jueves, 26 de agosto de 2010

Capitulo 10

-Interesante historia, Stephenie- dijo el agente del FBI- Pero me gustaría que me contaras más sobre las cosas que hacían en ese lugar porque, sin ofender, no me interesa tu historia de amor infantil.
Asentí.
En mi otra vida, le habría dicho unas cuantas cosas sobre su manera de hablar y su respeto hacía mí. Habría pensado cosas como “Idiota” o “¿Sabías que si quiero no te cuento nada, señor barriga?” Pero esa vida se había quemado con las pruebas de mi pesadilla. Ahora solo quedaban mis tortuosos recuerdos, recuerdos que ya había jurado enterrar en mi subconsciente una vez finalizada la entrevista.
-Lo siento- dije rozando con la yema de mis dedos la cicatriz que tenía en mi hombro derecho- pero cada detalle es importante, según su jefe- dije mientras lo miraba con ojos desafiantes.
-De acuerdo- refunfuño.
Ya no era la chica hermosa que alguna vez fui, en comparación con ahora. Estaba llena de cicatrices por todo mi cuerpo menos en mi cara. Mis ojos grises ya no tenían ningún brillo, como si el alma que había habitado mi cuerpo tiempo atrás se hubiera ido, el alma que había desaparecido con la desaparición de mi mundo feliz. Mi cabello se había vuelto opaco y ya, sinceramente, me importaba un pepino mi aspecto personal. Seguía manteniendo mi figura y la forma de mi rostro, pero no le tomaba interés a que era lo que usaba por el simple hecho de hallarme en un loquero.
Me habían traído a este lugar hace unas semanas, cuando se dieron cuenta en la universidad que no había caso con mis pesadillas y mi constante miedo al blanco.
Debo admitir que, en más de una ocasión, intente matar a golpes o con lo que estuviera a mi alcance a algún chico rubio. También que muchas veces corrí a abrazar a alguien lo suficientemente alto y de ojos verdes como para parecerse a Peter.
Ahora todo se recibía a estas cuatro paredes color azul que me encerraban. El blanco era el color oficial pero... bueno, ya saben.
-¿Cuándo voy a poder volver? Extraño a Susan- susurré.
-Cuando terminemos y cuando estés lo suficientemente cuerda como para no volverte una homicida- dijo mientras se quitaba los anteojos de lectura.
Mire con recelo la grabadora que estaba sobre la mesa.
-Está bien- suspire- pero tiene que dejarme continuar la historia a mi manera.
-Claro, claro- dijo restándole importancia con un gesto- solo quiero terminar rápido, o está parte porque en unos minutos debo irme.
Suspiré una vez más y volvió al arduo trabajo de narrar la realidad pasada.

Ya no tenía a donde ir, ya no podía confiar en nadie ¿Peter sabría está verdad? Y si era así ¿podría volver a confiar en él después de está gran mentira?
Estaba tan sumergida en mis pensamientos, que no me importo ni lo más mínimo tropezar y caer frente a un par de personas que me miraron con preocupación ¿Me afectaba? ¿Los conocía? Ya no lo sabía ni me importaba. Lo último que me faltaba era que Ryan también supiera todo esto o que el también fuera una mentira.
Sacudí la cabeza con fuerza.
No, el si era real y muy real.
El único que ya no me parecía real era Peter ¿Por qué no me decía la verdad de una vez y ya? No, ¿Por qué no todos me decían la verdad de una vez por todas? Terminar con las mentiras arreglaría la existencia de más de una persona, incluyéndome.
Seguramente con mi caída me había echo una herida porque sentí la pierna más húmeda, viviría con eso, era solo sangre.
Llegue a mi habitación, después de una larga caminata, y no pude evitar sorprenderme al ver a Dan en ella.
-¿Qué… qué haces tú aquí?- dije con voz ronca y cansada.
-Curiosidad- dijo levantándose de la silla en la que había estado sentado esperándome- ¿Te encuentras bien?
Tuve que apartar la vista debido a su repentino acercamiento.
-Si, es solo un rasguño.
Estaba tan cansada que ni siquiera podía sonrojarme.
-Ven- dijo llevándome al baño.
¿Qué significaba todo esto? <<.Que más da- pensé- ni tengo fuerzas para responderme esa pregunta.>>
Cuando llegamos, me ayudo a curar la herida (más grande de lo que pensaba) y volvimos a la habitación.
-¿Para que te llamo la doctora Lena?
-Lena- repetí para mí misma en voz baja.
-Si, ella ¿Para que te quería?
-No quiero hablar de eso ahora- suspire- Necesito estar sola.
-Claro, nos vemos- me sonrió y se acercó para besarme la cabeza, sin siquiera protestar.
Un hormigueo recorrió mi espalda. Supuse que era por lo extraño que había sido eso.
Una vez que escuche como se cerraba la puerta, comencé a llorar sin parar y sin ningún tipo de consuelo ¿Por qué a mí? ¿Por qué me habían vuelto a traer a este lugar? ¿Por qué me contaban todo ahora? Tantas preguntas y ninguna respuesta.
Abrace mis piernas mientras me balanceaba adelante y atrás como una niña de cinco años. Era en estos momentos cuando más necesitaba a alguien a mi lado ¿Pero a quien?
Me moví inquieta en mi sitio y me limpie las lagrimas, ya debía fortalecerme si quería sobrevivir a este lugar.
Me bañe y cambie lo más rápido que pude. Luego tome el celular y lo apague ignorando los mensajes y llamadas perdidas. Mire mi reloj y calcule que todos estarían comiendo algo en ese momento, por lo que aproveche para escabullirme directo al invernadero, donde estaría sola por un rato largo.
Al llegar, luego de repetir el mismo camino que siempre, me senté en el mismo banco de siempre a mirar el mismo paisaje seco e inhóspito de siempre a pensar en las mismas cosas en las que pensaba cuando aún no sabía nada de esto. Me puse a pensar en todo lo que me había sucedido en estos días. En Ryan, en Susa, en… en Peter. ¿Cómo era posible que dudara de él? Era la única persona que había amado, la única que me hacía sentir de esa forma, como si volara entre las nubes o flotara en el mar. Me levante de un salto y me apoye en la baranda. Había por lo menos unos 10 metros al suelo, un salto suicida que no pensaba realizar nunca. Me quite el polvo adherido a mi ropa y me di media vuelta. En el umbral de la puerta, estaba Peter observándome con mucha preocupación, o eso creía yo.
-Peter- dije asombrada.
-¿Dónde estabas?
Me quede callada con la inseguridad de si decirle o no lo de hace unas horas.
Me quede perpleja cuando se acercó para besarme con ansiedad. Eso era lo que había necesitado todo este tiempo, sus labios junto a los míos, su aroma embriagador y sus manos acariciando mi cuerpo. Está vez no quise separarme de él, ni siquiera para respirar o para hacerle preguntas sobre todo lo que me inquietaba tanto.
Atraje su cuerpo al mío para sentirlo más cerca de mí. Me estaba volviendo loca, de eso estaba segura. La culpa la tenía él y todo este maldito lugar.
-Peter- balbuce una vez que el nos separo- Pe… Peter- repetí como en un trance.
-¿Qué pasa?- acaricio mi rostro con dulzura, lo que me ayudo a mantenerme de pie y cuerda a la vez.
-Tengo tantas preguntas- dije mientras acariciaba sus manos con la misma suavidad.
Ambos nos sentamos con las espaldas contra la pared, no quise tocarlo porque enseguida me pondría a decir estupideces o locuras debido a su cercanía. Agradecí que el no lo malinterpretara.
-¿Me permitirías hacerte yo las preguntas está vez?
-Pero yo…- sus labios volvieron a buscar los míos- Está vez tú eres el chantajista- me quejé.
-¿Tengamos un acuerdo? Turnémosnos.
-Como digas- desistí.
-¿Cuándo tuviste tu primer beso? Digo, después de que perdieras la memoria.
Suspiré.
-Aquí- mi voz no fue más que un murmuro que emití mientras me sonrojaba.
-Guau, eso no me lo esperaba- dijo mientras me acariciaba el brazo con el dorso de la mano- ¿Estas segura?
-Dijiste una pregunta.
Peter resopló.
-Lo que voy a preguntar puede ser algo raro pero...- comencé- que mas da ¿soy virgen?- lo mire a los ojos, pero no pude evitar bajar la vista al instante, nerviosa.
Rió estridentemente.
-¿Por qué ríes?
-Esa ya son 2 preguntas- dijo sin poder parar de reír.
-Sabía que no debía haber echo esa pregunta- me intente levantar, pero la mano de Peter me detuvo y termine cayendo en sus piernas.
Sentí sus brazos rodearme y su pecho agitarse debido a las carcajadas. Quise apartarme, bastante enojada, pero me abrazo con fuerza y me beso.
-Lo siento- dijo mientras me apartaba un mechón de rostro- Si, Stephenie, eres virgen… hasta lo que yo se.
-Y te reías porque…
-Me pareció gracioso, solo eso.
Sus labios volvieron a demandar los míos, amaba cuando hacía eso.
-Me toca a mí- debió haber visto mi rostro desilusionado por la separación, por lo que me dio otro beso- ¿Piensas en mí todo el tiempo?
-¿Y esa pregunta?- me sorprendí.
-Quiero saber- volvió a poner su cara de perro mojado.
-Si, Peter. No dejo de pensar en ti un solo segundo.
-¿Por qué me amas?
-Si,- le bese la frente sonriendo- porque te amo- me levante y me senté a su lado- ¿Dónde quedo el trato?
-¿Qué trato?
En ese preciso momento, me di cuenta de que era verdad lo que acababa de decir. Ahora me sentía muy culpable por haber dudado de él.
Me desperece.
-¿Es una broma?
Los juegos no cesaron hasta bien tarde, siendo interrumpidos por uno o más besos de parte de él. Me sentía tan querida, tan amada, tan tranquila.
Caminamos juntos al comedor. Cuando llegamos a la puerta, del otro lado se escuchaban quejas y gritos.
-Espérame aquí- susurró y entro dejándome a tras.
Me sentí asustada y nerviosa a la vez, como si supiera que es lo que iba a pasar ¿Era tan poco obvio? Pues si.
Me sujete el pelo con una banda elástica que llevaba en el bolsillo delantero y pensé en mis posibilidades, tenía tres:
*Escapar a mi habitación.
*Esperar a Peter.
*Entrar a ver que sucedía.
Finalmente opte por entrar. Tome el pomo de la puerta y la abrí lo suficiente como para ver a unos hombres armados, vestidos como lo de las fuerzas especiales, sosteniendo a todos los internos por lo brazos. Richard tironeaba en dirección a una chica muy extraña que lloraba desconsolada (¿Quién seria?), April miraba el suelo sin protestar, Ryan miraba a todos lados y luego a Peter… Me obligué a mi misma apartar la mirada. Había visto como golpeaban a Peter mientras el negaba con la cabeza una y otra vez. ¿Estarían preguntándole donde estaba? Lo más seguro era que sí y el lo estaba negando. Supuse que se estaría burlando de ellos también.
Ahora me quedaban solo dos opciones:
*Entrar y mostrarles que estaba ahí para decirles que no golpearan a Peter.
*Escapar.
Fue cuando recordé la llave de los archivos de la biblioteca que me había dado la doctora Lena. Si entraba, me registrarían y la encontrarían.
<<.Escapar.>>
-Volveré por ustedes- susurre mientras acariciaba el marco de la puerta.
Tome los atajos que me conocía, solo para llegar lo antes posible a la biblioteca. Sabía que me empezarían a buscar en unos minutos por todas partes.
Al llegar, me fui directo a los grandes cajones al fondo de la gran habitación. Tomé la llave de cobre e intente en cada uno hasta que escuche el familiar clic. Lo abrí y sacudí el polvo. Busque en todas las carpetas hasta encontrar lo que buscaba “Wolper, Mary”
Suspire.
¿Realmente quería hacer esto? Claro que sí.
Tome el archivo y lo deje en la mesa. Fui pasando por cada encabezado de los papeles y fui guardando los más importantes como sus investigaciones o datos personales. Salté las noticias que iban adjuntas o archivos donde daban le daban crédito por sus hazañas, los cuales eran muchos. Me di media vuelta para buscar el de mi padre, pero era demasiado tarde… ya sentía los pasos dirigiéndose hacia aquí. Con una velocidad increíble, guarde la carpeta y cerré el compartimiento con llave para luego tirarla a un masetero.
-Sabias que estarías aquí, Stephenie.

1 comentario:

Ginebra dijo...

Pero, ¿qué pasa? No entiendo nada... ¿Dónde se supone que está?