miércoles, 29 de septiembre de 2010

Falta de inspiración!

No me alegra la idea de avisarles que no tengo NADA de inspiración!!
He revisado los dos libros y nada, ni una sola diminuta idea. Para Solsticio de Invierno tengo muchas, pero no se como llegar a ellas y si lo lograra no podría subir los capítulos así queda descartado. Gracias a la sequía de mi cerebro no subiré capítulos hasta nuevo aviso porque, bueno, !no hay!
Seguiré subiendo premios y esas cosas y si quieren que les avise cuando esta listo el capitulo 13 de Ocaso o el 6 de Existencia, titulado "Rechazo", díganmelo en los comentarios o simplemente cuando se metan a mi blog los verán.
Aprovecho de contarles que los capítulos empezaran a tener imágenes porque hasta ahora encuentro que esta muy... aburrido el blog sin ellas.

Gracias por su comprensión ;)

Juego del 4

Gracias a Ginebra, Gabriela y Regina

1. -Una vez nominada, pon el link del blog que te ha nominado:


2. -Nominar a 4 personas:


Hacer saber a esas personas que las has nominado.

3. -Cosas que siempre llevo en el bolso:

Mi celular
Mi billetera
Crema para las manos
Lápiz y papel

4. - Cuatro cosas favoritas de mi habitación:

Mis libros
Mi escritorio
Mi armario
Mi cama :)

5. -4 cosas que me gustan ahora mismo:

Escribir
Hablar con mis amigas
Escuchar música
Leer

6. -4 cosas que siempre he querido hacer:

Viajar a Grecia
Terminar de escribir y publicar un libro
Ver una serie completa
Aprender a tocar guitarra o piano bien

7. -4 cosas que no sabías de mí:

Mis primera historias eran de zombies
Amo a Jake (chiste interno)
Cuando me gusta algo, me obsesiono con eso
Soy muy cobarde.

8. - 4 canciones que no me puedo quitar de la cabeza:

Love the way you lie - Eminem
Lose Yourself - Eminem
Alejate de mi - Camila
Telephone - Glee Cast

domingo, 26 de septiembre de 2010

Premios


Ahora no tengo tiempo para seguir las reglas, pero si para dedicarlos

Gracias por los premios a:





Y se los otorgo a:

viernes, 24 de septiembre de 2010

Solsticio de Invierno

Desperté de mi primer sueño de vacaciones con el molesto vibrar de mi celular sobre el escritorio. Me quite las sabanas de encima y enseguida noté que no me había quitado la ropa de la fiesta de la noche anterior. Algo que mis padres nunca sospecharían era que me había quedado hasta muy tarde, y digo tarde porque había llegado hace menos de tres horas, y ya eran las 12 de la mañana.
Contesté con la resaca presente.
-¿Álo?- me sostuve la cabeza para no vomitar sobre mi escritorio.
-¡Ethan!- contestó una voz enérgica y en seguida supe de quien se trataba- ¿Sabes sobre la fiesta de este sábado?
-Liam- dije con calma- ¿Tú sabrás por casualidad que acabamos de ir a una fiesta ayer en la noche?
-Son vacaciones, a disfrutarlas.
-Pero también necesito descansar- baje la voz- si no quiero que mis padres se enteren de que tengo resaca.
Casi pude imagina su sonrisa al otro lado del teléfono.
-Ethan se portó mal anoche con Taylor- dijo con picardía, como un niño de cinco años.
-Cierra el pico- escuche con atención y sentí unos pasos acercándose- debo cortar.
Presiones el botón rojo con urgencia y me metí a mi cama segundos antes de que mi madre entrara.
-¿Cómo estuvo la fiesta?- como odiaba su sonrisa de “soy la mejor madre del mundo”
-Bien- dije intentando no gritar del dolor de cabeza- Pero con Liam no estuvimos mucho rato- otra mentira a la lista.
-Sabes que confió en ti- se dio media vuelta- Si estas muy cansado puedes quedarte en cama, son las vacaciones.
-¿Mamá?
-¿Si?
-¿Puedo ir a una fiesta este sábado?
-Claro, no ahí colegio y, repito, confió en ti y tu criterio- entonces por fin abandono la habitación, sin preguntarme donde era ni con quien iría.
Iría con Liam y no tenía ni la menor idea de donde iba a ser.
Revisé el calendario y me fije en que la fiesta era la noche del solsticio de invierno, unos días antes de navidad. En ese momento, mirando la fecha de navidad, me sentí una mierda de hijo, pero ya había tiempo de sentirse culpable después de la fiesta.
Me recosté sobre la cama mientras me masajeaba la sien con el corazón y el pulgar, me sentí tan mal de tantas maneras.
Intenté recordar que había hecho esa noche, pero ni siquiera podía recordar quien era Taylor y que mierda había hecho con ella ¿Habría hecho algo de lo que me arrepentiría para el resto de mi vida? ¿Y si terminaba siendo padre? No, seguramente Liam me lo habría sacado en cara.
Suspiré aliviado.
Iba a ser una semana muy larga intentando recordar que había hecho esa noche (no es que fuera tan importante).
Cerré los ojos e intente ignorar el dolor de cabeza mientras me iba quedando completa y profundamente dormido.

Desperté, por segunda vez, por el maldito celular, pero está vez me llegó como agujas a la cabeza la melodía de moda de este mes. Me levanté de mala gana con la sensación de poder maldecir y putear a quien estaba llamándome.
-¿Taylor?- leí incrédulo- Habla Ethan- dije al contestar.
-Hola, Ethan- respondió una voz titubeante, nerviosa- Quería llamarte para decirte que aceptó tu propuesta de ayer- fue directo al grano.
Bien, estaba bien cagado.
Tomé un papel de dulce y lo moví contra el teléfono intentando imitar la falta de señal.
-No… cho…ala…señal.
-¿Ethan, me escuchas?
-¿A…?
Y corté.
¿Por qué todo el mundo quería que me sintiera como un verdadero gilipollas? Dejé de vuelta el celular, ahora apagado, en el escritorio y fui directo al baño que quedaba frente a mi habitación.
Me mire desanimado. Tenía ojeras y puntadas en la cabeza ¿No se suponía que después de descansar se quitaba el dolor? Mire la hora y supe porque no se había ido, había dormido treinta minutos.
Me sacudí los cabellos oscuros y me froté con excesiva fuerza mis ojos marrones, casi negros. Me pasé el dorso de la mano por mi mejilla sintiendo la barba de hace tres días y me mojé el rostro para limpiármela, luego tendría tiempo de afeitarme y darme una larga y relajante ducha.
Volví a dormir por tercera vez para recuperar fuerzas y poder aguantar el próximo día (sin pronunciar que también debía hacer que el dolor cesara para no levantar sospechas).
Me coloqué el pijama y cerré los ojos.

-Buenos días- saludé a mi padre con una sonrisa.
-Hola Ethan ¿A dónde vas con todo ese animo?
-A caminar, llegare temprano.
Salí por la puerta trasera y me dirigí hacia la calle que estaba frente a mi casa. El día estaba hermoso, lleno de nieve y niños jugando con ella. El sol brillaba con intensidad amenazando con derretir lo blanco y terminar con la felicidad de mis vecinos.
Tomé asiento en un banco de la plaza. No necesitaba decir que estaba todo blanco, después de todo era invierno.
Comencé a pensar en todo lo que me había pasado últimamente. Disfrute recordando cuando con mis amigos nos sentamos cerca de la fuente del colegio y hablamos sobre estupideces, sin preocuparnos por nada en realidad. Hablábamos sobre las chicas que habíamos conquistado o nos preocupábamos por la suerte del chico menos popular porque la chica más popular había aceptado ir con el a la fiesta de ayer.
Me sentí muy normal con mis típicos problemas, preocupaciones y alegrías normales.
Sentí miedo al imaginar que pasaría si mis padres se enteraban de la verdadera naturaleza de su hijo: rebelde, la mayoría del tiempo irresponsable y despreocupado, mujeriego, es decir, uno de los más populares del lugar.
Volvió a mi memoria Taylor, una victima más de mi egoísmo y poco interés en la mente femenina que piensa que una noche significa enamoramiento. Si, soy machista y poco me importa.
Vi pasar a un par de niños que se tiraban bolas de nieve. Volví a los tiempos en los que las niñas tenían “piojos” y los chicos las ignoraban por algo tan violento como el football, seguramente la mayoría se arrepentía de eso. Pero no, con Liam éramos distintos, dos chicos obsesionados con impresionar a las mujeres con deportes mas extremos como el patinaje o el ciclismo.
¿Cuándo había iniciado mi vida como mentiroso? Cuando mis padres me habían dicho lo orgullosos que se sentían por mi desempeño en clases y que no era como los demás chicos que fumaban y tomaban hasta no poder más ¿Cómo decirles “hey, soy el hijo que nunca quisieron tener, el hijo de sus pesadillas”? Eso los devastaría por completo.
Me levanté e inspire profundamente antes de volver sobre mis pasos a mi casa, donde tendría que aguantar otro día completo de orgullo por nada y satisfacción sin razón verdadera.
Cuando llegue a la entrada me entraron ganas de correr lejos, de viajar a casa de mi primo, donde podía ser yo y nadie me criticaba ni me hacía sentir mal.
Mire los maseteros donde las plantas estaban muertas y también las decoraciones navideñas que colgaban de la puerta y las paredes y me dieron ganas de vomitar.
Toqué un par de veces hasta que mi madre apareció con un delantal manchado de mermelada de frambuesa. Le sonreí como saludo y me dirigí rápidamente a la sala para ver algún aburrido especial navideño para pasar el día o, con un poco de suerte, la semana.

Me levanté en mitad de la noche sudando por culpa de un sueño muy extraño.
Caminaba arrastrando los pies por la nieve en un lugar parecido a una llanura. Llevaba la ropa rasgada y las zapatillas desgastadas. Todo parecía normal para ser un sueño cuando apareció una chica. Parecía asustada pero aun así me sonreía. Su figura estaba borrosa por lo que no pude distinguir como era ella, pero escuche su voz clara como el agua. Sus palabras no tenían sentido para mi porque hablaba al revés, lo supe porque cuando tenía como 10 las chicas habían impuesto la moda de hablar así. No habían sido muchas las palabras, pero había dicho algo como: “Le otnemom es acreca”
Pestañeé varias veces y esperé a que mis ojos se acostumbraran a la oscuridad. Me levanté y fui al baño para refrescarme, aunque estaba claro que no podría volver a conciliar el sueño.

-¿Es enserio?- asentí y le di otro trago a la Coca-Cola- Los sueños que tienes ¿Y ya sabes que significa?
-Ya te he dicho que ni recuerdo bien lo que me dijo- tosí a causa del humo del cigarro que Liam fumaba despreocupado- ¿Crees que tenga un significado?
Ambos descansábamos en un banco en una de las plazas principales de la ciudad. Muchas familias paseaban sonrientes con las bolsas de las compras de navidad. Estaba lleno de tiendas con decoraciones alegres y uno que otro perro buscando en la basura o jugando cerca de los árboles.
Bostecé y volví a prestarle atención a Liam.
-Sinceramente, nunca he creído en esas cosas- vi como tiraba la colilla del cigarrillo lejos- pero si quieres podemos preguntar.
-¿A quien?
Liam no era el único que no creía en esas cosas, pero prefería asegurarme.
-Creo que mi hermana sabía sobre esas cosas así que partiremos por ahí- dijo mientras se levantaba y estiraba- ¿Vamos?
Me encogí de hombros y me levanté dándole gracias.
-No te pongas sentimental- rió.
Su casa no quedaba muy lejos así que nos fuimos caminando mientras disfrutábamos del sol y el aire fresco, cosa que hacía cada vez que estaba fuera de mi casa.
Al llegar, no nos entretuvimos mucho saludando a sus padres o en otras cosas que hubiéramos hecho si no estuviéramos aquí por un tema tan poco casual, por lo que decidimos subir a donde su hermana estaba.
Cuando entramos a su habitación, ella estaba en la computadora riendo por algo desconocido para nosotros, pero se calló cuando se dio cuenta de que estábamos ahí.
-Liam, si vienes por tu skate ya te dije que…- entonces se dio cuenta de mi presencia- Oh, hola Ethan.
-Hola- le sonreí.
Me observo unos segundos más y luego a Liam.
-¿A que vienen?
-Ethan tuvo un sueño y pensé que podrías interpretarlo.
-¿Qué sueño?
-Estaba en un lugar lleno de nieve, vestido como un mendigo- me puse nervioso ante las miradas atentas de ambos- de la nada, apareció una chica.
-¿Cómo era ella?
-No pude distinguir eso, pero si recuerdo lo que me dijo: “Le otnemom es acreca”
-No tiene sentido- bufó Liam.
-Al derecho no, pero si lo pones al revés… ¿Puedes escribirlo en este papel?- me pidió luego de pensar un rato.
Tomé la hoja y el lápiz que me entregó y escribí las palabras lo más claro que pude. Luego, ella lo puso cerca del espejo y leyó en voz alta lo que este decía.
-¿”El momento se acerca”?- pregunte atónito- ¿Sabes lo que significa?
-No, pero está escrito en algo como el idioma del espejo.
-¿El idioma del espejo?- parecía que Liam iba a estallar en carcajadas en cualquier momento, pero para mí era algo más serio.
-El espejo refleja las cosas al revés como cuando levantas la mano derecha y tú reflejó levanta la del lado izquierdo para ti, o cuando puse el papel de Ethan y este nos mostró las palabras al revés- suspiró- Muchas creencias hablan sobre otra dimensión o una ventana al mundo de los espíritus.
-Esto me esta asustando- declaré.
-No seas una niña, es solo una cree…
Todos nos callamos cuando sentimos un motor en movimiento cerca de la casa, aunque no hubiera argumento para hacerlo, no hasta que ella dijo:
-Lo lamento, chicos, pero mi novio acaba de llegar para que vallamos al cine y no lo quiero hacer esperar mas de lo necesario- nos sonrió- Ven mañana y seguiremos intentando encontrarle algún significado coherente.
Liam observo con el ceño fruncido como su hermana se iba.
-¿Sucede algo?
-No sabia que tuviera novio ¿Por qué no me lo contó?
Me encogí de hombros y me calle las mil justificaciones del porque no se lo había contado.
Este es el borrador de mi nueva idea y lo subo aqui, y es un borrador, porque aun no me he podido poner de acuerdo con Éxtasis. Les avisare cuando este el real en el otro blog con mas detalles y descripciones, etc, pero primero quiero que me den su opinion ;)

lunes, 20 de septiembre de 2010

Capitulo 12

Entré, está vez por la puerta, y me dirigí enseguida al balcón. Me sentía arrastrada por una corriente de la que no podía salir, entonces supe porque. Vi a Peter con la cara entre sus manos. Me acerque sin hacer ni un solo ruido, sin quitarme los audífonos ni parar la música (que estaba con poco volumen), y me senté a su lado.
-Seguro vienes a regodearte- dijo levantando la cara con furia, seguro pensaba que era Summer- Oh, Stephenie yo…
Le impedí hablar cubriendo su boca con mi mano. Le sonreí y me acerque para que nos fundiéramos en un beso apasionado. ¿Tanto se notaba lo poco que me importaba que me rompieran el corazón? Además, había sido una estupidez enojarme con él por la culpa de Summer.
Me quite los audífonos y me abrasé a su cuello sin siquiera poder apartarme de sus labios ¿Cómo iba a odiarlo si le amaba tanto?
Me separe de él y toque con suavidad cada uno de los moretones de su rostro, como si quisiera contarlos sin llevar la cuenta en realidad.
-Perdóname- dijo acariciándome el cabello- Yo no sabía que ibas a volver aquí.
-No es tú culpa- le hice caso a mi impulso y lo abrase con fuerza- Pero tienes que prometerme que no habrá mas mentiras entre nosotros.
-Lo prometo.
Miré las estrellas y recordé su cicatriz.
-¡Eh! Stephenie, ¿Qué…qué haces?- dijo nervioso mientras la abría la polera por arriba.
-¿Cómo te hiciste eso?- pregunte señalando su marca sobre su torso bien marcado.
Intenté no sonrojarme sin éxito cuando vio mi mirada embobada al encontrar lo que se ocultaba bajo la prenda de ropa.
-No lo recuerdo, parece que fue Richard- pude ver como intentaba no reír y, bueno, no lo pudo hacer por el dolor.
Me separe un poco de él y volví mi mirada a las estrellas, se veía muy despejada la noche.
-¿Por qué dejaste que te hicieran eso?
-¿Lo viste todo?
-Parte, como no volvías…
-Podría sufrir unos golpes por ti- dijo tomando mi rostro entre sus enormes manos- ¿No te conté que era problemático antes de que llegaras? No era primera vez que me golpeaban.
Una pregunta apareció en mi cabeza ¿Le preguntaría si era verdad que planeaba dar el siguiente paso con Summer ayer? Seguramente no ¿Para que sería? No quería arruinar el momento. Ahora no podía evitar tener la duda de que si estaba celosa o no ¿Quería dar ese paso con él? El “gran paso” no se daba cuando conocías a alguien hace unos días... ¡Espera, yo conocía a Peter hace años! Ahora la pregunta era que si quería o no y como plantearía el tema, no quería parecer una completa idiota frente a él y matarle las pasiones como él lo había hecho el segundo día de mi estadía aquí.
-¿En que piensas tanto?
No me había dado cuenta de que pensar esas cosas no tomaban cinco segundos como yo creia, podían tomar horas, o en mi caso, minutos.
-No, en nada importante.
-Vamos, dime.
¿Le iba a decir lo de Summer o mi idea de concretar de alguna manera nuestra relación? No pensaba decirle ni la una ni la otra pero mis opciones eran limitadas.
-En algo que me contó April- estaba más nerviosa de lo que pensaba.
-¿Ahora que te contó April?
-De… de lo que… me contó lo que pensabas hacer con Summer ayer- solté tartamudeando un poco.
-Oh- se lamentó- lamento que hallas escuchado sobre eso.
-No, es mi culpa por meterme en tu vida personal- me disculpe y me levante para caminar hacia al balcón.
Sentí su cuerpo pegado al mió a los pocos minutos. Me puse roja como un tomate y aguante la respiración cuando comenzó a besar mi cuello, pero no lo aparte ni dije nada.
-Se supone que tenemos que saber todo el uno del otro- dijo sobre mi piel haciéndome cosquillas.
Me di media vuelta y me abrasé a su cuello una vez más mientras él me tomaba por la cintura.
-¿Cómo podría vivir sin ti?
-Es respuesta es simple, no te separes de mí nunca- susurró y me beso.

Los siguientes días pasaron rápidamente, pero no me acostumbraba a las miradas de odio de la mayoría, especialmente de Summer y Alex. Aproveche de pedirle a Peter que me enseñara que significaban las palabras que sabía (millones) y pronto aprendí lo suficiente del Español como para vivir ahí.
No lo había dudado, pero igualmente me sorprendió la conversación que termine teniendo con Ryan, luego no paraba de mirar con mala cara a Peter. El no paraba de decirme que se lo merecía, pero me negaba a aceptarlo.
Con April nos hicimos muy unidas y termine conociendo a la dueña del gran corazón de Richard.
Las cosas no estaban tan mal. Además, nos habían adelantado las vacaciones por lo que no tenía trabajos que realizar.
Dan se seguía comportando de esa manera escalofriante, alejarme de él había sido la gran solución a que no hiciera nada malo que provocara al celoso de Peter.
Entonces comenzaron los verdaderos problemas.
Los papeles de mi madre seguían ocultos en mi escritorio, no me atrevía a leerlos, no, no me atrevía a conocer más a mi madre.
Edmund me daba cada vez más miedo. Verlo en los pasillos me hacía tiritar, pero Peter había prometido que nunca estaría sola así que siempre había alguien apoyándome en esos encuentros fugaces. Cuando era Peter quien me acompañaba, podía jurar que veía celos y rabia en la expresión de Edmund, lo que me hacía temblar aún más.
Fue un día en especial que me dejó temblando en mi cuarto. Fue un sábado, una semana después de mi pelea con Peter y el inició de mi odio profundo hacía este lugar y hacía Edmund.
-Buenos días- dijo una voz aterciopelada en mi oído que no estaba tapado con el cojín.
-¿Qué quieres, Peter?- susurré pensando que era él.
-¿Peter? No querida, te equivocas de hombre.
Me levanté sobresaltada y vi al hombre más detestable del mundo observándome con detenimiento.
Intente gritar, pero estaba paralizada en mi sitio.
Sentía miedo, y mucho.
-¿Qué… qué quieres?- estaba temblando descontroladamente.
<<.Stephenie, tienes que concentrarte y calmarte.>>
Por fin me calme y pude mirarlo a los ojos.
-Quería comprobarlo lo que las cámaras me decían y mis ojos también ¿Así que sigues con Peter?
-No nos puedes separar con unas cuantas palabras y hechos anteriores a mí llegada.
-No todos son anteriores, pero cambiando de tema- sentí un escalofrió cuando se sentó a mi lado en la cama- Stephenie, no quiero hacerte daño solo quiero que te apartes de él.
-Es como si me pidieras que dejara de respirar y pudiera vivir con ello más de un par de días, es decir, imposible.
-Encontrare la manera, aunque tenga que…
-No lo digas- dije entre dientes.
-…matarlo, pero ese es mi último recurso, no te preocupes.
Vi como se levantaba y se largaba con el rabo entre las patas ante mi milésimo rechazó (era como mi segundo o tercero, pero ya me entienden)
Me levanté con las piernas como un flan y mire por la ventana para descubrir que no había amanecido y que aún faltaba mucho para que amaneciera.
Llamé a Peter y le rogué que viniera, aun que fueran las 3 de la mañana. Cuando llegó, me lancé a sus cansados brazos y le conté lo que acababa de pasar. Me condujo hasta la cama porque no podía sostenerme en pie y me metió a ella juntó con él. Mi mente trabajo en mil ideas, mil ideas que me decían que esto era malo y se podía malpensar y el rumor, como ya he dicho antes, correría rápido, pero eso no basto para echarlo, además, ya lo había sacado de la cama muy temprano por mi miedo.
-Te amo- me susurró al oído y pegó su cuerpo al mío- y no dejare que nada malo te pase ni que nadie te haga algo.
-¿Me lo prometes?- dije dándome media vuelta para quedar frente a frente y luego enrede mis piernas con las suyas pegándome más a su anatomía.
-Te lo prometo- murmuró, casi vencido por el sueño.
-Peter, no te duermas por favor.
-“Estoy tan cansado”- dijo en español.
-“Aún no saber lo suficiente para responder”- intente contestarle, al parecer fracasando ante su risa.
-Se dice “se” y podrías intentar con “responderte”
-Te prefiero despierto- dije dándole un beso de esquimal- y entreteniéndome para no tener pesadillas.
-Stephenie, ya estoy rompiendo una de las reglas al estar aquí contigo, no rompamos la de estar durmiendo a la hora de dormir.
-Pero no puedo después de… eso.
Me beso como tantas veces y recorrió mi cintura y mi espalda con sus manos. Sentí que viajaba a la luna con su aroma y su voz, con sus caricias y su cercanía, que lo olvidaba todo. En ese momento me volvio a parecer que eramos una pareja normal, una pareja normal rompiendo las reglas.

Desperté sin querer despertar. Estaba muy cansada por no haber podido dormir la mayoría de la noche por las últimas palabras de Edmund… “matarlo” ¿Cómo había osado decirme eso? ¿Es que pensaba que así iba a hacer que me fuera con él? ¡¿Esa era su forma de ligar?! Con razón estaba solo siendo tan guapo e inteligente.
Abrí los ojos con pereza y me encontré con los profundos ojos verdes de Peter. Al principio me asuste pero luego recordé lo de esta noche.
-Me asustaste- susurre- ¿Cuánto tiempo llevas observándome?
-Perdí la noción del tiempo- sentí su peso sobre mi cuerpo y no pude evitar que mi respiración se agitara y se volviera superficial- la pierdo contigo a mi lado.
-¿Qué hora es?- pregunte intentando distraer su mente pervertida.
-¿Qué importa?
-De…desayuno.
-Son las vacaciones- susurró sobre mi mentón- el desayuno es a las diez y media.
-Y son las…
-Nueve y media, ahí tiempo.
-¿Para que?
Se detuvo en mi clavícula y sentí, no, vi como sus manos subían desde mi cintura, subiendo mi polera con ellas.
-Peter para- suplique.
Esto no podía llegar más lejos, no debía. Tomé sus manos y lo obligue a apartarse.
-¿No entiendes que alguien podría vernos? No pienso romper otra regla.
-Una regla más, una regla menos- dice mientras se levanta y me obliga a levantarme con él- nadie notara la diferencia.
-¡Yo sí y seguramente Edmund también!
Se apartó con incredulidad y luego soltó una carcajada molesta, muy molesta.
-Te estas volviendo paranoica.
<<¿Me lees la mente?>> pensé al recordar la idea que tenía de mi misma hace un tiempo.
-Si, pero eso es bueno cuando Edmund está cerca.
-¿A que le temes, Stephenie?- dijo tomando mi rostro entre sus manos.
-A todo. A que no vuelva a casa, a que no te vuelva a ver por la…- <<.amenaza de muerte de Edmund.>> terminé en mi mente.
-Por la…
-No, nada. Nos vemos luego- abrí la puerta y no me atreví a levantar la vista para ver como se iba, no hasta que me abrazó.
Me aparté de mi actitud valiente de siempre y llore en sus brazos. Dejé que las lagrimas expresaran lo amargada, maltratada y lo infeliz que me sentía en aquel momento al saber que Edmund me lo podía quitar todo y yo no podía hacer absolutamente nada. Nunca me había puesto a pensar en lo diminuta e inútil que era ante el mundo ¿Me lo merecía? Quizás, pero no quería pensar en eso en ese momento o me pondría a llorar más fuerte y, solo tal vez, lo haría llorar a él.
-¿Recuerdas cuando te dije que podría soportar unos golpes por ti?- asentí involuntariamente- Eso significa que siempre te protegeré.
Volví a asentir involuntariamente.
No me sentía con energía, no sentía nada. Me di cuenta de que torturarme mentalmente y a la vez defenderme de ese lado que me hace sufrir me dejaba agotada ¿Lo han intentado alguna vez? ¿Han intentado pensar en una palabra y, a la vez, pensar en otra distinta? Es agotador y muy difícil.
Lo mire a lo ojos y el me limpio los míos con sus pulgares mientras me sonreía.
-¿Por qué yo?
-¿A que te refieres?- me beso la frente.
-Bueno, tú con tu físico y tu rostro podrías tener a cualquiera ¿Por qué yo?
-Esa misma pregunta me la hiciste hace años, así que te daré la misma respuesta: No quiero a nadie más ¿No lo puedes entender?
-No.
-Si tienes razón, aunque suene un poco narcisista, puedo tener a cualquiera y lo demostré con Summer, pero yo ya tengo a quien quiero ¿Por qué seguir buscando?
-¿Por qué no? Yo no soy el prototipo de chica perfecta, al contrario, soy un desastre, soy…- me hizo callar con un beso corto.
-Una vez oí decir que el amor funciona de verdad cuando te enamoras de los defectos y cosas buenas del otro- suspiró- ¿Sabias que para casarte no debes responder cosas que solo digan “me”? No funciona si al padre le dices “porque ME hace reír” o cosas por el estilo, no debes ser egoísta en ese sentido.
-Ahora entiendo muchas cosas.
-¿A que te refieres?
-A que estas realmente loco.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Esto es mutuo

Faltaba bastante para el amanecer y para que terminara la tormenta, esta vez era Ángela quien no iba a aguantar el silencio de Darren. Lo miró preocupada, tenía los ojos cerrados y estaba apoyado en la cabecera de la cama. Se apoyó a su lado y miro el techo.
-Se nota que quieres hacer algo más productivo, algo más divertido- Darren sonrió para sus adentro cuando dijo “divertido”.
-Me descubriste.
-Y veo que ya no tiemblas cuando hay rayos.
-Pero eso no significa que no les tenga miedo- hizo una mueca.
-Tienes razón- soltó una carcajada.
Ángela lo siguió en su risa.
-¿Qué quieres hacer entonces?- preguntó con una sonrisa pícara.
-Me gusta hablar contigo, es más divertido que ver la televisión.
-¿Me comparas con una televisión?- ambos rieron- Cambiando de tema ¿Me vas a decir cómo moriste?
-Algún día- suspiro- algún día.
Eso no lo desanimo, conocería cada rincón de la vida de Ángela aunque fuese lo último que hiciera.

No muy lejos, en el cielo, el consejo hablaba sobre Darren y Ángela, el tema lo había propuesto Eric con la intensión que lo castigaran e hicieran pagar.
-No creo que sea necesario- dijo uno.
-No ha roto las reglas en es modo, Eric.
-Pronto lo hará y te arrepentirás, Julian.
En el medio, una figura de capa gris se limitaba a escuchar y a meditar.
-Pronto morirá otro ángel porque se niegan a escucharme- Eric gritó enfadado.
-No todos cometemos tus errores- los ojos negros de Julian resplandecieron al ver la cólera de la mirada de Eric.
-Por favor Julian, compórtate- le susurro un ángel de labios carnosos y cabellos dorados.
-Emily, deja que resuelvan sus problemas como demonios- hablo uno de cabello negro y alas blancas como la nieve, su nombre era Eliam.
En ese lugar se encontraban tres demonios de ala y capas negras: Julian, Eric y Emily. También habían tres ángeles de alas y capas blancas: Acalia, Agalia y Eliam. En medio había una figura sin alas cubierta por una capa gris, su nombre era Casto, el cual continuaba escuchando sin moverse ni hablar.
-Agalia, hermana ¿Qué opinas?- Suspiro Acalia.
-Creo que Ángela sabe cuidarse, he hablado con ella y parece una chica bastante madura y está consciente de lo que hace, aunque yo opino que la regla que prohíbe la unión de un ángel y un demonio es innecesaria- sonrió y miró a Casto- ¿Qué opinas tú?
Casto la observó y se rascó la barbilla.
-Es mejor esperar a las acciones de ambos. Sé que es tu hijo Eric, pero no podemos intervenir si no ha hecho nada malo, no lo culpes por tus acciones. Hemos terminado.
-Pero…- protestó Eric.
-Hemos terminado- repitió suavemente Casto- Y será mejor que no sigas interviniendo en sus vidas, Eric. No quiero destituirte antes de tiempo.
En unos meses humanos más, se elegiría un nuevo consejo, el cual era sustituido cada 100 años.
Todos se levantaron menos Eric y Emily, quienes se quedaron mirándose pensativos por un rato, hasta que no escucharon nada.
-Tenemos que hacer algo, no podemos permitir que estén cerca.
-Sí, pero no pueden sospechar- Eric aún estaba furioso.
-Tampoco podemos permitir que sepan de la profecía.
-De seguro Casto lo sabe, pero debe haber una razón para que no les allá dicho nada.
-Y para que no nos allá detenido- refunfuño.

Todo estaba oscuro, caía por un abismo sin fondo y escuchaba las herraduras de un caballo al cabalgar. Cerró los ojos con fuerza y tapo sus oídos, cada vez se oían más fuertes. Cayó con fuerza al suelo, solo divisaba césped. Se sentó con esfuerzo y vio pasar a su hermana a caballo, no podía ver su cara o su cuerpo, pero de alguna manera sabía que era ella. Vio como continuaba sin fijarse en el hasta que llegó hasta un barranco, cayendo sin control hasta que oyó el estridente sonido del final de la caída.
Matt abrió los ojos, estaba en el suelo con las sabanas enredadas en su cuerpo. Buscó a tientas la luz y se volvió a meter a la cama, no sin antes ordenarla un poco. Era la 1 de la mañana.

-Como desearía poder dormir, como desearía estar viva- suspiró.
-Como desearía que te dejaras de quejar, como desearía que volviera la luz para ver la televisión. ¿Sabes? Te contradices mucho con lo de estar viva y extrañar tus alas.
Ángela lo fulminó con la mirada. La tormenta continuaba pero ella aún no dejaba que él volviera a casa, se sentía mejor con él ahí.
-Podemos hacer algo más productivo- ronroneó Darren.
-Claro ¿Qué?
<<.Niña ingenua- pensó al tiempo que sonreía- pero me gusta que sea tan inocente, me gustaría que volviéramos a retomar lo de antes.>>. Como quería volver a besarla.
Ángela se acomodó entre las sabanas y comenzó a cantar una nana.
-¿Qué es eso?
-¿Qué es qué?- preguntó sin cerrar los ojos.
-Esa canción.
-Es un secreto que algún día te revelare- le sonrió dulcemente.
-Preferiría que me lo digieras ahora.
Con un habíl movimiento no predicho por ella, se puso sobre ella con la separación impuesta por los brazos del demonio, algo que se podía arreglar enseguida según su punto de vista.
-Darren, te recomiendo que salgas.
-¿O sino qué?- le sonrió con picardía.
Ella forcejeó un momento y luego levantó con fuerza una de las piernas que habían estado atrapadas entre las piernas de Darren. Este, la sostuvo por un momento y, con suavidad, la depósito donde había estado antes.
-Práctica, te hace falta mucha práctica para vencer a un demonio.
-¿Vas a salir?
-No lo deseo- le sonrió mientras se acercaba- deseo muchas cosa, pero eso no. Perdóname por no complacerte.
La miró un instante, recorriendo cada centímetro de su anatomía percibidle. Comenzó a acercar su rostro al de ella, lentamente. Sus labios estaban por tocarse, nada impedía que Darren la besara, nada en le mundo le quitaría ese momento, su momento. Entonces sucedió, Ángela sintió como la respiración de Darren se deslizaba entre sus labios, llenándola de un calor que recorrió todo su cuerpo.
Entonces ello lo apartó.
-Me gustaría que esta vez me explicaras que fue eso.
Darren se dejó caer a su lado suspirando mientras ella se levantaba de la cama.
-Me encantaría, pero no tengo todas las respuestas- dijo mientras se levantaba y la dejaba atrapada entre sus brazos y la pared, sin escapatoria alguna.
Ángela contuvo la respiración.
-Pero me gustaría tenerlas para dártelas.
Tomó su rostro entre sus manos. <<.No, quizás hasta le doy asco, soy un simple demonio.>> pensó desanimado, mientras la soltaba. Se alejó hasta abrir la puerta que daba a la sala.
-¿Adónde vas?- preguntó triste antes de que él abandonara la habitación.
-No importa.
-¿Te vas a tu casa?
-Tal vez, no sé.
Le dolió ver como, después de que ella lo hubiera apartado, su personalidad dulce fue remplazada por una frialdad e indiferencia absoluta, como la de cualquier demonio común y corriente.

Ya eran las 5 de la mañana y la tormenta se había calmado, solo quedaba la lluvia. Darren observó su abrigo, pero lo dejo ahí pensando en que lo podría dejar como excusa para volver cuando quisiera. Comenzó a dirigirse a la puerta sin ánimos, afuera lo esperaba la soledad y la humedad. Vaciló antes de abrirla y salio al pasillo, cerrándola detrás suyo. Caminó unos pasos hasta que escucho la puerta volver a abrirse y vio a Ángela correr hasta donde estaba él.
-¿Te vas sin despedir?
-Esta vez no puedo poner la excusa “pensé que dormías”, ¿Cierto?- bromeo con una sonrisa irónica.
-No, está vez no- le sonrió- Pero aun en ese caso tendrías que despedirte.
-Si… eso pensé.
-Bueno, esto es un adiós- sonrío melancólica.
A lo largo de su vida mucha gente la había abandonado, desde su padre hasta… no quiso recordarlo. Una lágrima resbalo por su mejilla y Darren se acercó para secarla.
-¿Por qué lloras?- preguntó nervioso.
-No es porque te vas si es lo que piensas- se limpio la cara antes de que Darren se pudiera acercar más- para que me entendieras tendría que contarte mi historia.
Darren sonrío interiormente, estaba por saber la verdad sobre Ángela, sobre su vida y sobre sus temores tan extraños, bueno, temerle a los rayos no es un miedo irracional, pero sospechaba que no era por el simple echo de que fueran mortíferos o por cosas por el estilo.
-Y yo estaría feliz de oírla.
-¿No te ibas? Además, ¿Por qué te interesa tanto?
-Te propongo un trato.
-Depende del trato- lo miro curiosa.
-Te cuento mi historia y luego tú me cuentas la tuya- sonrío con picardía.
-¿Qué gano yo?
-¿Siempre ahí que ganar algo? ¿No puedes simplemente alegrarte porque un demonio te va a contar por que el es así?
-Soy exigente en eso- le sonrío- pero creo que puedo aceptar tu propuesta.
-¿En serio?
-Si, ¿porque no?
-Pues podríamos hablar en un lugar donde no nos crean locos- sonrío ante la idea de ir a un loquero.
-Podríamos ir a tu casa, ya que…
-¡No!- gruñó.
Ángela retrocedió asustada y se mordió el labio inferior ¿Había echo algo malo? Ella no lo creía, solo había dicho un par de palabras y había logrado que un demonio se enfadara con ella y le gritara. Eso si era injusto.
-No quise molestarte, lo siento- se alejó y abrió la puerta de su departamento.
Darren estuvo apuntó de asestarse un golpe a el rostro ¿Cómo había podido ser tan entupido? ¿Cómo había podido alejar a la persona que quería que estuviera a su lado? Debía ser algo genético o así debían ser los demonios. Le debía una explicación a Ángela.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Sentimientos Encontrados

Nada, absolutamente nada de sueño, pero su cuerpo se sentía cansado, ya no podía más ¿Era esto normal? Giró y quedo boca abajo, con la almohada bloqueándole la luz, otra vez nada. Fue sacada a la fuerza de sus pensamientos e intentos de quedarse dormida por el chirrido de la puerta de su habitación, alguien entraba donde estaba ella. Levantó la cabeza con pereza y se sobresalto al ver a Darren.
-¿Qué diablos haces aquí?- preguntó asustada y furiosa mientras se levantaba lo más rápido que podía.
-No te preocupas de cerrar las ventanas y puertas, tienes suerte de que solo sea yo- dijo molesto.
-Quiero que te vallas- señaló la puerta.
Darren no se movió de su lugar. Tensó todo su cuerpo segundos antes de que el primer rayo estallara. Ángela tembló y se sentó en la cama abrazando sus piernas.
-¿Fobia?- preguntó serio.
-¿No te acabo de decir que te vallas?- no sonó tan autoritaria como deseaba, la voz le temblaba.
-Tu boca me dice eso pero todo lo demás me dice lo contrario- se sentó a su lado- también veo que tienes problemas en tu pie.
Se había olvidado por completo de curarse, pero le dio miedo levantarse.
-Solo lárgate- escondió su rostro entre sus brazos.
Entonces el segundo rayo llegó tan estridente como el anterior, lo que hizo que ella, inconcientemente, lo abrazara con fuerza. Darren le correspondió el abrazó con la misma energía y disfruto del pequeño momento que le había proporcionado la tormenta inspirando su dulce aroma.
-Lo… Lo siento- dijo ella y se apartó.
Él bufó molesto y se recostó apoyando su cabeza en sus brazos y mirando al techo mientras el joven ángel se mecía sin parar.
Ella se armó de valor y se dirigió a la sala. Cuando llegó cerró las cortinas y las ventanas, quedándose en la absoluta oscuridad. Sintió pasos, que alguien se sentaba a su lado y la abrazaba poniéndose rígido cada vez que ella temblaba y gemía a causa de un rayo ¿Es que acaso este día no podía ser peor? Se acurrucó y cerró los ojos con fuerza mientras los rayos no parecían querer dar tegua.
¿Por cual razón Darren estaba siendo tan amable con ella? No hallaba una explicación lógica. Si quisiera realmente ser así con ella, haría todo lo contrarío porque así son los demonios y punto.
Contó las todas las veces que el pecho del demonio subía y bajaba hasta que alguien tocó la puerta con fuerza. Se levantó vacilante y caminó hasta la puerta hasta que Darren intento detenerla, pero continúo hasta que tomó el picaporte y tiro de la puerta.
-A la próxima deberías demorarte menos- bromeo y entró.
Ángela se congelo en su sitio, sin siquiera poder respirar. Si él acababa de entrar ¿Con quién había estado adentro hace unos minutos? ¿Dos Darren? Eso era imposible. Retrocedió unos pasos sin mirar atrás, tampoco la necesitaba para sentir la mirada incrédula y furiosa de Darren al darse cuenta de que se veía a el mismo sentado en el sofá, sonriendo.
-Esto…
-Entiendo menos- le gruño Ángela.
-Eric, déjate de bromas.
-No, es divertido pasar un tiempo de caridad con tu novia.
Ángela apretó los dientes con fuerza y cerró los puños.
-¡Basta!- gritó furiosa- estoy realmente harta de ustedes. No soy un objeto que se pueda compartir, ni siquiera soy un objeto- suspiró- quiero que ambos se vallan ahora mismo de mi casa.
Ambos la observaron incrédulos. Ángel entró en su habitación recordándoles que cerraran la puerta cuando se fueran. Darren miró con ira a su “reflejo” y entró tras ella. Eric se quedó en su lugar, suspirando mientras volvía a ser el mismo. Como lo irritaba Darren y su idea de ser el dueño de tan encantador ángel.
Al cerrar la puerta tras de sí avanzó hasta quedar frente a Ángela, quien volvía a abrazar sus piernas y a mecerse.
-¿No dije que se largaran?- dijo sin dejar de abrazarse ni abrir los ojos.
Un rayo repentino hizo que las luces se apagaran, dejándolos en las penumbras.
-Soy yo, Darren.
-Bien, será más fácil hacer que te vallas.
-¿Me tienes miedo?- preguntó serio, recordando las manos de Matt tocándola.
Ella vacilo antes de contestar.
-No a ti, desde que era humana que le tengo una especie de fobia a las tormentas eléctricas y a todo lo relacionado con ellas, pero no tengo porque explicártelo a ti ni a nadie.
Darren guardó silencio ante la hostilidad de la chica, pero en parte sabía que estaba furiosa porque Eric se había aprovechado de ella ante su debilidad a las tormentas eléctricas. Ángela se levantó y entró en el baño con una linterna sin decir nada, poniendo seguro a la puerta para poder curarse en paz. Todo seguía tan oscuro, exceptuando las veces que la luz de los rayos aparecía para iluminar toda la estancia. Cambio el peso de una pierna a otra y observó todo el lugar aprovechando la escasa luz que le proporcionaba un rayo. Nada interesante. Ángela apareció después de un par de minutos con una venda en el pie y se escondió entre las sabanas, sin dedicarle ni una sola mirada a Darren. Después de otro largo rato, no resistió más el silencio que ella le había impuesto.
-Realmente lamento lo de Eric.
-Tu no lamentas ¿Lo recuerdas?- su tono era frió, lo que casi hirió a Darren, sin que él se diera cuenta.
-Bueno, sería la primera vez desde que dejó de latir mi corazón- sonrió.
Estas palabras hicieron que ella sintiera una sensación muy extraña, como un calor recorriéndole todo el cuerpo. Luego un escalofrió recorrió su columna vertebral cuando sintió que se acercaba al lado de la cama donde ella estaba, arrodillándose a su lado.
-¿Realmente les tienes tanto miedo?
-¿Se fue?- evadió la pregunta.
-Si quieres lo hecho, hay muchas maneras de echar a un demonio molesto.
-¿Enserio? Deberías enseñarme como- se destapo la cara y miro fijo a donde ella supuso que estarían sus ojos.
Darren sonrió y le acaricio la mejilla con el dorso de su mano, sintiendo como ella se estremecía al contacto de su piel con la de ella. No sabía porque había hecho lo que acababa de hacer, ni siquiera lo había pensado, solo había actuado bajo su instinto. Pero al darse cuenta de lo que hacía no se había detenido y ella no la había apartado. Ambos se miraban a los ojos ¿Qué significaba este repentino sentimiento de atracción mutua? Antes de que todo esto llegara más lejos, Ángela cerró los ojos y se dio media vuelta, a tiempo de ver una figura que parecía humana de ojos negros recostada a su lado observándola con detenimiento. Se volvió a esconder y gimió de agonía.
Eric solo se interesaba en ella para que Darren sufriera, y para que él entendiera lo peligroso que podía llegar a ser enamorarse de un ángel, agregándole a esto otro oscuro propósito.
Darren sentía una extraña pero poderosa atracción hacía el ángel que yacía en su cama escondida entre las sabanas, una atracción que no había podido identificar, una atracción con la cual no podía luchar y ganar, una atracción por la cual pronto se dejaría llevar.
Darren miró furioso a Eric, estaba peligrosamente cerca de ella, pero ¿Él no había hecho algo parecido al besarla? Se levantó y bastó una mirada mal interpretada para que se fuera. Darren había querido decir “aléjate de ella”, pero Eric había pensado que él decía “quiero tiempo a solas con MI ángel”.
-Ya se ha ido- susurró al tiempo que un rayo volvía a iluminar el lugar- ahora me toca a mí- le dirigió una sonrisa que, sin que él quisiera, fue melancólica.
-Puedes…puedes- valla que era difícil para ella decir lo que quería decir- ¿Puedes quedarte aquí hasta que la tormenta se valla?- preguntó incomoda y asustada.
A Darren le recorrió su cuerpo una ola de éxtasis, esas pocas palabras lo habían echo sonreír al tiempo que se daba media vuelta para observar su rostro.
-¿Estas segura? ¿No fuiste tú la que me echo de su casa hace unos minutos atrás?
-No quise decir eso, lo lamentó. Estaba confundida y asustada- su voz se parecía a la de una niña inocente que acaba de confesar su delito.
Darren soltó una carcajada enérgica y la observó con dulzura, sin que ella se diera cuenta.
-Estaré en la sala.
Sintió la puerta abrirse y cerrarse. No había tenido la fuerza de pedirle que se quedara a su lado a consolarla, a darle la seguridad que tanto necesitaba, pero ya se había ido y ella no tenía el valor para levantarse mientras los rayos la asustaban. Respiro profundamente e intento no recordar el motivo de su miedo, el motivo por el cual ella fuese un ángel ¿Por qué no la habían dejado pasar su “segunda” vida en la oscuridad, sin poder recordar el tormento de su juventud, de su muerte y sufrimiento? Hasta ser un demonio sin corazón y sentimientos se le antojaba más que todo esto. Y más encima Darren, lo único que la podía hacer feliz en ese momento, se había largado a la sala sin dejarle la oportunidad de decirle que prefería que él se quedara ahí, pero lo que ella no sabía era que él sabía que ella se lo iba a pedir y por eso se había largado tan rápido, era por el bien de ambos. Volvió a suspirar. Como odiaba todo.

Matt llegó bastante cansado y empapado a su casa, había hecho las compras y había llegado un poco después de que partiera la tormenta. No le había costado mucho ordenar todo y prepararse un sándwich, ya estaba cansado de la pizza y la sopa enlatada. Se acercó a la sala y se sentó en su sofá frente a la televisión y, mientras hacía zapping, pensó en llamar a Ángela y preguntarle si quería salir con ella el fin de semana, mañana sería lunes y tendría que trabajar. Pensó en empezar la conversación con un: “hola ¿Cómo esta tú pie? ¿Me preguntaba si…?” algo como eso. Se acomodó. Necesitaba distraerse, dejar de pensar en ella. Se estiró y apagó la televisión, no había nada ese día. Caminó sin ganas hasta el baño y se preparó para dormir, como odiaba los lunes. Al acostarse intentó pensar en cualquier cosa que no incluyera a Ángela o a su hermana, necesitaba algo nuevo, como un pasatiempo. Pensó en que hace tiempo que no hacía equitación, pero cometió la equivocación de imaginarse a Ángela con su pelo caoba jugando con el viento, ella montada en un caballo azabache… <<¡Basta!>> se gritó interiormente <<.Se suponía que no pensarías en ella ¿Lo recuerdas? Nunca te concentras Matt.>>

Estuvo un buen rato sin hacer nada en su sala, mirando como la lluvia acariciaba la ventana, se imaginó a él acariciando nuevamente la mejilla de Ángela, pero tuvo que quitar ese pensamiento de su mente rápidamente. Cerró los ojos y, unos segundos después, sintió sollozos provenientes de la habitación de Ángela. Tomó aire y esperó unos segundos a que se apagaran, pero ese momento nunca llegó. Terminó por rendirse y entró.
Ángela sollozaba sin lágrimas, ya que cuando uno menciona que un ángel está llorando, en realidad solo imita los sonidos que se producen al llorar, es decir, lloran sin lágrimas.
-Ahí mil cosas que me gustaría cambiar, muchos podrían decir que debería ser todo menos un ángel- sonrió forzadamente ¿Por qué existe está vida después de la humana? Preferiría haber muerto y ya.
Darren se mordió la lengua ¿Qué iba a decirle? ¿No te tortures a ti misma?
-La tormenta no ha terminado, pero si quieres puedes irte- le costó pronunciar las palabras y Darren noto eso, no quería que la abandonara.
Se acercó vacilante y se sentó a su lado.
-Creo que puedes contar conmigo por esta vez- apoyó su mano sobre la de ella.
-Tienes un buen corazón, Darren ¿Por qué no eres un ángel?
Él frunció el ceño con incredulidad. Si ella supiera todo lo que había hecho para terminar como un demonio.
-¿Realmente crees eso?- le dijo entre risas- Ni creo tener corazón.
-Si- le dio un apretón en la mano- Si lo creo.Darren quiso besarla, pero ¿Qué excusa utilizaría ahora? Reprimió el deseo mordiéndose el labio inferior con fuerza. Ángela lo miraba con cariño, con dulzura ¿Seria ella capaz de contarle como había muerto? O más importante ¿Sería ella capaz de confiar en él? Ángela mojó sus labios y miro por la ventana la lluvia y los rayos, se sentía más segura. Ambos se quedaron en silencio, turnándose para mirarse de reojo mientras escuchaban las gotas y el viento azotar el vidrio de la ventana.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Trailer de "Solsticio de Invierno"

Se que había dado mi palabra de escribir Existencia y subir el próximo capitulo, pero les prometo (valla que he hecho promesas) de subirlo mañana, si ya he recibido la respuesta de Hannah ante la propuesta ;)
Díganme que les parece mi nueva idea.


Ethan Brig Gent es un chico perfecto. Tiene amigos, sus padres creen que no dice malas palabras ni que a besado jamas a una chica y tiene un compañero de vida: Liam Sinclair.
Todo siempre a sido así para aquel chico de 16, ¿pero que pasa cuando la vida te da sorpresas?
Ahí están ambos, Liam y Ethan, en una tienda de abarrotes dos horas antes de la mejor fiesta de sus vidas, pero su suerte se acaba cuando un extraño espejo los absorbe a las tinieblas de un mundo paralelo.
Un mundo donde tus pesadillas cobran vida.
Un mundo donde está el lado oscuro de las cosas.
Un mundo donde es imposible escapar...

(Historia un poco inspirada en "La puerta oscura" de David Lozano Garbala, en el original idea de infundir temor de "La mansión" de Hannah y en el terrorífico juego "Silent Hill" de Konami)

lunes, 6 de septiembre de 2010

Tres cosas...

Como muchas me han pedido (Regina) y no me queda de otra que hacerles caso (Regina), voy a dejar en reposo un tiempo Ocaso para dedicarme un 100% a Existencia, aprovechando el exceso de creatividad que me acaba de llegar gracias a un trabajo de escribir una historia para un concurso nacional o algo así que mi profesor de Lenguaje nos obligo a escribir como una tarea y yo aproveche de inscribirme (la explicación es algo confusa, si se) Así que seguidoras de Existencia agradezcan a la insistencia de mi mejor amiga y de Regina (otra vez)
No digo que deje a Ocaso COMPLETAMENTE DE LADO, pero mi mejor amiga tiene que tener lo que quiere o voy a terminar sufriendo las consecuencias.
Termino el nº 1 avisando que subiré el capitulo 4 este miércoles, después de la celebración de las fiestas patrias adelantadas en mi colegio. NO voy a dejar de publicar en las vacaciones de Septiembre.
Decidí subir los miércoles y domingos, como fechas temporales.
Gracias por este increíble premio Hannah


Aprovecho de recomendarles este blog y su historia, ambos muy originales.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Capitulo 11

-Y… se nos acabo el tiempo- dijo el hombre mirando agradecido su reloj
-¿Realmente quieres dejarlo hasta aquí?
-Bueno, si quieres, puedo llamar a la psicóloga para que termine de entrevistarte.
-Quiero terminar esto lo antes posible- dije mirando el gran espejo que estaba a las espaldas del agente- Así que si- intente sonreír.
-Nos vemos.
En ese momento me permití relajarme y ordenar en mi cabeza lo que venía a continuación.
Vi como entraba una chica alta y castaña, con ojos pardos. Era muy parecida a Summer.
-Comienza- sonrió mientras tomaba asiento.
<<.Directo al grano.>> pensé.

-Y yo que tú vendrías.
Me sobresalte al ver como, dos de los hombres de antes, traían a un Peter lleno de moretones y sangre en el labio inferior.
-El no tiene nada que ver en esto- estaba cada vez más furiosa.
-Claro que si, Stephenie- se acercó a Peter- ¿No vez que todo este tiempo te mintieron?- dijo mientras tiraba del cabello de Peter.
-No… no entiendo.
-A lo que me refiero es que tú amorcito salía con Summer hace no más de unos días y un poco más ¿No recuerdas el “es mío”?
-Eso no es cierto- le grite- ¿Cómo sabes tú que ella dijo eso?
-Tengo ojos en todas partes- dijo señalando una cámara que colgaba sobre un estante lleno de libros- ¿Me vas a negar lo de Peter con Summer ahora?
-Hace unos días, seguramente escuchaste, ella dijo que yo era su “juguete sexual” y otras cosas así- me defendí, bueno, lo defendí- Supongo que ya lo sabía.
-No- rió- ella sabía que tú estabas escuchando y solo quiso molestarte, sabía lo que estabas empezando a sentir por él.
-¿Y lo de “Si, pobre ingenua y afortunada chica”?
-Seguro escucho como te alejaba y, como le escuche decir tú primer día, estaba celosa de que Peter te hubiera contado su triste historia.
-Peter,- necesitaba escucharlo de él- dime que es mentira- le suplique.
Bajo la vista a sus pies, incapaz de mirarme a los ojos.
-¡Yo confié en ti!- hable con la mandíbula apretada y conteniendo los sollozos- ¡Todo lo que me dijiste era una puta mentira!
-¡No!- replico-Te amo y tú lo sabes. Eso fue lo único que te oculte para poder estar contigo, cuando te dije que te extrañe todo este tiempo fue verdad, pero no podía estar esperando a que aparecieras mágicamente… pensé que nunca volverías. ¿Recuerdas el día en que te ignore? Estaba buscando la mejor forme de terminar con ella.
-¿Sabes lo que hacía en los momentos en los que desaparecía?- Edmund acaricio mi mejilla, a lo que respondí apartando con fuerza mi cara- Exacto, iba a hablar con Summer.
Sentí asco, pero incapaz de terminar con Peter. ¿Cómo iba a saber yo que me iba a enamorar de un chico de esa manera? Me sentí capaz de golpear a Edmund y correr a abrazar a Peter, pero mi orgullo me lo impedía ¡¿Por qué tenía que ser tan orgullosa?
-¡Eso no es cierto!- se defendió.
Me acerque a Edmund lentamente. Supuse que pensó que lo iba a besar (Peter también), pero lo golpee en el rostro lo más fuerte que mi rabia me permitió.
-Me das asco.
Me dirigí a una de las salidas, pero uno de los hombres me bloqueo la puerta.
Me registraron entera, hasta que llegaron a mis bolsillos.
-No querrán tocar eso, estoy resfriada- mentí.
Terminaron de registrarme, pero no me dejaron seguir mi camino.
-¿Qué más quieres de mí? ¿Piensas que voy a confiar en ti? Después de todo, tú también me mentiste- le recrimine.
-Ya veo que no, pero no puedo dejar que te vallas.
-Entonces déjalo ir a él- dije señalando al gran mentiroso.
-Eso es justo- dijo con una sonrisa.
Por el rabillo del ojo, vi como lo dejaban ir por la entrada principal. Suspire y me quite las lágrimas casi secas de mis mejillas.
-Bien, ahora que…

-¡Espera!- me pidió la chica.
-¿Si?- pregunté sin mostrar emociones.
-Esto fue en el desierto ¿cierto?- asentí- ¿Cómo fue que te encontramos mucho más al sur?
Reí con ganas, hace mucho tiempo que no lo hacía.
-Ya llegaremos a esa parte, ten paciencia.
-¿No quieres comer nada?- pregunto cambiando el tema.
-No gracias…
-Melanie.
-No gracias, Melanie. ¿Sabes? Te pareces mucho a Summer.
-¿A la perra?
Volví a reír, me hacía tan bien.
-Si.
-¿Perdonaste a Peter por eso?
Me quede en silencio. Recordar los momentos que había pasado con el me hacía sufrir mucho aunque no lo pudiera admitir, aunque no quisiera admitirlo.
-¿Cómo no hacerlo?
-No entiendo, yo lo hubiera dejado enseguida.
Suspire.
-¿Has amado alguna vez a alguien tanto que te hace perder la razón? Además, el estaba con ella desde antes de que yo llegara Melanie, no era su culpa de algún modo.
-¿Stephenie?
-Dime.
-¿Lo extrañas? Bueno, si quieres hablar de eso- vaciló- me lo puedes contar.
-Después de esa revelación, no volví a confiar en las personas como lo hacía antes, me volví un libro completamente cerrado para muchos. A los agentes les costo mucho “abrirme”- bufé- Pero si, lo extraño y mucho- dije conteniendo los sollozos.
-Por una parte tienes razón, estuviste unas semanas sin hablar cuando llegaste aquí. Stephenie, me encantaría encontrarlo…
-¡¿No esta muerto?!- dije levantándome de un salto.
-No encontraron su cuerpo por ningún lado, por eso te necesitamos… termina la historia.
Me volví a sentar al tiempo que asentía.

-Bien, ahora que estamos solos podemos hablar- dijo volviendo a acariciar mi mejilla.
-Ya te dije que me das asco, no me toques- otra vez aparte su mano de mi rostro.
-Prepárate estos días- susurró en mi oído, lo que me hizo tener unos escalofríos- porque ni tú ni tus amigos van a estar cien por ciento seguros.
Vi como se iban todos, dejándome sola en la biblioteca.
Me sentí completamente sola y desamparada ¿Cómo mi vida había dado ese giro tan extremo? Hace unos minutos había estado tan feliz abrazada a Peter, ahora estaba muy confundida y, de algún extraño modo, triste.
Salí con la mirada extraviada y pasos torpes. No se como ni cuando, me encontré con Ryan.
-¡Stephenie! ¿Dónde estabas?
Me limite a abrazarlo y llorar sin control. Mi cuerpo se agitaba a cada nuevo sollozo. Me quería meter en un hoyo profundo, donde no pudiera pensar ni recordar. De pronto me encontré a mí misma deseando volver a perder la memoria, sería capaz de pasar por eso otra vez, pero está vez nunca iría al ayuntamiento y me rehusaría a conocer a ningún Peter Egan.
-Dime que pasó- me ordenó cuando por fin me calme.
-Todo es una mentira- susurre y lo volví a abrazar con más fuerza.
-Es por Peter ¿o me equivoco?- asentí- Creo que lo supe desde un principio, ese tipo te iba a hacer sufrir.
-Quiero volver a casa.
-No eres la única, Steph, de alguna forma todos quieren irse a casa.
Lo que quedaba de la tarde pasó así. Cuando me termine de desahogar, le pedí que me dejara ir a mi cuarto, a lo que él me preguntó si estaba segura. Por fin me dejó irme dándome un beso en la frente y un gran abrazo.
Estaba de más decirle lo que me había echo el gran mentiroso y lo que me había dicho Edmund y Lena, el ni los conocía ni necesitaba hacerlo.
Llegue a mi cuarto unos minutos después. Me deje caer sobre mi cama agotada. Necesitaría mañana buscar un computador para llenar esta porquería de celular de música para pasar estos ratos de soledad, eso si seguía viva.
De pronto, escuche la puerta abrirse y unos pasos. Me quede quieta. Si era el gran mentiroso, lo echaría a patadas de mi cuarto.
-Stephenie, oí lo que paso, lo siento mucho.
Para mí gran alivio, era April.
-Pensé que estarías con él.
-¿Te digo algo? Me siento culpable, debía de habértelo advertido desde el principio, pero Peter me suplico que me uniera a su secreto- se sentó a mi lado- En ese entonces no te conocía tan bien.
Me incorpore sentándome sobre la cama.
-No lo culpó, yo llegue cuando ellos estaban juntos.
-Stephenie- dijo empujándome suavemente el hombro para que apoyara mi cabeza en su regazo- Esa no es excusa para haberte besado cuando estaba con ella ni tampoco para habértelo ocultado ¿Por qué crees que yo la odiaba tanto?
“Pero debemos contar también que ustedes se conocieron desde hace mucho y que él nunca te olvido”
-Yo si lo hice… ¿Te lo contó?
-Le obligue a hacerlo cuando me dijo que no te dejara irte con Summer. Cuando me lo contó todo, entendí que seguramente había sido por el pacto de “no saldrás con el ex de tú amiga”
Si volviera a empezar desde el principio, no le hubiera echo caso a April y me hubiera ido con Summer para nunca poder haber estado con Peter.
-¿Él es virgen?- era segunda vez que hacía una pregunta así y aún no dejaba de hacerme sentir incomoda al hacerla.
-¿Quieres saber si se metió en ese sentido con Summer? Pues no, pero pensaban hacerlo ese mismo sábado… hasta que tú llegaste.
-¿Eh?
-Ese pasó iba a significarle dejar la esperanza de que volverías, pero cuando te vio sus sentimientos volvieron a “aflorar”- dijo acariciándome la cabeza con cariño maternal.
-¿Crees que debería perdonarlo?
-Esa es tu decisión, pero me gustaría agregar que lo vi muy destrozado cuando nos soltaron.
-Hablando de eso, ¿por qué lo hicieron?
Me volví a incorporar y vi duda en sus ojos.
-Te buscaban a ti.
-Lo supuse… ¿Quién era la chica que Richard miraba tanto?
-¡Ah, ella! Elisa Simons, la que domino el corazón del indomable- río.
-Gracias, April- dije abrazándola fuerte- Eres una muy buena amiga.
-La mejor- dijo con orgullo y sin poder evitar soltar una risita- ¿Cómo supiste que Richard la miraba?
-Peter me dijo que esperara afuera, después de que el entro al comedor abrí un poco la puerta para poder observar.
-¡Claro!
-Ahora debo irme- le sonreí.
-Stephenie, piénsalo bien antes de perdonarlo… no vallas a cometer el peor error de tu vida.
-Por supuesto- le dije y ella abandono mi habitación.
Tome el teléfono, los audífonos y el cable para conectarlo al computador, no sin antes ver en el manual donde quedaba la sala de computación. Camine rápidamente hasta llegar a ella. Había unos cuantos internos sumergidos en la pantalla, algunos se dieron media vuelta con rencor en sus ojos.
Tome unos de los puestos más apartados de todos y estuve una hora y media llenando el teléfono de música. Cuando termine, emprendí el viaje a mi cuarto, pero me encontré con Richard en el camino.
-¿Cuándo pensabas contarme lo de Elisa?
-¡Perdóname! Se me olvido por completo contártelo- se disculpó.
-No era tu obligación- le sonreí poniendo mi mano en su hombro.
-Ella es increíble, nunca había conocido a alguien así. Es tierna, dulce, simpática y risueña.
-Me alegro por ti- no pude evitar sonreír melancólicamente.
-Oí lo que pasó, realmente lo lamento.
-Todo se solucionara, no puedo pasar mucho enojada con él- dije encogiéndome de hombros- Creo que le amo demasiado.
Richard me abrazó y me dio un hasta luego.Me puse los audífonos y fui tarareando la melodía hasta que llegue al invernadero, mi subconsciente me había traído aquí.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Paseo poco común

Se podría decir que Ángela despertó después de una larga noche, pero ella no dormía. Había pasado toda la noche frente al televisor o pensando en la inmortalidad del cangrejo.
Camino hasta su habitación para cambiarse de ropa. Al entrar se detuvo a mirar el abrigo. Suspiró y entró al cuarto de baño. Al salir tomó el abrigo del suelo y lo observo por un momento. Se estremeció ante el olor de este y lo volvió a tirar lejos. Mientras pensaba en como hacer funcionar la lavadora sintió un golpeteo fuerte en la puerta principal.
-Ya voy- camino rápidamente hacía la puerta principal.
Revisó su aspecto y se estiro hasta la mirilla de la puerta. Ahí, tan guapo como siempre, Matt se movía nervioso e impaciente. Abrió la puerta lentamente y se apoyo en el marco de esta. Matt levanto la vista y la observo detenidamente.
-Hola Matt- le sonrío.
-¿Estas lista?
-En un minuto- dijo volviendo a entrar sin cerrar la puerta.
Se quedo en el mismo lugar y observo como Ángela entraba en su habitación y volvía a aparecer con un bolso en la mano.
-Antes ¿Me puedes ayudar con un problema?
-Claro.
Ambos caminaron a la cocina y Ángela señalo la lavadora.
-Es como si fuera de otro mundo- bromeó.
Pasaron unos minutos en los que Matt le explicaba a Ángela como se utilizaba la lavadora.
-¿Nos vamos?- le dijo cuando termino de explicarle todo.
-Si- asintió con mucho ánimo, luego de haber estado toda una noche viendo televisión.

Tantos colores y casas diferentes mareaban a Ángela, más de una vez se tambaleó y casi cayo al suelo, sin que Matt se diera cuenta. Caminaron por senderos de tierra y por calles pavimentadas. Tiendas, hoteles, parques y cines fueron algunas de las cosas que vieron. Ángela estaba extasiada observando con curiosidad todo el tipo de personas que pasaban por su lado. Siguieron caminando hasta llegar a un café.
-Tomemos algo antes de continuar.
-Por mi esta bien- pensó en que, quizás, se sentiría algo incomoda entre tanta gente.
Al entrar, se sentaron en una de las mesas y esperaron a que se les acercara el camarero.
-Cuéntame algo sobre ti- le exigió.
-¿Qué quieres saber?
-¿Por qué quisiste venir aquí?
-Mis familiares vivían en esta isla- hablo melancólicamente.
La camarera apareció con ánimos a preguntar que era lo que querían pedir. Luego de que Matt pidió y Ángela se excusó con que ya había tomado desayuno, continuaron hablando un rato.
-Vuelvo enseguida.
Ángela le sonrió y comenzó a juguetear con un mechón de su cabello, hasta que lo vio. Era un hombre alto y rubio con los ojos negros.<<.Un demonio.>> pensó desilusionada. Se acomodó y vio con curiosidad como este hombre se acercaba con decisión a su mesa.
-¿Te conozco?- inspiró con fuerza.
-No- dijo cortante.
-Tu olor me es familiar.
-Todos los ángeles tenemos el mismo olor- mintió incomoda.
-No, conozco a muchos- se quedó pensando un rato- Ahora que lo pienso… ya me acuerdo de ese olor.
-¿Si?- se asustó.
-Darren- susurró.
-¿Lo conoces?
-Es mi hijo- sonrío pícaramente mientras la obligaba a levantarse y tomaba su rostro con las manos.
-Suéltame- dijo calmadamente- ya tengo suficiente con uno.
-No, nunca es suficiente con uno.
-Ángela.
El demonio puso su mano rígida y Ángela tuvo que utilizar mucha fuerza para mirar hacia la voz. Era Darren, observaba con el seño fruncido y los puños cerrados con fuerza.
-Darren- murmuró aliviada.
-Eric suéltala- gruño.
-Me encantaría, pero nos estamos divirtiendo.
¿Por qué nadie miraba? ¿Por qué nadie intervenía? Ángela se sentía como un trozo de carne tironeada por dos perros enormes y furiosos. Se logró zafar y quedo entre medio de ambos.
-Ángela ven, él es peligroso.
<<¿Ir hacia ti? ¿Estás loco? Eres un demonio salvaje, pero tu padre no es mejor>> pensó confundida. Se acercó con cuidado hacia Darren pero se detuvo, indecisa.
-¿Qué esperas?
-¿Matt?- pregunto aún mas asustada.
Lo buscó con la mirada y lo encontró hablando con una chica, cuando escucho que ella lo llamaba otra vez se dio media vuelta y caminó hacia ella.
-¿Nos podemos ir?
-Enseguida, déjame pagar y nos vamos- miro a Darren y luego a Eric- No me tardo.
-¿Qué haces?- Darren preguntó molesto.
-Irme, con él estoy mil veces más segura.
Los minutos que pasaron se le hicieron infinitos a Ángela, la cual observaba inquieta como Eric y Darren se miraban fijo. Cuando llego Matt, se despidió de Darren con un gesto y se alejaron del lugar rápidamente.
-¿Quién era?- preguntó recelo.
-Un amigo de Darren- mintió.

-¿Qué quieres de ella?
-Somos demonios Darren. Robamos, mentimos, nos adueñamos de las cosas de los demás, cumplimos los 7 pecados capitales con frecuencia.
-Ángela no es un objeto que puedas robar.
-¿Por qué? ¿Por qué es “tuya”? No me hagas reír.
Darren apretó los dientes. Claro que era suya, después de todo, él la había marcado con su olor, aunque eso sonara como si fueran perros marcando su territorio. Sonrió interiormente ante la idea.
-Mejor me voy.
-Cuídala y recuerda que siempre estaré cerca.
Darren se estremeció y corrió para alcanzar a Ángela y a Matt, debía vigilarla en todo momento.

La playa a la que Matt la había llevado era un lugar grande y silencioso, nadie estaba ahí a esas horas, solo en la noche cuando se hacían fogatas. Miro extasiada como las olas rompían en la orilla y como las gaviotas volaban de un lado al otro. Nunca había estado en la playa, no desde… agitó su cabeza con fuerza. Corrió hacia el mar y se quito los zapatos y lo calcetines cerca de la orilla. Inspiro profundamente la brisa marina y corrió al agua dando saltitos.
-¡No te recomiendo que hagas eso!- le gritó Matt desde un poco más lejos.
-¡¿Por qué no?!
-No hay buen clima y el agua está helada.
-¿Cómo lo sabes si no la as tocado?- se le acercó dejando sus pies llenos de arena.
-Simplemente lo se.
-Te reto a acompañarme.
-¿Un reto? Está bien.
-Competencia- sonrió pícaramente.
Fueron hasta el agua corriendo, Matt tras Ángela ya que ella no necesitaba respirar y no tenía limite en sus esfuerzos, ella no podía morir por un exceso. Matt disfruto ese momento de felicidad en su vida, disfruto la risa angelical de ella. Todo le recordaba tanto a su hermana.
El contacto frió del agua con la piel de Matt fue como si mil agujitas se enterraran en sus pies, no se quejó y se limitó a concentrarse en disfrutar el momento.
-¿Segura que no sientes el frió?
-No está helada, ya te lo dije- mintió.
Hace tanto que no disfrutaba así con una persona, hace tanto que no la pasaba tan bien.

Se sentaron en la arena mirando las constantes olas que azotaban a la orilla. Mientras hablaban de muchas cosas que no interesaban a los oídos de Ángela, ella observaba las distintas expresiones y tonos de Matt. Se reía mucho cuando veía su cara deformada por expresiones humanas como la rabia, la risa, la pena o cuando simplemente bostezaba debido al cansancio. Cuando se sonrojaba al encontrarse con su mirada o cuando se le trababa la lengua cuando se acercaban mucho. Más de una vez soltó una risa y tuvo que mentirle a Matt diciéndole que no era nada lo que causaba que ella se riera. Todo esto lo observaba desde lo lejos Darren, con el ceño fruncido a cada acercamiento y con una sonría cuando Ángela reía ¿Por qué le estaba sucediendo esto? ¿Por qué le pasaba esto con ella? Apretó los dientes con fuerza y se castigo mentalmente con la muerte del ángel que su padre había matado ¿Por qué hacía esto? ¿Temía hacerle esto a Ángela? ¿Temía lastimarla? Se reprendió por las preguntas y sensaciones que recorrían su cuerpo gracias a ella. Se obligo a volver a mirarlos y observo como Matt jugueteaba con un mechón suelto del cabello de Ángela y luego hacía lo mismo con sus manos. Por su parte, Ángela disfrutaba con como cortejaban los seres humanos, era algo tan nuevo pero a la vez familiar. Le gustaba como la hacía sentir única y especial, bella y consentida. Varias veces se dio cuenta de que Matt dirigía disimuladas miradas a su labio, pero nunca entendió ni logro adivinar el porque.
Enterraba y desenterraba sus pies en la arena intentando no recordar su vida pasada, tanto dolor y sufrimiento.
Matt la miraba curiosamente, sintiendo tantas emociones a la vez que lo mareaban pero a la vez lo animaban más que ningún otro día. Se sentó más cerca y apoyó su cabeza en sus rodillas observando el oleaje del mar. Ángela lo observo, para ella era tan extraña y compleja la mente de los humanos, algo que había abandonado hace mucho tiempo, contra su voluntad. Se estiró y dejo su lugar junto a Matt para volver al agua.
-¿Adonde vas?
-Al agua.
Se levantó con esfuerzo y la siguió.
-Te cuesta entender que no debes meterte al agua cuando esta helada- le dijo con una sonrisa.
-Y a ti entender que no me importa- le devolvió la sonrisa mientras entraba en el agua.
Darren deseó ser él el que la acompañara al agua, el que le advirtiera que tuviera cuidado que el agua estaba helada. Fue el quien sacudió la cabeza esta ves ¿Por qué? ¿Por qué le sucedían estas cosas a él? Se alejó molesto y se volvió a esconder en el bosque.

¿Quién le había advertido de que si te metías al agua y luego caminabas por la arena terminarías llena de arena? Nadie. Tuvo que caminar descalza a su casa ya que no quería llenar de arena las zapatillas. Hace un rato no le había importado el frío del mar. Porque casi no lo sentía, pero ahora si le molestaba tener que soportar las piedras que se le enterraban en su pie sin compasión. Volvían por el mismo camino, ya que a Matt se le había olvidado por completo comprar lo que tenía que comprar.
-¿Por qué no te limpias la arena?- preguntó cuando le escuchó quejarse por centésima vez.
-Falta poco- suspiró.
-Eso esperó por tu bien.
Siguieron caminando en silencio, Ángela reteniendo sus quejas en su mente y expresiones y Matt reteniendo su angustia ante el sufrimiento de ella y por haber hablado con Susan hace tan solo unas horas atrás. Matt se dejo sumergir, nuevamente, en la culpa y no se percató de que Ángela se había tirado al suelo fingiendo gemir de dolor. Cuando lo descubrió, corrió hacia ella.
-Estás bien.
-Sinceramente no, creo que me enterré algo en la planta del pie.
-Ven, debes quitarte la arena.
La llevo hasta una fuente y la ayudó a limpiarse la arena y la tierra del pie. Tenía incrustado un fragmento de vidrio y le escurría un pequeño hilo de sangre muy pura, pero no se dio cuenta de ello.
-No es grave, pero si no hacemos algo se infectara.
-Puedo hacerlo sola, solo necesito que me ayudes a llegar a casa.
-Yo…- vaciló un momento- está bien.Volvieron a lo de caminar, pero está vez los temas fueron porque no había llegado la tormenta esa noche y Matt preguntando a cada rato si estaba bien, si no le dolía la herida o si prefería que la cargara a lo que ella contestaba con un no rotundo. Esto fue continuo hasta que llegaron hasta la casa de Ángela, donde ella se negó a dejarlo pasar esta vez, ella podía cuidarse sola, aunque no lo hiciera muy bien que digamos. Entró rápidamente y se recostó sobre su cama, esperando a que el sueño la consumiera, algo imposible de lograr. Cerró los ojos con fuerza y esperó, y esperó….