viernes, 18 de junio de 2010

Capitulo 3

Camino al ayuntamiento, me concentre en los peatones que cruzaban despreocupados las calles sin saber lo que ocurría en las mentes de sus compañeros de acera.
Mis tíos habían viajado a la casa de mi abuela para que, desde allí, se fueran a Brasil. ¡Un mes y medio de "la casa es mía y solo mía"! Suspire cuando pude ver la entrada al ayuntamiento. Marque decidida el número de la señora de anteayer y espere al tono de la marcación.
-¿Llegaste?- se notaba algo fastidiada.
-Si
-Espérame.
De repente vi a alguien entra a un callejón oscuro. Esto me huele muy mal. Camine con cuidado y me introduje en el callejón sin poder predecir de que se trataba todo esto. Me acerque a una silueta oculta entre las sombras, pero a los cinco pasos descubrí que era un basurero algo golpeado. Entonces sentí pasos a mis espaldas ¿Nunca has sentido que alguien te vigila y es cuando se te congela la sangre de la nuca? Al girarme no vi nada, pero al volverme hacia atrás sentí algo frío que me tocaba la nuca con mucha fuerza y caí al suelo y lentamente fui perdiendo la conciencia...

Debí estar varias horas así, porque al despertar la sangre de mi cabeza se había secado y me encontraba en un lugar oscuro y frío. Me levante del piso como pude y espere a que mis ojos se acostumbraran a la penumbra. Al observarla con más detenimiento pude ver una cama, un armario, un escritorio y dos puertas a cada lado, si nos quisiéramos orientar se podría decir que una al este y otra al oeste o una a la derecha y otra a la izquierda de el escritorio. Aún así era muy blanca par mi gusto y la cama estaba echa de metal, como el escritorio. Me acerque al armario y, al abrirlo, toda la ropa era de mi talla, pero blanca. Si ahora no estuviera en un lugar tan tétrico apartada de mis seres queridos, me habría echado a reír a carcajadas. <<.Bien, a la izquierda.>> La abrí lentamente, esperando a que un loco psicópata saltara a enterrarme un cuchillo una y otra vez en mi pecho, pero lo único que encontré fue un baño, bastante espacioso, lleno de cosas de aseo personal. El lavamanos era de metal y la ducha de vidrio, no pude descubrir de qué material era el inodoro, supongo que de plástico. Encendí la luz y, cuando me vi al espejo, estaba vestida con un pantalón y una polera de manga cota. No estaba tan desastrosa como me lo imaginaba. Apague la luz y me gire para dirigirme hasta la puerta contraria. <<.Derecha.>> Camine lentamente respirando entrecortadamente sabiendo que tras esa puerta me enfrentaría a todo un mundo peligroso y desconocido. Se me formo un nudo en la garganta al recordar que, al estar aquí atrapada, quizás no volvería a ver a Ryan. Seguí caminando sin detenerme hasta tocar el pomo de la puerta, como es de suponer, era de metal, un metal tan frío como la habitación en sí. Abrí con cuidado y descubrí un pasillo bastante largo el cual, quien sabe, a donde me dirigiría. <<¿Derecha o izquierda?>> Tome el camino hacia la derecha, ya que antes había tomado el de la izquierda. Nada, solo más puertas y un callejón sin salida. Suspire y tome el camino de la izquierda. Este camino me llevaba a una gran puerta doble y transparente. Respire hondo y gire la manilla. Al otro lado se oían más voces, al agudizar el oído descubrí que eran de hombres y mujeres hablando alegremente. Respire varias veces hondo antes de dar lo primeros pasos hacia la multitud. <<.Excelente, para llegar debo abrir una gran y ruidosa puerta de metal.>> Empuje despacio de la puerta y entre... no era nada que yo hubiera pensado ¿Ni psicópatas, ni asesinos, ni doctores locos...? Uno que otro se dio vuelta en mi dirección, mujeres en su mayoría, lo que me hizo sentirme algo incomoda. Una chica de cabellos rubios y rizados se acerco con una sonrisa, sentí nostalgia al recordar a mi tía Susan.
-La nueva ¿no?- pregunto con alegría.
Asentí como puede y puede ver que un chico bastante guapo se acercaba a un paso bastante acelerado. Tenía el pelo muy oscuro, casi negro, con rulos. Sus cejas se iniciaban a juntar sobre su nariz, tenía facciones rudas y una espalda ancha. La chica debió darse cuenta que lo miraba porque se acerco.
-El es Peter Egan- susurro en mi oído- no lo persigas como las demás superficiales o nunca se fijara en ti- se alejo al tiempo que me guiñaba uno de sus ojos celestes.
-April, porque no dejas de acostar a los nuevos- río entre dientes.
-O vamos Peter- lo empujo cariñosamente- es para hacerla sentir cómoda y bienvenida.
-¿Cuál es tu nombre?- la pregunta de Peter me tomo desprevenida por lo que balbucee un poco antes de responder.
-Stephenie, Stephenie Wolper- intente sonreí para que no se dieran cuenta de mi descuido pero eso me hizo ver aún mas tonta.
¡Excelente! Bastante mal para una primera impresión. Baje la mirada en señal de vergüenza, Peter me sonrío me poco su mano en mi hombro intentando darme ánimos a lo que le sonreí en señal de gracias, además de darme cuenta de que sus ojos eran verdes. April me condujo a una mesa donde estaba sentado un chico de cabello muy corto y castaño. Se levanto para saludarnos y me di cuenta de que era un poco más alto que yo, y por lo tanto que April, y casi una cabeza más bajo que Peter.
-¿Qué traen con ustedes?- pregunto entre risas. Su voz era ronca y me recordaba a un perro ladrando, contuve la risa ante ese pensamiento.
-Una nueva- respondió Peter como si yo fuera un objeto visto muchas veces, esa actitud me disgusto mucho- su nombre es Stephenie.
-Stephenie... me parece que he escuchado de ti antes- me miro pensativo. Eso me hizo tener la esperanza de que alguien conocido estuviera aquí, quizás... deseche ese pensamiento enseguida sabiendo que si no era cierto me dolería mucho y no lo podría soportar.
-No fastidies Richard- April lo fulmino con la mirada- estoy segura de que Stephenie debe estar agotada ¿Verdad?- todos se giraron hacia mi. <<.Perfecto, más incomodidad.>>
-Algo- le sonreí a April, sabía que ella intentaba sacarme de aquí lo más rápido posible, aunque hubiera estado desmayada mucho tiempo.
Salimos del, al parecer, comedor y nos dirigimos a los dormitorio de las chicas (April me contó que la detestable habitación donde desperté era mi detestable habitación)
-¿Te gusta Peter?- al llegar a mi habitación se sentó en mi cama a hacerme preguntas.
-No.
-Si te gusta te ayudare- me sonrío- eres la primera nueva que me agrada o que no se va con las pretenciosas- dijo pretenciosas con un tono de desagrado- ¡todas ellas están detrás de Peter!
-No me lo imagino- dije con sarcasmo.
-Aún no me has dicho tu edad- se recostó para mirarme fijo. Pip, pip, pip detector de incomodidad.
-17 ¿y ustedes?- no es que me interesara, pero lo hice para mantener tema.
-Yo 19, Richard 22 y Peter 20- con las edades recordé a Ryan.
-Me imagino que debo ser la menor de aquí...
-Aciertas.
-¿No a entrado otro nuevo últimamente?
-Si.... un chico, pero no recuerdo su nombre y no lo he vuelto a ver desde que llego, ¿por?
-Nada- eso no había sonado muy convincente, necesitaba practicar las mentiras.
-Como digas...
-¿Y ese libro?- señale el único objeto de mi escritorio.
-Pensé que a está altura ya lo hubieras leído- se levanto y comenzó a hojearlo- es el manual de este lugar- me lo tiro y, por poco, alcance a atraparlo en el aire- léelo, ahí aparecerá todo: los horarios, las actividades, etc- y se fue sin decir más.
Fue cuando por fin me quede en silencio y sola después del chasquido de la puerta al cerrarse. Tenía tantas cosas en mente que creí que explotaría. Tome el manual y, como April, lo abrí para mirar su contenido. Horarios, actividades, compañeros de "trabajo"... todo lo que me había dicho estaba aquí. Resulto que mi compañero de trabajo era Peter, valla suerte. Últimamente parecía que el mundo estaba contra mí. Hojee las últimas paginas y descubrí un mapa del lugar, aunque aún no supiera que era en realidad. Observe que una de las habitaciones no llevaba ni nombre ni número, solo una escritura que me revelo que ese lugar era prohibido. Pensé en preguntarle a alguno de mis nuevos "amigos". Y por último preguntaría si me podían cambiar de pareja, ya era suficiente humillación por un día, y quizás por una semana.
Salí con precaución, no tenía ganas de volver a encontrarme con April. Camine hacía la puerta de la derecha sabiendo que era mi única salida del ala de las chicas disponible en este momento. Inhale el aire fresco de la tarde y me dirigí al lado contrario, hacia donde no hubiera gente comiendo y prestando atención a la chica nueva. Seguí el mapa al pie de la letra y me encontré frente a las puertas de un invernadero, por lo menos este era mi próximo lugar de trabajo y no quería ser la tonta que se perdía el segundo día de su estadía. Empuje la puerta pero me golpee en plena cara, la maldita puerta estaba cerrada. Mire a mí alrededor para ver si alguien había visto mi inútil intento de entrar, pero estaba completamente sola. Suspire y busque posibles rutas de entrada mientras me sobaba el rostro. Camine alrededor sintiendo el frío calándome los huesos, pero cuando estaba por rendirme vi que alguien había entrado por otra parte, una parte escondida entre algunas plantas exteriores al invernadero. Entre arrastrándome y observe las exóticas plantas de ese lugar. Al lado contrario de la entrada, pude ver otra puerta más pequeña. Me dirigí hacia ella intentando no manchar más mis pantalones, ¿quién nos daría ropa blanca sabiendo que era fácil de manchar? Abrí la puerta y me encontré con un balcón decorado romanamente. El único mueble a la vista era un banquito de madera, como el de las plazas en general. Me senté y vi en que lugar me hallaba: era un desierto con escasa vegetación, hacia frío y no se veía ningún ser vivo. Me quede observando el paisaje pensativa, me gustaría que Ryan estuviera aquí conmigo, su sueño siempre había sido visitar el desierto.
¿Nunca te as puesto a pensar que pasaría si perdieras a un ser querido? ¿Que pasaría si fuera tu hermano, primo, tío, padres, amigos, novios, etc.? Pues yo nunca me puse a pensar en eso, pero mírenme ahora... tengo una mierda de vida.
Me estaba por parar cuando sentí unas plantas moviéndose a mis espaldas. Mi primera reacción hubiera sido preguntar y gritar a los cuatro vientos quien estaba ahí, pero, luego de pensarlo dos veces, no era una buena idea ya que yo era la intrusa en ese lugar. Me levante silenciosamente y me escondí tras la puerta al balcón. Rayos, nunca pensé que en mi primer día de estadía en este lugar me descubrirían en un lugar prohibido a las tantas de la noche. Respire hondo y asome mi cabeza por el borde de la puerta. Aguante la respiración y agudice mi oído. No escuche nada hasta que sentí una respiración en mi nuca.
-Yo... yo solo estaba...- bien, era buena para balbucear como una idiota.
-¿Que haces aquí Steph?- me preguntó una voz masculina. Era raro, solo Ryan me decía Steph... Me di vuelta lentamente y me encontré con la cara curiosa de Peter.
-Peter... me asustaste- era lo único que decía como una persona normal y no como una idiota delante de él.
-Vengo aquí a pensar a menudo- me sonrió con una dulzura encantadora. Note mi rostro más calido y tuve que cambiar de tema al darme cuenta de que estaba sonrojándome.
-¿Dónde demonios estamos?- mire hacia el horizonte y me concentre en dejar de pensar en su rostro y su sonrisa.
-Es difícil de creer... pero estamos en el desierto de Atacama, Chile.
-¿Chile?- en esa pregunta hice un gran error, lo mire a los ojos y sentí una creciente necesidad de besarlo. Fue cuando me di cuenta de esto: primero, estaba enamorada de Ryan en todo sentido, segundo, estaba enamorada, hasta ahora, de la manera "atracción física" de Peter.
-Stephenie- acerco su rostro al mío- ¿Quién eres, cuál es tu historia?- ahora estábamos devuelta en banquito.
-Yo... no lo sé- eso era cierto- perdí la memoria a los 13 y mis padres murieron en un accidente cuando tenía 12, casi 13- respire hondo- mi mejor amigo, Ryan, desapareció un día antes de que me trajeran aquí y yo... y yo lo extraño- lagrimas salían de mis ojos y me puse a pensar porque demonios le contaba mi historia a un completo extraño para mí, se lo decía como si lo conociera de toda la vida.
-La mía es muy distinta, o eso creo- sonrió seductoramente en mi dirección como si quisiera probar si era de esas, y con esas me refiero a una puta, a alguien quien se lanza en dirección a los hombres.
-Mira- tenía que dejarle en claro que yo no tenía intenciones en ser como "esas"- no intentes ponerme a prueba, porque no estoy de humor. No soy de esas y tampoco lo quiero ser, ¿por qué no simplemente me dejas en paz y te vas a ligar a una de las del grupo de las perras?- si, lo dije y si, fui algo hostil.
-Lo siento- paso su mano por su nuca- creo que, de alguna manera, me interesa que no seas como ellas- levante la mirada en su dirección incrédula, ¿desde cuándo le intereso al chico más guapo de un lugar (sea un colegio o un internado donde se llevan personas contra su voluntad)?
Luego de 5 minutos me atreví a hablar, no debía dejar las cosas así y este silencio me estaba pesando más de lo normal, me sentía... incomoda.
-¿Cuál es tu historia?- al terminar mi frase, me miro fijo y enarco una ceja.
-¿Quieres oírla?
-¿Por qué no? No creo que sea tan aburrida- ambos reímos a carcajadas por un par de minutos- Además, es eso o volver a lo que April llama mi habitación.
-No recuerdo cuando me trajeron, fue hace muchos años- respiró profundamente y prosiguió con su narración sin prestarle mucha atención a mi último comentario- vivía en Santiago, al sur de este desierto, como al centro de este país- sonrió tímidamente y se pudo a observar sus zapatillas- vivía con mi padre ya que mi madre murió de cáncer cuando tenía solo 6 años- eso me recordó al pobre Alex, e cual debía estar destrozado por la desaparición de su hermano, en cambio, mis tíos no sabían nada- Tiempo después, unos hombres lo llamaron diciendo que yo podía actuar en un comercial, pero, como no necesitábamos dinero ya que mi padre era medico, él la rechazo con toda naturalidad- me di cuenta de la manera deprimente con la que nombraba a su padre y el "era medico"
-¿Qué le paso a tu padre?
-A los 3 días aparecieron 2 hombres muy extraños en la puerta de mi casa diciendo que no se irían si mi padre no me entregaba- cerro los puños con fuerza y continuo con rabia- mi padre se volvió a negar y entonces ellos le dispararon y me llevaron con ellos... luego de eso solo recuerdo haber despertado con frío en una habitación algo exageradamente blanca- soltó una risita como si le divirtiera la idea.
-Si, algo MUY exagerada... ¿A que edad te trajeron aquí?
-A los 8... pero tu tienes la suerte de que April te allá acogido tan bien, yo estaba solo.
-Lo siento mucho.
-No es tu culpa- me sonrió.
Mire mi reloj y me di cuenta de que se me había pasado el tiempo, literalmente, volando. Esto te pasa por quedarte hablando con un chico tan guapo como Peter.
-Yo... me debo ir- me levante y comencé a dirigirme hacia mi "pequeña entrada secreta"
-¿Nos volveremos a ver?- Espera... haber si entendí ¿El chico más guapo del mundo me estaba preguntando si nos podíamos volver a ver?
-Mmm... ¿Te parece mañana aquí mismo a la misma hora?
-Es una cita- Camino dos pasos y se puso a mi altura.
-Como digas- suspire y entre por el agujero.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

haha!que demonios pasa aqui! Chile atacama ♥ yo vivo en chile HAHA xd y como llegó ahí, porque?, porque Peter le produce lo que Ryan? Donde esta Ryan? que es ese lugar?

XDXD SE parece como a "la isla" la pelicula :S esta Genial! Mañana sigo leyendo

Saludos!

Ginebra dijo...

Quñe raro todo... Pero estoy enganchada :) Me gusta, seguiré leyendo...

annalie beauvoir . dijo...

oohhh, me encanta la historia, ¿y que pasa??????