viernes, 18 de junio de 2010

Capitulo 2


Por fin pude acurrucarme entre mis mantas. Bostece y me puse a pensar en mi logro de este día: por fin comí algo y por fin no revise la página de Google en busca de referencias acerca del accidente de mis padres hace aproximadamente 4 años atrás.
Bostecé una vez más y caí en un sueño profundo, por primera vez no a la 1 de la madrugada.
Esa noche soñé lo mismo del día anterior.
Me senté a los pies de un árbol y comencé a pensar en que las nubes ya no se burlaban de mí con sus formas, al contrario, ya no había más nubes por lo que me apene un poco. Las sombras de los árboles ya no bailaban al son de la música, y las sombras de las piedras ya no se interesaban por las mariposas.
Por lo menos mis manos seguían siendo más pequeñas de lo normal. Me pare en mis pequeños pies y pude ver a los dos extraños de la noche anterior. Esta vez sus ojos amarillos y sonrisas maléficas no producían nada en mí.
Al cabo de unos minutos una de ellas se arrodillaba a mis pies y extendió, otra vez, sus manos en mi dirección, pero la otra no se reía a sus espaldas está vez, ni siquiera se movía. No sonreí, pero si extendí mis manos a su encuentro, pero a la vez que lo hacía, desaparecieron y me quede sola, ni un sonido, ni una brisa, lo que me dejaba en un ambiente inhóspito y muerto.
Desperté entre un remolino de mantas y el sol en mi cara, maldije por no haber cerrado la ventana el día anterior. Cerré la cortina y ordene mi cama para dormir un poco más, o pensar en mi sueño y lo del día anterior. Me recosté y me puse a pensar en si realmente estaba tan sola o solo era una ilusión de mi mente. Tal vez solo fuera un pensamiento depresivo que tiene la gente con depresión, como yo. Ryan está conmigo tanto como mis tíos y mis amigas del colegio, al cual ya no iba después de que comenzaran las vacaciones de invierno, no estaba sola, ¡al contrario!
"Amar y ser amado", ellos me amaban de cierta forma y yo les debía eso. Mi sueño no debía significar gran cosa, no por ahora.

Al rato ya estaba levantada y lista para comenzar un nuevo día, un día que vería nacer a la nueva yo.
Camine hasta la cocina y pude ver a James sentado charlando enérgicamente con Susan. Me gusto ver que la chispa de preocupación se había largado de sus ojos grises. Su larga cabellera rubia estaba tomada en una cola, no suelta y despeinada como la llevaba durante la semana. Eric era el que ahora llevaba su pelo castaño desparramado en su cabeza y sus ojos avellana miraban detenidamente el diario.
-¿Vacaciones?- pregunté apoyándome contra el marco de la puerta.
-Pues... me las merecía- dijo nervioso.
-Que les valla bien en Brasil- sonreí pícaramente.
A lo que en verdad se refería era a que se iban a ir él y Susan de vacaciones a Brasil.
Era fácil saber lo que se tramaban ya que eran pésimos mentirosos. Lo descubrí en mi cumpleaños número 14 cuando me dijeron que no me iban a regalar una bicicleta. Gran mentira. Sus planes era regalarme una televisión para mi pieza. Como dije, malos mentirosos. También, una forma de saber si mentían, era revisando los papeles y el correo sobre la mesa de la cocina. Tan predecibles como siempre.
Tome desayuno rápidamente y pase todo el día en el computador hablando con Ryan y algunas amigas. Ryan tuvo un extraño interés en hablar conmigo porque, apenas me conecte, comenzó una conversación y no dejo de meter temas ¡Si hasta me hablo de su perro! Aunque esto me hiciera reír, me parecía un poco extraño. Pero fue cuando descubrí que algo iba muy mal.
Lo siento mucho Stephenie- pareció dudar un poco antes de continuar con la siguiente línea- pero no podré ir con tigo al ayuntamiento.
¿Por qué?- debía de haber una explicación ante este cambio de parecer.
Nada personal, es solo que...- no continué leyendo porque el sonido de mi celular me desconcentro.
-¿Aló?
-¿Stepnhenie?- era la mamá de Ryan.
-¿Que sucede?- algo debía ir mal para que me llamara con ese tono de preocupación y...¿Cómo rayos tenia mi teléfono?
-No encuentro a Ryan por ninguna parte, pensé que estaba contigo...- no conseguí escuchar más palabras, ¡pero si acababa de hablar con él por la computadora! Algo muy extraño ocurría.
-En la casa de algún amigo, ¿Quizás?
-No no esta en ninguna parte, me preocupa.
Le prometí llamarla si conseguía hablar con él o si conocía algo relacionado con su paradero, pero, cuando volví a nuestra conversación, ya estaba desconectado. ¡¿Qué demonios pasaba en este pacifico vecindario?!

Baje las escaleras en busca de un tentempié de media noche, no es que fuera glotona ni una amante de la comida, es que estaba acostumbrando mi estomago a comer algo mas ya que había terminado con mi rutina.
El día no había sido muy largo, pero tampoco muy corto. Me lo había pasado buscando a mi desaparecido Ryan, esto era muy extraño. Pero, aunque el no estuviera, tendría que ir al ayuntamiento. No crean que me lo tomaba muy bien, es que no soy una chica de muchas palabras, y menos de demostrar mis sentimientos ni de admitiros. Me sentía culpable por algo que no había echo y me sentía deprimida por su desaparición. Con el me sentía de una manera inexplicable, casi se podía llamar amor... ¿Acabo de decir amor? ¡Si, eso era lo que sentía por el! Por primera vez en mi vida me di cuenta de que era lo que realmente sentía, o bueno, desde que tengo memoria. Ryan me había mostrado el lado de bueno de la vida, el lado amigable. Por lo que me propongo buscarlo, me propongo buscar a mi mejor amigo.
-Rayos- susurre al darme cuenta de que había derramado la leche.
Subí lentamente las escaleras intentando que no crujieran. Me metí en mi cama y me puse a contar ovejas, pero los recuerdos de Ryan asaltaban mi cabeza con frecuencia. Fue con uno de ellos que conseguí conciliar el sueño.
Ryan corría alegremente por la pradera mientras yo cargaba la pesada cesta que llevábamos para compartir un picnic, no solo era que estuviéramos solos en casi la mitad de la nada, era que este lugar fuera "prohibido". Ambos nos relajamos tirados de espalda en el suelo a mirar hacia el cielo, ese día no había presencia de nubes. Entonces sentí sus ojos clavados en mi por lo que debí sonrojarme porque sentí su risa, por lo que, creo, me sonroje aún más.
Tantos recuerdos que podría haber compartido con Ryan antes de que desapareciera pero... ya era muy tarde. Entonces, mi alma comenzó a llorar. "No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes" ese era el mejor dicho que se apegaba a lo que me sucedía en ese momento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

waaaaaaa! Ryan! were are you? :Z:Z

Ginebra dijo...

Buff me encanta. Lo de Ryan... Es genial.