domingo, 7 de noviembre de 2010

Rechazo


No supo como pero, en un abrir y cerrar de ojos, estaba a su lado deteniendo la puerta para que ella no se fuera.
-¿Adonde vas?
Ella se limitó a observarlo y entró, sin mostrar expresión alguna.
-Tienes razón al estar molesta, pero antes tienes que saber que no lo hice con la intención de asustarte, es mas seguro si no estamos ahí.
-Ustedes no dan explicaciones- habló con la serenidad que representaba a los ángeles en general- no necesitas dármelas.
Sintió que algo imaginario se rompía en su interior al ver que Darren también tomaba su papel muy a pecho en ese momento.
-Entonces sigamos con lo del gato y el ratón, princesa, y hagamos como que todo esto no pasó- dijo con el ceño fruncido y una sonrisa maliciosa pintada en su rostro perfecto.
<<¿Qué nunca había pasado?- pensó asustada- Pero si que pasó, y no me arrepiento>>
-Nos veremos- dijo al fin y volvió a salir.
Ángela calló de rodillas y otra vez sollozo sin lágrimas. Le había rechazado por el hecho de que él lo había hecho primero. Se sintió horrible, capaz de volver al cielo a sufrir en silencio con una mascara de falsa esperanza y felicidad, pero no, no volvería a ese lugar a menos que cumpliera con su misión.
Su misión.
¿Cómo iba a cumplirla si no se atrevía a hacerle daño a él y no permitiría que otros lo hicieran? Era imposible que ella llegara a ser su verdugo después de lo vivido en la habitación contigua.
Se sintió torpe y sola, muy sola.
¿Qué pasaba si la obligaban a volver por ser inútil ante su misión? ¿Volvería a verlo? ¿Volvería a la isla? Ante estas preguntas se asustó mucho, no quería separarse de Darren por razones que ella no comprendía.
¿Se estaría enamorando?

Corría descalzo por los senderos de un bosque apenas iluminado por la luz del amanecer.
La había dejado sola y, al parecer, confundida, con miedo ¿Cómo había sido tan… demonio? Quiso quitarse las alas negras como la noche de un tirón y volver corriendo a los brazos de Ángela. Abrazarla e inspirar su aroma hasta que pasaran los años, las décadas, los siglos, los milenios.
Pero había sido tan torpe. Todo un demonio predecible.
¿Y si su instinto le advertía algo? Ella no era un ángel normal después de todo. Quería volver a ser humana pero a la vez no quería perder sus alas, tal vez eso la hacía especial y lo especial siempre le había gustado.
Se detuvo y se sentó en una piedra cerca de la casa de Matt.
Quizás él fuera mejor para cuidarla, para quedarse a su lado aunque ella lo echara, aunque lo tratara mal. ¿Los ángeles hacían eso? No. Ahora el hecho de que ella tuviera cualidades humanas le daba otra razón para que fuera especial y para que él se sintiera más atraído.
Vio como Matt aparecía con ropa de gimnasia y salía a trotar a las 7 de la mañana, seguramente tendría que trabajar en una o dos horas más. Estaba más que claro que Darren no trabajaba hace un tiempo ya que robaba si necesitaba y necesitaba poco porque estaba muerto.
Se movió sigiloso como un puma hasta llegar a la casa y entro por la puerta principal usando la llave que estaba escondida bajo el tapete.

Llevaba trotando unos minutos cuando se dio cuenta de que se había olvidado de su botella de agua. No era algo tan importante pero no quería pasar sed. Se dio media vuelta y camino calmadamente el camino que lo llevaría a su casa.
Cuando llegó, descubrió la puerta abierta y ruidos procedentes de la sala. Fue en puntitas y se asomó con cuidado para encontrar a Darren mirando una foto en la pared.
-¿Qué diablos haces aquí?- preguntó molesto.
-Vine a hablar contigo- dijo Darren sin apartar sus ojos de la foto- Como no estabas entre usando la llave que guardas debajo del tapete.
-¿Desde cuándo eres tan honesto?
Él lo miró con su típica sonrisa burlona y se acercó a él.
-Desde que tengo que hablar de algo serio- dijo por fin.
-Te escucho.
-Es sobre Ángela.
Matt se quedó mudo ¿Sobre Ángela? Estaba de más decir que él no sospechaba lo de la noche anterior ni nada sobre el tema que iban a hablar.
Darren se sentó en un sofá cercano.
-¿De qué tema en especial?
-¿Te digo algo? No sé cómo empezar- suspiró y se sentó-Los vi la otra vez en la playa, se nota que ella te gusta.
-Me atrae si… Que va, no debería estar hablando sobre esto con el casa novas del pueblo- dijo molesto.
-Esto va más allá de si las tengo a todas detrás de mí o no, esto trata sobre la chica que nos interesa así que escucha- le regaño- Conmigo no estaría segura en ningún momento asique, Matt, debes protegerla a toda costa.
-¿A qué te refieres?
-A que, en palabras vulgares,- puso sus pies sobre los brazos del sillón- es toda tuya.
-Te toca escuchar a ti ahora. Primero, no soy el segundo plato de nadie. Segundo, ella no es un objeto y no puedes tomar sus decisiones, lo que me lleva al número tres: ¡sal de mi casa!
-Bien, bien. Pero no me digas que no te lo advertí. No aceptaste mi propuesta, acepta las consecuencias- dijo y salió, dejando a Matt rojo de furia y sin ganas de salir a trotar.

¿Por qué diablos había empezado así la conversación? Tal vez un poco más de tacto y el hubiera aceptado el trato, pero él tenía razon al decir que ella no era un objeto.
Se sintió tan miserable camino al claro.

Pasar sola tanto tiempo no le ayudaba en nada. Sentía los momentos de Darren demasiado recientes, como si acabaran de pasar hace 2 segundos no hace horas, por lo que no podía dejar de pensar en él.
Las ideas para mantener la mente ocupada se le habían agotado hace un rato, por lo que ahora miraba hacia la televisión apagada, sin muchos ánimos después de esa despedida.
Se levantó y abrió las cortinas de la sala para mirar hacia fuera. Los niños comenzaban a aparecer para ir a jugar a los charcos de agua junto a sus padres o sus niñeras.
Suspiró deprimida ya que supuso que vendría otra formante.

Darren miró hacia arriba y se dio cuenta de que volvería a llover muy pronto.
Se sentó sin tomar en cuenta la humedad del pasto y se puso a silbar inconcientemente. Necesitaba volver a ser el mismo de antes, cuando aún no había conocida a Ángela, cuando todo el mundo le parecía un grano de arena más, es decir, algo muy insignificante.
Aún estaba en su memoria cuando había llegado.
Un extraño, un desconocido… un demonio.
Recordó como había sido su primer encuentro con los humanos de la isla, todos lo miraban con admiración, con celos o simplemente con deseo. Recordaba haberse reído en más de una ocasión cuando veía en los espejos laterales de los autos como las chicas se volteaban a mirarlo.
Entonces el momento feliz que había logrado construir se desvaneció con la llegada de Eric.
-Debí haberlo visto venir- susurró para sí mismo.
-¡Darren! Tenemos que hablar sobre algo importante.
-Depende de tu concepto de algo importante- dijo molesto mientras se levantaba- ¿De que se trata?
-Lo mejor es que te vallas de este pueblo y vengas conmigo a una ciudad más grande imagina todo lo que podremos encontrar allí- dijo abriendo los brazos y girando.
-¿Y a que se viene tu propuesta tan directa y anormal?
-¿No puedo pasar tiempo de caridad con mi hijo?
-No es una mala idea- dijo pensando en Ángela- pero tendré que pensarlo muy bien, no me agrada la idea de pasar tiempo contigo.
-Como tú digas, solo venía a decirte eso porque ahora tengo que ir a visitar a alguien importante, no quiero hacerla esperar.
Darren frunció el ceño, no esperaba que eso fuera algo bueno así que lo comenzó a seguir lentamente, o hasta que supiera a donde se dirigía.
Giraron por diversos caminos impidiendo que Darren viera a donde se dirigía, pero nunca le perdió el rastro, su energía era muy fuerte como para no detectarla.
De pronto se detuvo, seguramente Eric había llegado a su destino. Avanzo unos pasos más para salir del bosque y se lo encontró escalando el edificio de Ángela como una araña.
Salió completamente del bosque, pero lo detuvieron antes de que llegara.

Ángela estaba asustada, no sabía cuales eran las intenciones de Eric, pero si sabia que eran malas.
Retrocedió hasta sentir la muralla en su espalda. Estuvo a punto de temblar, pero se contuvo con todas sus fuerzas.
-Ángela, Ángela, me encantaría no haber tenido que llegar a esto, pero no haces bien tu trabajo.
-¿Esa es tu excusa?- logro decir- ¿O tienes otras razones más personales?
-Tienes razón, pero me encanta mentir- esbozo una sonrisa burlona- Te diré la verdad, me preocupa que Darren este dejando su naturaleza de lado.
-¿A que te refieres?
-¿Eres tan ciega? ¿No es algo obvio? Tú estas haciendo que cambie, nunca había visto algo así, no desde…
-¿Desde cuando?
Eric sacudió con fuerza la cabeza deteniéndose a un metro de Ángela.
-Dejemos el parloteo, tengo otros asuntos después de esto- susurró acercándose.

-Detente- dijo una voz ronca a su espalda- ¿Qué haces a esta hora?
-Señor- dijo con respecto- aun es temprano.
-Si, pero se avecina una tormenta.
Darren se dio media vuelta y casi se quedo con la boca abierta, a unos metros se encontraba Robert, su eterno enemigo y a la vez mejor amigo.
-¿Qué diablos haces aquí?
-Tenme más respeto jovencito- rió- Eric me envió a impedir que hagas una estupidez, como impedir que te haga un favor.
-¿A que diablos te refieres?
-Creo que he hablado demasiado- dijo mirando los departamentos- ¿Dime que vas a hacer?
-Creo que las opciones son limitadas- dijo entrecerrando los ojos y tomando posición de salto.
Robert lo imitó y salto en seguida.
Ambos se metieron al bosque entre empujones y puñetazos mientras Ángela esquivaba a Eric y saltaba por el balcón. Cayó con un ruido fuerte y corrió hacia el camino donde habían estado Darren y Robert hace cinco segundos.
La tormenta comenzó.
Ángela no se detenía por nada, pero sabía que Eric terminaría alcanzándola ya que corría mucho más rápido.
-No corras, princesita- le susurró al oído provocando su caída.
Ángela intento incorporarse para seguir corriendo, pero Eric la tomó por los hombros y la levanto hasta un árbol.
-No tiene caso, tu muerte va a ser tan lamentada- dijo con un puchero para luego soltar una carcajada- y tan lenta.
Ángela intento patearlo, pero los golpes eran como los de un bebe para él. Los ángeles eran más hábiles, pero los demonios mucho más fuertes.
Un par de kilómetros más allá se producía una danza mortífera en la que si uno de los participantes se equivocaba podía moría. Darren no lograba alcanzar el cuello de su contrincante para lanzarlo al suelo y sabía que Ángela tenía los minutos contados, que llevaba un reloj de arena que no se detenía por nada en el mundo.
Finalmente logro hacer tropezar a Robert.
-Aún no quiero acabar con tu vida, amigo- dijo apoyando su pie en el pecho del derrotado- Tienes suerte que no tenga tiempo.
Se dio media vuelta y corrió lo más rápido que podía, batiendo su propio record recordando la sonrisa del ángel que había hecho que su mundo se pusiera patas para arriba. El cabello le goteaba y la ropa se le pegaba al cuerpo, pero ni lo notaba, sentía que una pequeña energía cada vez se debilitaba más.

1 comentario:

ReginanigeR dijo...

AY!!!!! me encató, me fasino!! Darren es lo mas xD Te pasaste con el capitulo!!
Quiero mas!! mucho mas!
Para cuando el otro? eh? hum!
Por favor, nop te demores mucho, si??
jjejeje
Y mil perdon por la demora, pasa que tengo problemas con la linea de telefono... un bajo! y se corta internet todo el tiempo... me esta volviendo loca!

pero bueno, por fin pude comentar, lo genial del capi!!! wiii!!