miedos, hablándole de lo que sentía.
Continuamos en silencio escuchando los sonidos del desierto, escuchando sus latidos acelerados y su respiración profunda y acompasada.
Una parte de mi me decía que todo había pasado muy rápido. Todo había partido en mi casa, con una rutina malévola y unos tíos controladores y excesivamente preocupados, y ahora me encontraba en los brazos de un chico muy guapo, a quien había besado y solo nos conocíamos como mínimo hace veinte tantas horas (ayer y hoy) Todo esto era muy prematuro. Me abrase con más fuerza a su cuerpo pensando que esto debía ser un sueño, que pronto despertaría y correría al parque para ver a Ryan. Ryan... como lo extrañaba y deseaba que estuviera en este maldito lugar conmigo, consolándome, dándome consejos, diciéndome que todo pasaría y que pronto volveríamos a la monotonía. Pero no quería irme, no quería separarme de Peter. Era la base de mi estructura llamada cordura, lo necesitaba para mantenerme en pie, no quería perderlo.
Sus labios besaron mi cabeza y sus manos acariciaron mi espalda mientras pronunciaba mi nombre como un reproche cariñoso, como si me cantara una canción de cuna.
-¿Que?- pregunte adormilada.
-Realmente no quiero cargarte hasta tu habitación- bostecé.
-Como odio...- mis ojos se cerraron y no recuerdo nada más, solo que alguien maldecía y me tomaban en unos calidos y fuertes brazos.
Esa noche soñé con Peter.
Estábamos en un tipo de día de campo. Nos habíamos recostado en el pasto y Peter me repartía besos por mi rostro mientras me “acariciaba” mi rostro con su nariz. Continúo con esto hasta que llego a mis labios, fundiéndonos en un beso apasionado que duro un largo tiempo, hasta que se separo para levantarse e irse con una gran sonrisa. Vi como se detenía a unos 10 metros y se encontraba con Summer. Ella se reía de mí y luego se besaban. Mi corazón se partía en mil pedazos mientras decía el nombre de Peter en susurros para luego gritarlo entre sollozos. Finalmente todo desapareció para quedarme sola en una infinita oscuridad.
Desperté con los golpes furiosos de April. Al abrirle me fije en sus ojeras y su ceño fruncido.
-¿Si?
-Mira bella durmiente, por tu culpa no pude dormir.
-¿A que te refieres?- la deje pasar y April entró corriendo para tirarse en mi cama.
-A que llegaste a no se que hora cargada en los brazos de tu novio a despertarme.
-P-Pero...
-Peter me pidió que te pusiera pijama mientras repetías su nombre en sueños- protestó molesta- Ahora, ¿Me quieres decir que soñaste?
-No lo recuerdo- mentí, no quería darle otra razón para molestarme.
-¿Y como fue que te termino cargando hasta aquí?
-Me quede dormida- admití avergonzada- pero fue su culpa.
-Otro día me cuentas la historia, ahora debes prepararte porque los trabajos van a empezar- bostezó- Ya te perdiste el desayuno dormilona ¿Puedo dormir aquí mientras te cambias?
-Claro, ¿Pero por qué no dormiste luego de que te despertara?
-No pude quedarme dormida de nuevo- reconoció volviendo a bostezar- si no te importa…- se cubrió con mis sabanas y mi cubre cama.
Me vestí lo más rápido que pude. Al salir, April estaba profundamente dormida por lo que intente no hacer ruido y salí de la habitación. Corrí y corrí hasta llegar al comedor, suponiendo que ahí nos asignarían las tareas, según lo que decía el “manual”. Al llegar, el lugar estaba lleno, aun que solo fueran unos 50, supuse que esa era la cantidad de “internos” que estaban en este lugar.
-Stephenie- me gritó Richard desde una mesa vacía, si no lo contamos ni a el ni a Peter.
Suspire y avancé desanimada, sabia que el momento de enfrentarme a Peter llegaría tarde o temprano, pero esperaba que fuera tarde.

Capitulo 4

Camino a mi habitación me encontré con la líder de las "pretenciosas", como las llamaba April
-Tú debes ser la nueva- alzó la mano en mi dirección- soy Summer Ashton- la cogí amablemente intentando no tocarla mucho tiempo. Llevaba las uñas a la francesa. Sus ojos zafiro tenían un brillo maligno y sus rulos dorados caían juguetones por su rostro de muñeca de porcelana ¿Quién no le tendría celos a una chica tan guapa como ella? Por lo menos yo si le tenía, aunque Peter me prefiriera a mí. Sentí el deseo de sacar la lengua como una niña de 4 años.
-Mucho gusto, soy Stephenie Wolper- sonreí en su dirección cordialmente.
-Te vi con Peter hace un rato- bien, llevo menos de un día y ya, quizás, me gane el odio de la líder de las "populares"- Te mira de una forma... diferente a los demás.
-Mira, soy nueva. Si me quieres explicar las reglas solo hazlo- respire profundamente y sentí el aroma de un perfume de claveles, mi flor favorita- Yo no quiero nada con Peter y seguramente tampoco soy su tipo.
-No le ha contado a nadie su historia, solo a ti- parecía como si fuera a explotar en cualquier minuto ¡¿Es mi culpa?!- solo no te metas con él y estaremos en paz- valla bruja. Antes de seguir su camino se acerco a mi oído- es mío.
-¿Cómo diablos sabes eso?- se rió.
Me quede sin habla ni movimiento mientras ella continuaba por el pasillo sin salida. Seguí hasta mi habitación y entre lentamente, aún no me fiaba de este lugar llamado "mío". Me arrastré hasta mi cama y me deje caer en ella. Al rato sentí un ruido fuerte proveniente del baño. Pero está vez me sentí con todo el derecho a preguntar quién demonios estaba ahí. Me acerque y está vez tuve mis razones para pensar que, solo tal vez, se escondiera un asesino psicópata en "mi" baño. Tome el pomo de la puerta con mis sudorosos dedos y la abrí de par en par. Lo que estaba ahí no era un asesino ni muchos menos, era April que estaba sentada al borde de la bañera con los brazos y las piernas cruzadas.
-Te estaba esperando como hace unos 20 minutos jovencita, ¿dónde demonios estabas?- esto no era bueno para mí, todo lo que me ocurría en este lugar o las cosas que me decían las personas de este lugar me recordaban a mis amigos y familiares.
-Estaba dando un paseo, conociendo el lugar- eso era cierto y lo único que le iba a decir, no pretendía contarle sobre el pequeño e incomodo encuentro que tuve con Peter.
-Como digas... pero algo tramas porque Summer tenía una cara de pocos amigos hace un rato, cuando salí a tomar aire me la encontré refunfuñando y casi corriendo en dirección a su cuarto- enarco una ceja- ¿No abras echo enojar a doña "soy muy popular", o si?- tenía que ser sincera con April si quería ganarme su confianza.
-Fui al invernadero y al rato apareció Peter y... pues, solo hablamos.
-¿¡Solo eso!?- sonrío pícaramente en mi dirección mientras tomaba asiento en mi cama- bien echo, si le quieres gustar solo habla con él y nada más.
-¡No me gusta!
-Como digas- April tenía malas intenciones y era mi deber descubrirlas.
-Pero si cambias de opinión, estaré en mi habitación- me guiño un ojo y camino hasta la puerta, al tomar el pomo de la puerta se giro hacia mí- Ah, se me olvidaba- se acerco con paso ligero- Te dejaron un paquete en tu escritorio.
-Bien, luego lo veré.
-Nos vemos.
- Nos vemos- repetí sin ánimos.
Mire "mi" escritorio y me di cuenta de que allí se encontraba un pequeño bulto envuelto en un pañuelo ¿Esto es a lo que se refería April con paquete? Me acerque decidida a ver que demonios era este paquete. Al tomarlo, me di cuenta de que no era pesado pero si duro. En su interior contenía una pequeña cajita y, en esta, un teléfono celular. Marque el número de mis tíos y espere al tono de marcado. Nada. Solo oí interferencia y como si alguien colgara. Lo deje en el escritorio y abrí el armario en busca de mi pijama. Luego me acurruque entre mis almohadas y concilie el sueño.

Desperté hambrienta y la cabeza me dolía. Corrí al baño y termine vomitando bilis, no había comido nada en uno o dos días. Tome una ducha corta y me vestí con la ropa que utilizaría hasta salir de aquí o hasta morir. Me cepille el pelo y volví a pasar por la puerta transparente para llegar a la de metal. Al llegar Peter me esperaba cerca de una fila para tomar una bandeja para escoger el desayuno para por fin comer algo para poder vomitar algo que tuviera forma.
-Buenos días- me sonrió.
-Buenos días.
-Te ves cansada- me gusto lo que vi, su rostro preocupado solo por mí.
-Si te refieres a las ojeras y a mi cara de culo, no he comido en uno o dos días- intente esbozar una sonrisa natural, pero salio un tanto forzada.
-¿Quieres ir a sentarte y yo te llevo el desayuno?- reí- ¿Qué es tan gracioso?
-¿Quién me iba a decir que nos daban un mayordomo personal al llegar aquí?
-Se llama caballerosidad- tomo mi bandeja y me apartó con suavidad para tomar mi lugar, sentí un escalofrió cuando me toco- Ahora ve a sentarte con April, no quiero que te desmayes- me sonroje, pero el estaba distraído y no se dio cuenta- no me gustaría cargar tu peso hasta la enfermería- guau, eso era lo más mata pasiones que había oído jamás.
-Pues, comparando pesos yo peso como una pluma en tu comparación- dije irritada.
-¿Me estas diciendo que te molesto mi broma?
-Llámame sensible.
-Oh vamos Steph.
-Stephenie para los que me encuentran pasada de peso- la palabra gorda no me alegraría el día.
-¡Era solo una broma!
-No escucho una disculpa.
-Deja que tenga las manos desocupadas.
-La boca no utiliza las manos para moverse- le dijo algo a un chico que estaba a su lado y se acerco- ¿Qué… que haces?
-Lo siento mucho Stephenie, no me fue mi intensión dañar tu autoestima- susurró cerca de mi oído provocándome cosquillas y mariposas en mi estomago- ¿Me perdonas?
-S…si- balbucee.
-Gracia- se dio media vuelta casi rozando sus labios con los míos lo que me hizo sonrojar mucho.
Me guió entre las mesas y personas con mi bandeja en sus manos hasta llegar a una donde no había nadie. Me sentí incomoda y nerviosa, como quien va a dar una prueba o examen. Me hizo sentarme y luego se sentó frente a mí, observando con sus ojos verdes como comía con interés.
-¿Sabes?- dije dejando el pan que estaba comiendo en el plato- incomoda mucho cuando te miran comer con esos ojos.
-¿Qué ojos?- se enderezó y se cruzo de brazos sobre la mesa.
-Tus ojos.
-¿Qué tiene mis ojos?
-Me pones nerviosa cuando me miras comer- mi estomago rugió exigiéndome más, solo había mordido una vez el pan.
Rió con energía.
-Perdona, creí que te gustaba ser el centro de atención- puse los ojos como platos.
-Primero es al contrario y segundo, tus comentarios son cada vez más irritantes- solté con frialdad y le di un trago a mi jugo de naranja.
Se quedo callado mientras se sonrojaba, pero se lo había merecido por brusco y prejuicioso.
-Yo no quería sonar así, solo quería animarte, pero me pase de la raya.
-No importa- termine mi desayuno y me levante.
-Stephenie espera- tomo mi muñeca impidiendo que avanzara- ¿Me creerías si te digiera que no lo hice con esa intención, que me arrepiento?- se me fue el alma a los pies cuando vi esos ojos de cachorro mirándome. Le sonreí y le bese la mejilla.
-Nos vemos luego- me zafe de sus dedos y salí de ese lugar tan ruidoso.
Cuando salí mi rostro se volvió completamente rojo.
-¿Stephenie?- abrí los ojos y me encontré con la cara de April a unos centímetros mirándome con diversión.
-¿Qué?
-Le gustas a Peter- estaba segura que había oído bien, me sentía extasiada y las mariposas ya no estaban solo en mi estomago.
-Es una broma.
-No- negó con la cabeza- nunca lo había visto comportándose de ese modo, además, se lo dijo a Richard.
-¿Qu… que le dijo?
-Bueno, que le atraías… pero vas por el camino.
-¿Ahora eres mi cupido? Tengo un cupido y un mayordomo.
-¿Mayordomo?
-Chiste interno. Dime que más dijo.
-Así que te interesa- rió- ¿A ti también “te atrae”?- marco las comillas con los dedos como si estuviera diciendo una mentira.
Me quede en silencio, pero fue como si digiera que si. Sonrió como los payasos que me daban miedo cuando era pequeña (13) y me dijo una y otra vez lo sabia.
-Solo dime que mas dijo- le exigí.
-Que nunca había conocido a alguien como tú, que le habías interesado desde el primer momento… cursilerías- para mi no eran cursilerías, mas bien palabras románticas.
-Claro… mira, quiero ir a mi habitación a descansar un rato.
-Está bien- dijo con un puchero.
Me fui con paso apurado, como si mis pensamientos se fueran tras mis pies. No quería pensar en Peter por ahora.

Capitulo 3

Camino al ayuntamiento, me concentre en los peatones que cruzaban despreocupados las calles sin saber lo que ocurría en las mentes de sus compañeros de acera.
Mis tíos habían viajado a la casa de mi abuela para que, desde allí, se fueran a Brasil. ¡Un mes y medio de "la casa es mía y solo mía"! Suspire cuando pude ver la entrada al ayuntamiento. Marque decidida el número de la señora de anteayer y espere al tono de la marcación.
-¿Llegaste?- se notaba algo fastidiada.
-Si
-Espérame.
De repente vi a alguien entra a un callejón oscuro. Esto me huele muy mal. Camine con cuidado y me introduje en el callejón sin poder predecir de que se trataba todo esto. Me acerque a una silueta oculta entre las sombras, pero a los cinco pasos descubrí que era un basurero algo golpeado. Entonces sentí pasos a mis espaldas ¿Nunca has sentido que alguien te vigila y es cuando se te congela la sangre de la nuca? Al girarme no vi nada, pero al volverme hacia atrás sentí algo frío que me tocaba la nuca con mucha fuerza y caí al suelo y lentamente fui perdiendo la conciencia...

Debí estar varias horas así, porque al despertar la sangre de mi cabeza se había secado y me encontraba en un lugar oscuro y frío. Me levante del piso como pude y espere a que mis ojos se acostumbraran a la penumbra. Al observarla con más detenimiento pude ver una cama, un armario, un escritorio y dos puertas a cada lado, si nos quisiéramos orientar se podría decir que una al este y otra al oeste o una a la derecha y otra a la izquierda de el escritorio. Aún así era muy blanca par mi gusto y la cama estaba echa de metal, como el escritorio. Me acerque al armario y, al abrirlo, toda la ropa era de mi talla, pero blanca. Si ahora no estuviera en un lugar tan tétrico apartada de mis seres queridos, me habría echado a reír a carcajadas. <<.Bien, a la izquierda.>> La abrí lentamente, esperando a que un loco psicópata saltara a enterrarme un cuchillo una y otra vez en mi pecho, pero lo único que encontré fue un baño, bastante espacioso, lleno de cosas de aseo personal. El lavamanos era de metal y la ducha de vidrio, no pude descubrir de qué material era el inodoro, supongo que de plástico. Encendí la luz y, cuando me vi al espejo, estaba vestida con un pantalón y una polera de manga cota. No estaba tan desastrosa como me lo imaginaba. Apague la luz y me gire para dirigirme hasta la puerta contraria. <<.Derecha.>> Camine lentamente respirando entrecortadamente sabiendo que tras esa puerta me enfrentaría a todo un mundo peligroso y desconocido. Se me formo un nudo en la garganta al recordar que, al estar aquí atrapada, quizás no volvería a ver a Ryan. Seguí caminando sin detenerme hasta tocar el pomo de la puerta, como es de suponer, era de metal, un metal tan frío como la habitación en sí. Abrí con cuidado y descubrí un pasillo bastante largo el cual, quien sabe, a donde me dirigiría. <<¿Derecha o izquierda?>> Tome el camino hacia la derecha, ya que antes había tomado el de la izquierda. Nada, solo más puertas y un callejón sin salida. Suspire y tome el camino de la izquierda. Este camino me llevaba a una gran puerta doble y transparente. Respire hondo y gire la manilla. Al otro lado se oían más voces, al agudizar el oído descubrí que eran de hombres y mujeres hablando alegremente. Respire varias veces hondo antes de dar lo primeros pasos hacia la multitud. <<.Excelente, para llegar debo abrir una gran y ruidosa puerta de metal.>> Empuje despacio de la puerta y entre... no era nada que yo hubiera pensado ¿Ni psicópatas, ni asesinos, ni doctores locos...? Uno que otro se dio vuelta en mi dirección, mujeres en su mayoría, lo que me hizo sentirme algo incomoda. Una chica de cabellos rubios y rizados se acerco con una sonrisa, sentí nostalgia al recordar a mi tía Susan.
-La nueva ¿no?- pregunto con alegría.
Asentí como puede y puede ver que un chico bastante guapo se acercaba a un paso bastante acelerado. Tenía el pelo muy oscuro, casi negro, con rulos. Sus cejas se iniciaban a juntar sobre su nariz, tenía facciones rudas y una espalda ancha. La chica debió darse cuenta que lo miraba porque se acerco.
-El es Peter Egan- susurro en mi oído- no lo persigas como las demás superficiales o nunca se fijara en ti- se alejo al tiempo que me guiñaba uno de sus ojos celestes.
-April, porque no dejas de acostar a los nuevos- río entre dientes.
-O vamos Peter- lo empujo cariñosamente- es para hacerla sentir cómoda y bienvenida.
-¿Cuál es tu nombre?- la pregunta de Peter me tomo desprevenida por lo que balbucee un poco antes de responder.
-Stephenie, Stephenie Wolper- intente sonreí para que no se dieran cuenta de mi descuido pero eso me hizo ver aún mas tonta.
¡Excelente! Bastante mal para una primera impresión. Baje la mirada en señal de vergüenza, Peter me sonrío me poco su mano en mi hombro intentando darme ánimos a lo que le sonreí en señal de gracias, además de darme cuenta de que sus ojos eran verdes. April me condujo a una mesa donde estaba sentado un chico de cabello muy corto y castaño. Se levanto para saludarnos y me di cuenta de que era un poco más alto que yo, y por lo tanto que April, y casi una cabeza más bajo que Peter.
-¿Qué traen con ustedes?- pregunto entre risas. Su voz era ronca y me recordaba a un perro ladrando, contuve la risa ante ese pensamiento.
-Una nueva- respondió Peter como si yo fuera un objeto visto muchas veces, esa actitud me disgusto mucho- su nombre es Stephenie.
-Stephenie... me parece que he escuchado de ti antes- me miro pensativo. Eso me hizo tener la esperanza de que alguien conocido estuviera aquí, quizás... deseche ese pensamiento enseguida sabiendo que si no era cierto me dolería mucho y no lo podría soportar.
-No fastidies Richard- April lo fulmino con la mirada- estoy segura de que Stephenie debe estar agotada ¿Verdad?- todos se giraron hacia mi. <<.Perfecto, más incomodidad.>>
-Algo- le sonreí a April, sabía que ella intentaba sacarme de aquí lo más rápido posible, aunque hubiera estado desmayada mucho tiempo.
Salimos del, al parecer, comedor y nos dirigimos a los dormitorio de las chicas (April me contó que la detestable habitación donde desperté era mi detestable habitación)
-¿Te gusta Peter?- al llegar a mi habitación se sentó en mi cama a hacerme preguntas.
-No.
-Si te gusta te ayudare- me sonrío- eres la primera nueva que me agrada o que no se va con las pretenciosas- dijo pretenciosas con un tono de desagrado- ¡todas ellas están detrás de Peter!
-No me lo imagino- dije con sarcasmo.
-Aún no me has dicho tu edad- se recostó para mirarme fijo. Pip, pip, pip detector de incomodidad.
-17 ¿y ustedes?- no es que me interesara, pero lo hice para mantener tema.
-Yo 19, Richard 22 y Peter 20- con las edades recordé a Ryan.
-Me imagino que debo ser la menor de aquí...
-Aciertas.
-¿No a entrado otro nuevo últimamente?
-Si.... un chico, pero no recuerdo su nombre y no lo he vuelto a ver desde que llego, ¿por?
-Nada- eso no había sonado muy convincente, necesitaba practicar las mentiras.
-Como digas...
-¿Y ese libro?- señale el único objeto de mi escritorio.
-Pensé que a está altura ya lo hubieras leído- se levanto y comenzó a hojearlo- es el manual de este lugar- me lo tiro y, por poco, alcance a atraparlo en el aire- léelo, ahí aparecerá todo: los horarios, las actividades, etc- y se fue sin decir más.
Fue cuando por fin me quede en silencio y sola después del chasquido de la puerta al cerrarse. Tenía tantas cosas en mente que creí que explotaría. Tome el manual y, como April, lo abrí para mirar su contenido. Horarios, actividades, compañeros de "trabajo"... todo lo que me había dicho estaba aquí. Resulto que mi compañero de trabajo era Peter, valla suerte. Últimamente parecía que el mundo estaba contra mí. Hojee las últimas paginas y descubrí un mapa del lugar, aunque aún no supiera que era en realidad. Observe que una de las habitaciones no llevaba ni nombre ni número, solo una escritura que me revelo que ese lugar era prohibido. Pensé en preguntarle a alguno de mis nuevos "amigos". Y por último preguntaría si me podían cambiar de pareja, ya era suficiente humillación por un día, y quizás por una semana.
Salí con precaución, no tenía ganas de volver a encontrarme con April. Camine hacía la puerta de la derecha sabiendo que era mi única salida del ala de las chicas disponible en este momento. Inhale el aire fresco de la tarde y me dirigí al lado contrario, hacia donde no hubiera gente comiendo y prestando atención a la chica nueva. Seguí el mapa al pie de la letra y me encontré frente a las puertas de un invernadero, por lo menos este era mi próximo lugar de trabajo y no quería ser la tonta que se perdía el segundo día de su estadía. Empuje la puerta pero me golpee en plena cara, la maldita puerta estaba cerrada. Mire a mí alrededor para ver si alguien había visto mi inútil intento de entrar, pero estaba completamente sola. Suspire y busque posibles rutas de entrada mientras me sobaba el rostro. Camine alrededor sintiendo el frío calándome los huesos, pero cuando estaba por rendirme vi que alguien había entrado por otra parte, una parte escondida entre algunas plantas exteriores al invernadero. Entre arrastrándome y observe las exóticas plantas de ese lugar. Al lado contrario de la entrada, pude ver otra puerta más pequeña. Me dirigí hacia ella intentando no manchar más mis pantalones, ¿quién nos daría ropa blanca sabiendo que era fácil de manchar? Abrí la puerta y me encontré con un balcón decorado romanamente. El único mueble a la vista era un banquito de madera, como el de las plazas en general. Me senté y vi en que lugar me hallaba: era un desierto con escasa vegetación, hacia frío y no se veía ningún ser vivo. Me quede observando el paisaje pensativa, me gustaría que Ryan estuviera aquí conmigo, su sueño siempre había sido visitar el desierto.
¿Nunca te as puesto a pensar que pasaría si perdieras a un ser querido? ¿Que pasaría si fuera tu hermano, primo, tío, padres, amigos, novios, etc.? Pues yo nunca me puse a pensar en eso, pero mírenme ahora... tengo una mierda de vida.
Me estaba por parar cuando sentí unas plantas moviéndose a mis espaldas. Mi primera reacción hubiera sido preguntar y gritar a los cuatro vientos quien estaba ahí, pero, luego de pensarlo dos veces, no era una buena idea ya que yo era la intrusa en ese lugar. Me levante silenciosamente y me escondí tras la puerta al balcón. Rayos, nunca pensé que en mi primer día de estadía en este lugar me descubrirían en un lugar prohibido a las tantas de la noche. Respire hondo y asome mi cabeza por el borde de la puerta. Aguante la respiración y agudice mi oído. No escuche nada hasta que sentí una respiración en mi nuca.
-Yo... yo solo estaba...- bien, era buena para balbucear como una idiota.
-¿Que haces aquí Steph?- me preguntó una voz masculina. Era raro, solo Ryan me decía Steph... Me di vuelta lentamente y me encontré con la cara curiosa de Peter.
-Peter... me asustaste- era lo único que decía como una persona normal y no como una idiota delante de él.
-Vengo aquí a pensar a menudo- me sonrió con una dulzura encantadora. Note mi rostro más calido y tuve que cambiar de tema al darme cuenta de que estaba sonrojándome.
-¿Dónde demonios estamos?- mire hacia el horizonte y me concentre en dejar de pensar en su rostro y su sonrisa.
-Es difícil de creer... pero estamos en el desierto de Atacama, Chile.
-¿Chile?- en esa pregunta hice un gran error, lo mire a los ojos y sentí una creciente necesidad de besarlo. Fue cuando me di cuenta de esto: primero, estaba enamorada de Ryan en todo sentido, segundo, estaba enamorada, hasta ahora, de la manera "atracción física" de Peter.
-Stephenie- acerco su rostro al mío- ¿Quién eres, cuál es tu historia?- ahora estábamos devuelta en banquito.
-Yo... no lo sé- eso era cierto- perdí la memoria a los 13 y mis padres murieron en un accidente cuando tenía 12, casi 13- respire hondo- mi mejor amigo, Ryan, desapareció un día antes de que me trajeran aquí y yo... y yo lo extraño- lagrimas salían de mis ojos y me puse a pensar porque demonios le contaba mi historia a un completo extraño para mí, se lo decía como si lo conociera de toda la vida.
-La mía es muy distinta, o eso creo- sonrió seductoramente en mi dirección como si quisiera probar si era de esas, y con esas me refiero a una puta, a alguien quien se lanza en dirección a los hombres.
-Mira- tenía que dejarle en claro que yo no tenía intenciones en ser como "esas"- no intentes ponerme a prueba, porque no estoy de humor. No soy de esas y tampoco lo quiero ser, ¿por qué no simplemente me dejas en paz y te vas a ligar a una de las del grupo de las perras?- si, lo dije y si, fui algo hostil.
-Lo siento- paso su mano por su nuca- creo que, de alguna manera, me interesa que no seas como ellas- levante la mirada en su dirección incrédula, ¿desde cuándo le intereso al chico más guapo de un lugar (sea un colegio o un internado donde se llevan personas contra su voluntad)?
Luego de 5 minutos me atreví a hablar, no debía dejar las cosas así y este silencio me estaba pesando más de lo normal, me sentía... incomoda.
-¿Cuál es tu historia?- al terminar mi frase, me miro fijo y enarco una ceja.
-¿Quieres oírla?
-¿Por qué no? No creo que sea tan aburrida- ambos reímos a carcajadas por un par de minutos- Además, es eso o volver a lo que April llama mi habitación.
-No recuerdo cuando me trajeron, fue hace muchos años- respiró profundamente y prosiguió con su narración sin prestarle mucha atención a mi último comentario- vivía en Santiago, al sur de este desierto, como al centro de este país- sonrió tímidamente y se pudo a observar sus zapatillas- vivía con mi padre ya que mi madre murió de cáncer cuando tenía solo 6 años- eso me recordó al pobre Alex, e cual debía estar destrozado por la desaparición de su hermano, en cambio, mis tíos no sabían nada- Tiempo después, unos hombres lo llamaron diciendo que yo podía actuar en un comercial, pero, como no necesitábamos dinero ya que mi padre era medico, él la rechazo con toda naturalidad- me di cuenta de la manera deprimente con la que nombraba a su padre y el "era medico"
-¿Qué le paso a tu padre?
-A los 3 días aparecieron 2 hombres muy extraños en la puerta de mi casa diciendo que no se irían si mi padre no me entregaba- cerro los puños con fuerza y continuo con rabia- mi padre se volvió a negar y entonces ellos le dispararon y me llevaron con ellos... luego de eso solo recuerdo haber despertado con frío en una habitación algo exageradamente blanca- soltó una risita como si le divirtiera la idea.
-Si, algo MUY exagerada... ¿A que edad te trajeron aquí?
-A los 8... pero tu tienes la suerte de que April te allá acogido tan bien, yo estaba solo.
-Lo siento mucho.
-No es tu culpa- me sonrió.
Mire mi reloj y me di cuenta de que se me había pasado el tiempo, literalmente, volando. Esto te pasa por quedarte hablando con un chico tan guapo como Peter.
-Yo... me debo ir- me levante y comencé a dirigirme hacia mi "pequeña entrada secreta"
-¿Nos volveremos a ver?- Espera... haber si entendí ¿El chico más guapo del mundo me estaba preguntando si nos podíamos volver a ver?
-Mmm... ¿Te parece mañana aquí mismo a la misma hora?
-Es una cita- Camino dos pasos y se puso a mi altura.
-Como digas- suspire y entre por el agujero.

Capitulo 2


Por fin pude acurrucarme entre mis mantas. Bostece y me puse a pensar en mi logro de este día: por fin comí algo y por fin no revise la página de Google en busca de referencias acerca del accidente de mis padres hace aproximadamente 4 años atrás.
Bostecé una vez más y caí en un sueño profundo, por primera vez no a la 1 de la madrugada.
Esa noche soñé lo mismo del día anterior.
Me senté a los pies de un árbol y comencé a pensar en que las nubes ya no se burlaban de mí con sus formas, al contrario, ya no había más nubes por lo que me apene un poco. Las sombras de los árboles ya no bailaban al son de la música, y las sombras de las piedras ya no se interesaban por las mariposas.
Por lo menos mis manos seguían siendo más pequeñas de lo normal. Me pare en mis pequeños pies y pude ver a los dos extraños de la noche anterior. Esta vez sus ojos amarillos y sonrisas maléficas no producían nada en mí.
Al cabo de unos minutos una de ellas se arrodillaba a mis pies y extendió, otra vez, sus manos en mi dirección, pero la otra no se reía a sus espaldas está vez, ni siquiera se movía. No sonreí, pero si extendí mis manos a su encuentro, pero a la vez que lo hacía, desaparecieron y me quede sola, ni un sonido, ni una brisa, lo que me dejaba en un ambiente inhóspito y muerto.
Desperté entre un remolino de mantas y el sol en mi cara, maldije por no haber cerrado la ventana el día anterior. Cerré la cortina y ordene mi cama para dormir un poco más, o pensar en mi sueño y lo del día anterior. Me recosté y me puse a pensar en si realmente estaba tan sola o solo era una ilusión de mi mente. Tal vez solo fuera un pensamiento depresivo que tiene la gente con depresión, como yo. Ryan está conmigo tanto como mis tíos y mis amigas del colegio, al cual ya no iba después de que comenzaran las vacaciones de invierno, no estaba sola, ¡al contrario!
"Amar y ser amado", ellos me amaban de cierta forma y yo les debía eso. Mi sueño no debía significar gran cosa, no por ahora.

Al rato ya estaba levantada y lista para comenzar un nuevo día, un día que vería nacer a la nueva yo.
Camine hasta la cocina y pude ver a James sentado charlando enérgicamente con Susan. Me gusto ver que la chispa de preocupación se había largado de sus ojos grises. Su larga cabellera rubia estaba tomada en una cola, no suelta y despeinada como la llevaba durante la semana. Eric era el que ahora llevaba su pelo castaño desparramado en su cabeza y sus ojos avellana miraban detenidamente el diario.
-¿Vacaciones?- pregunté apoyándome contra el marco de la puerta.
-Pues... me las merecía- dijo nervioso.
-Que les valla bien en Brasil- sonreí pícaramente.
A lo que en verdad se refería era a que se iban a ir él y Susan de vacaciones a Brasil.
Era fácil saber lo que se tramaban ya que eran pésimos mentirosos. Lo descubrí en mi cumpleaños número 14 cuando me dijeron que no me iban a regalar una bicicleta. Gran mentira. Sus planes era regalarme una televisión para mi pieza. Como dije, malos mentirosos. También, una forma de saber si mentían, era revisando los papeles y el correo sobre la mesa de la cocina. Tan predecibles como siempre.
Tome desayuno rápidamente y pase todo el día en el computador hablando con Ryan y algunas amigas. Ryan tuvo un extraño interés en hablar conmigo porque, apenas me conecte, comenzó una conversación y no dejo de meter temas ¡Si hasta me hablo de su perro! Aunque esto me hiciera reír, me parecía un poco extraño. Pero fue cuando descubrí que algo iba muy mal.
Lo siento mucho Stephenie- pareció dudar un poco antes de continuar con la siguiente línea- pero no podré ir con tigo al ayuntamiento.
¿Por qué?- debía de haber una explicación ante este cambio de parecer.
Nada personal, es solo que...- no continué leyendo porque el sonido de mi celular me desconcentro.
-¿Aló?
-¿Stepnhenie?- era la mamá de Ryan.
-¿Que sucede?- algo debía ir mal para que me llamara con ese tono de preocupación y...¿Cómo rayos tenia mi teléfono?
-No encuentro a Ryan por ninguna parte, pensé que estaba contigo...- no conseguí escuchar más palabras, ¡pero si acababa de hablar con él por la computadora! Algo muy extraño ocurría.
-En la casa de algún amigo, ¿Quizás?
-No no esta en ninguna parte, me preocupa.
Le prometí llamarla si conseguía hablar con él o si conocía algo relacionado con su paradero, pero, cuando volví a nuestra conversación, ya estaba desconectado. ¡¿Qué demonios pasaba en este pacifico vecindario?!

Baje las escaleras en busca de un tentempié de media noche, no es que fuera glotona ni una amante de la comida, es que estaba acostumbrando mi estomago a comer algo mas ya que había terminado con mi rutina.
El día no había sido muy largo, pero tampoco muy corto. Me lo había pasado buscando a mi desaparecido Ryan, esto era muy extraño. Pero, aunque el no estuviera, tendría que ir al ayuntamiento. No crean que me lo tomaba muy bien, es que no soy una chica de muchas palabras, y menos de demostrar mis sentimientos ni de admitiros. Me sentía culpable por algo que no había echo y me sentía deprimida por su desaparición. Con el me sentía de una manera inexplicable, casi se podía llamar amor... ¿Acabo de decir amor? ¡Si, eso era lo que sentía por el! Por primera vez en mi vida me di cuenta de que era lo que realmente sentía, o bueno, desde que tengo memoria. Ryan me había mostrado el lado de bueno de la vida, el lado amigable. Por lo que me propongo buscarlo, me propongo buscar a mi mejor amigo.
-Rayos- susurre al darme cuenta de que había derramado la leche.
Subí lentamente las escaleras intentando que no crujieran. Me metí en mi cama y me puse a contar ovejas, pero los recuerdos de Ryan asaltaban mi cabeza con frecuencia. Fue con uno de ellos que conseguí conciliar el sueño.
Ryan corría alegremente por la pradera mientras yo cargaba la pesada cesta que llevábamos para compartir un picnic, no solo era que estuviéramos solos en casi la mitad de la nada, era que este lugar fuera "prohibido". Ambos nos relajamos tirados de espalda en el suelo a mirar hacia el cielo, ese día no había presencia de nubes. Entonces sentí sus ojos clavados en mi por lo que debí sonrojarme porque sentí su risa, por lo que, creo, me sonroje aún más.
Tantos recuerdos que podría haber compartido con Ryan antes de que desapareciera pero... ya era muy tarde. Entonces, mi alma comenzó a llorar. "No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes" ese era el mejor dicho que se apegaba a lo que me sucedía en ese momento.

jueves, 17 de junio de 2010

Capitulo 1



Mientras caminaba por la vereda, casi completamente congelada, importantes preguntas circulaban en mi mente.
Baje la mirada a mis botas embarradas y mi abrigo violeta cubierto por una fina capa de nieve mientras pensaba que importancia y profundidad pueden llegar a tener las palabras "¿Quien eres?, ¿Quien está ahí?". Siempre respondemos con nuestros nombres pero ¿realmente sabemos quienes somos? Yo no. No sabía quien era, no desde que perdí la memoria al cumplir mis trece.
Mire hacia arriba y sentí los copos de nieve cayendo en mi nariz y mis mejillas. Estábamos a mediados de invierno. Los árboles, las casas y las aceras estaban completamente cubiertos de nieve. Era un día muy deprimente para los amantes del sol, por lo que se iban de vacaciones al sur, pero ese no era mi caso.
Autos pasaban con sus ruedas cubiertas por cadenas y sus conductores iban desesperados por llegar sanos y salvos a la seguridad de su hogar, con chimeneas y sus esposos, o esposas, esperándolos con sopas recién hechas. Ese, otra vez, no era mi caso. Mis padres murieron en un accidente por lo que vivía con mis tíos a los cuales no les gustaba hablar del tema.
Vivía en un vecindario con casas idénticas unas pegadas a las otras, todas blancas como está nieve que caía sin compasión ante los perros falderos que caminaban tras los pasos de las personas esperando un bocado o una acogida en sus calentitas viviendas.
Cuando llevaba como media hora caminando, por fin pude ver la chimenea humeante de mi casa. Camine hasta la puerta procurando no resbalar y metí mis manos enguantadas en mis bolsillos en busca de la llave de la puerta principal.
Al entrar, mi tía se acerco con una sonrisa pintada en el rostro.
-Stephenie, que bueno que está ves llegas temprano- me abrazo cariñosamente.
-Hola Susan- le devolví la sonrisa- ¿Donde está James?- dije mientras ella sacudía mi cabeza quitándome los copos que se habían adherido a mi cabello.
-Él aún no llega del trabajo- miro con preocupación hacia el suelo- Me tiene preocupada, se hace tarde.
Le sonreí en seña de ánimo y subí las escaleras en dirección a mi cuarto.
Estaba decorado simplemente con una cama y un escritorio con un ordenador portátil, el cual mis tíos me habían regalado para mi cumpleaños número 16. En la puerta del armario colgaba un gran espejo y en el se reflejaba una chica de 17 años con el pelo liso, largo y castaño de unos ojos grises y estatura media, normal como dirían muchos.
Colgué mi ropa en un perchero cerca de la puerta donde dejaba la ropa húmeda y me senté frente al escritorio. Encendí el ordenador a la vez que me ponía el pijama. Cuando al fin estuvo encendido, teclee el buscador de Google "accidente+pareja+Wolper". Espero un rato y por fin empezaron a aparecer los links, ninguno que no hubiera leído. Suspire resignada y camine hasta el baño para lavarme los dientes, hoy no comería. Mientras cepillaba mis dientes cuidadosamente me di cuenta que todo esto se estaba convirtiendo en una maldita rutina: llego de una larga caminata, saludo a mi tía y ella me dice que mi tío no ha llegado pero el llega después diciendo que fue porque se preocupa de no tener accidentes, subo las escaleras, me pongo mi pijama, busco en el ordenador lo mismo pera cada semana borro el historial para que mis tíos no se den cuenta y por último me acuesto, sin poder quedarme dormida hasta las 1 de la mañana, sin comer. Valla rutina.
Camine arrastrando mis pies y pensé que ya era hora de dejar eso. Lo único que conseguía con está rutina era preocupar a mis tíos y parecer un zombi. Además, Ryan también se estaba preocupando.
<<¡Genial!- grite hacia mi fuero interno- ahora preocupas a tu mejor amigo>>
Y ahí me di cuenta que se me olvidaba la reunión al día siguiente con él.

Me senté a los pies de un árbol y comencé a pensar en las divertidas formas de las nubes. Reía sola al pensar que ellas trataban de reír de mí, porque, era yo la que se reía de ellas. Las sombras de los árboles bailaban al son de una música misteriosa proviene de las calas escondidas entre la maleza, mientras que las sombras de las piedras jugueteaban con mariposas.
Misteriosamente mis manos eran más pequeñas y mi risa más melodiosa. Me pare mis pequeños pies y comencé a saludar a dos extraños que venían con sonrisas muy extrañas. Aunque solo fueran sombras con ojos amarillos y sonrisas endemoniadas, no les tenía miedo, al contrario, las quería.
Al cabo unos minutos una de ellas se arrodillaba a mis pies y extendía sus manos en mi dirección mientras que la otra se reía entre dientes a sus espaldas. Con una sonrisa extendí mis insignificantes manos a su encuentro pero una sombra mas clara y pacífica me tomo de la cintura y me abrazo con cariño a la vez que gritaba "¡nunca será de ustedes!".
Fue cuando me di cuenta que todo era un mal sueño, si tenia siente un recuerdo borroso de mi ya olvidada infancia. Desperté con el sonido de la lluvia chocando contra el cristal de mi ventana. Me levante con pereza y me vestí con unos jeans, un poleron blanco y unas zapatillas. Baje y me dirigí a regañadientes hacia la cocina, sabia que mi tía me esperarían para regañarme por no haber comido el día anterior, que les preocupaba bla, bla, bla, realmente ya no necesitaba esto, por lo que tome las llaves de la casa y aumente la velocidad de los mis pasos.
Cuando estuve afuera el único sonido que se escuchaba era el de mis botas contra la nieve. Faltaban dos casas para que fuera demasiado tarde y mis tíos no pudieran salir detrás mió diciéndome que desayunara.
Doble por la siguiente calle y por fin pude disminuir mi avance y concentrarme en llegar a la plaza donde Ryan estaría esperando cubierto de nieve y maldiciendo a su hermano pequeño por haberlo obligado a jugar una guerra, pero aun así Ryan amaba a su hermanito de 8 años. Aunque tuvieran casi 11 años de diferencia.
Suspire cuando lo vi sentado de espaldas en un banquito cerca de los juegos, reía mientras veía jugar a su hermano.
-¡Alex baja de allí, es muy peligroso!- gritó mientras corría hacia Alex para ayudarlo a bajar de un pino.
Reí entre dientes.
-¿Qué es tan gracioso, Steph?- dijo mientras se daba vuelta con Alex en sus brazos.
-Nada- le sonreí dulcemente.
En toda mi vida, lo único que me alegraba era esa sonrisa que esbozaba. Sus facciones angelicales acompañadas de ojos celestes y cabello rubio eran la droga de muchas. Era atleta, buen estudiante y "popular"
-¿Y a que viene la reunión?- sacudí el banquito y me senté cuidadosamente procurando no caer mientras lo miraba fijo.
-Mira, yo...- se vio interrumpido cuando mi celular comenzó a sonar.
-¿Aló?
-¿Stephenie Wolper?- pregunto una voz ronca al otro lado de la línea.
-Si- como rayos sabía esta mujer mi nombre- ¿Que quiere?
-Somos del ayuntamiento y necesitamos que se reúna con nosotros lo antes posible- dijo con un tono impaciente.
Tenía muchos días libres luego de que el colegio terminara, pero no me apetecía reunirme con una mujer extraña en este día.
-En un par de días estaría bien- respondí al rato.
-Estaremos en contacto.
Corte y mire fijamente a los ojos a Ryan.
-¿Te importaría acompañarme al ayuntamiento este Sábado?
-No- respondió pasando su brazo por mis hombros- ¿Te acompaño a casa?
-No quiero ir...- respondí removiéndome incomoda al recordar como deje a mi tía en casa, esperándome para desayunar- y, ¿a que se debe esta reunión?- repetí.
-No, a nada importante- se levanto y me extendió la mano- ¿vamos?
Entonces, como un rayo, el recuerdo de las sombras me sobresalto y, por primera vez en años, sentí una profunda soledad y mucho miedo.
Mientras caminábamos hacia mi hogar, Alex corría de allá para acá jugando con los montones de nieve formados del día anterior. Todos estábamos empapados por la lluvia pero no nos había impedido salir a reunirnos. Miraba los pasos de Ryan aferrada a su brazo intentando desaparecer este sentimiento tan repentino de miedo y soledad que me rodeaban.
Al llegar me beso la frente y Alex me dio una margarita congelada que había encontrado entre los montones de nieve. Espere a ver como desaparecían juntos, tomados de la mano, y entonces cerré la puerta y deje que resbalaran por mis mejillas algunas lágrimas. Al cabo de un rato camine hacia la escalera y la subí arrastrando mis pies descalzos por cada escalón como si ellos pudieran llevarse esta sensación tan amarga.
Camine pesadamente hacia mi cama y me permití una hora mas de sueño, eso siempre funciona después de un mal rato, cuando tus ojos ya no pueden mas, pero las duchas calientes después de un día frío, en muchos sentidos, también arreglan el mal rato que física o emocionalmente, en mi posición, pasaste, por lo que tome una larga ducha antes de ir a desayunar.
-...si pero esta vez intenta llegar temprano- mi tía discutía desde la cocina- adiós.
-¿Quien era?- me senté y aproveche de estirarme un poco.
-Mira quien aparece- poso sus manos en su cintura- era James- bien, se me había olvidado lo de está mañana y lo del reproche.
-Perdona, esa mañana tuve una reunión en el parque con Ryan- Bostecé.
-Que no vuelva a ocurrir -suspiro- ayer llego muy tarde y hoy espero que no se repita.
-Eso me lo dices todos los días, de lunes a viernes- Murmuré.
Se acerco y puso en mi meza una taza de café humeante, recién echo. Lo bebí lentamente y luego lo deje en el fregadero para que Susan se encargara de la limpieza.
-Me voy a lavar los dientes- suspire- si no te molesta.
-Como quieras.
Debía reconocer que no me estaba llevando muy bien con ella, no desde mí mal carácter. No es que yo fuera así, solo que me deprimía el hecho de como era mi vida: sin un pasado, un presente desastroso y un futuro no planeado, como lo hacen muchos.
Tome mi celular y aproveche de guardar el número de la extraña señora de la mañana, luego llamaría y averiguaría de quien era este número.
Subí las escaleras en dirección hacia el baño y comencé a lavarme los dientes, entonces recordé mi maldita ruina. Como ya dije, este era el día que pararía de una vez y dejaría de preocupar a mis tíos y a Ryan.
Como ya estaba vestida, no me quedo otra que llamar al número e informaciones y preguntar por el extraño llamado. Descubrí que el número era privado y no podía hacer nada para localizarlo ni saber de quien era.
-Valla día- murmuré.